Al Granca no le bastan las intenciones en Bilbao (81-71)

 Los claretianos pierden por tercera vez en los cuatro últimos partidos disputados tras otro día negro en el triple: 11 anotados en 35 intentos

David Rodríguez

David Rodríguez

Volvió a mostrar su cara menos fiable el Gran Canaria. Volvió a perder contra un equipo inferior en la clasificación y suma su tercera derrota en los cuatro últimos partidos disputados. No consigue la solidez necesaria para convertirse en un grande de la Liga Endesa y el Surne Bilbao Basket firmó su séptima victoria consecutiva en su casa al vencer a los amarillos por 81-71. Si Lakovic indicó en la previa del encuentro que el marcador que consiguieran en Miribilla iba a ser una declaración de intenciones, con esta nueva derrota habrá que entender que sólo con intentarlo no vale y quizás se le esté pidiendo demasiado a esta plantilla.

Una vez más quedó demostrado que si al Dreamland no le entran los triples es un equipo vulgar. Esta vez el porcentaje final fue de un 31% al anotar 11 de 35 intentos. Dígitos que se alcanzaron gracias a los seis que transformó en el último cuarto, cuando ya estaba prácticamente el choque resuelto y los vizcaínos gozaban de la máxima de 18 puntos con el 73-55 a falta de cuatro minutos y quince segundos para el final (anotaron cuatro triples desde entonces).

En ese intervalo fue cuando Nico Brussino pudo maquillar su partido en Miribilla y firmar los 16 puntos logrados, pues hasta entonces estaba sufriendo en exceso con las zonas que plantó Jaume Ponsarnau con su quinteto, lastrándole hasta un 0 de 6 en triples.

Una zona que dejó a Ethan Happ con tan sólo 4 puntos en el encuentro y en el que Sacha Killeya-Jones le ganó la partida a pesar de que se barajara que no pudiera jugar el encuentro por un esguince en el tobillo. 11 puntos y 4 asistencias para el pívot rival.

Con esta derrota el Gran Canaria se mantiene con 17 triunfos y en la sexta posición de la tabla, a la espera de los resultados del BAXI Manresa-Unicaja y el Valencia-Baskonia que podrían relegarle en la clasificación.

Inicio sin control

Comenzó el choque con una exhibición de tomas y dacas entre los dos conjuntos. Ninguno se hacía con el control del marcador y se sucedieron hasta un total de ocho intercambios de ventajas en el luminoso. Nunca con más de cuatro puntos de ventaja, que fue la máxima por cada lado, y con una retahíla de recursos sobre el parqué.

Mayor logro tuvo el conjunto claretiano al tener que remar contra sus errores a medida que iban pasando los minutos. Comenzó fallando cuatro tiros libres y pudo acabar el cuarto con dos anotados, por parte de un Landesberg que fue el máximo anotador amarillo con siete puntos (se quedó en diez); y se repuso de su falta de acierto exterior con dos triples finales para contestar al 1 de 6 convertidos al arranque.

Tuvieron que salir al rescate dos de los que más dudas estaban ofreciendo en las últimas semanas, Sylven y Bassas, al que Lakovic le mandó un mensaje de ánimo durante la semana tras dos choques erráticos. El catalán firmó dos triples entre el último minuto del cuarto y el comienzo del segundo para contrarrestar los 12 puntos que había dejado Keith Hornsby para el Bilbao sin que Nico Brussino pudiera frenarle. Al final, 21 puntos para el hijo de Bruce, y máximo anotador del encuentro.

El argentino fue el reflejo del equipo insular en la primera parte. Fatal desde la línea de tres, con cuatro lanzamientos fallados, e incapaz de controlar en defensa a sus pares. Algo que detectó Jaume Ponsarnau para ir minando la moral rival.

Así, cuando restaban cuatro minutos para llegar al descanso, y con el Dreamland gozando de seis puntos de ventaja (28-34), el técnico del conjunto vizcaíno apostó por la velocidad y tiró de small ball dejando sólo a Hlinason como hombre grande.

De esta forma, Renfroe encontró las carreteras vacías y comandó un parcial 0-8 con el que llegar al ecuador del encuentro con el 36-34 en el tanteador y haber dejado seco a los claretianos durante exactamente 3 minutos y 54 segundos en el que fallaron nueve lanzamientos a canasta.

Más velocidad

Necesitaba encontrar la puntería en la segunda mitad el Dreamland y mover más rápido la pelota para evitar el cinco contra cinco que tantos quebraderos le estaba dando y obligando a lanzar 18 triples en la primera parte. Las diez pérdidas de los Men in Black no estaban siendo castigadas con puntos fáciles.

Pero no entendió el partido el Gran Canaria y continuó lanzando y lanzando desde fuera. Seis veces fue en el tercer cuarto. Un empeño que no supuso mayor daño porque el Bilbao también estaba fallando lo suyo desde fuera el mismo número de tiros hasta que enchufó tres seguidos en el tramo final del periodo.

Con estas puñaladas el conjunto local puso la máxima hasta el momento con el 62-47 tras la pérdida amarilla en el primer balón del último cuarto. Otro de los factores que estaba mermando a los de Lakovic.

Ponsarnau supo que poniendo zonas ante la falta de puntería claretiana iba a solventar el encuentro. Congestión interna que dejó a Ethan Happ con 4 puntos y un -17 con él en pista. 

Salvo un pequeño intento de milagro en el que el Gran Canaria conectó tres triples seguidos en apenas 1 minuto y 22 segundos, el partido estuvo controlado por el conjunto bilbaíno en todo momento.

Entre Brussino y Pelo intentaron darle un poco de vida a los suyos con 8 y 6 puntos en el último cuarto, pero el intento de heroicidad se quedó en la nada con un Sacha Killeya-Jones que para nada estaba mermado físicamente como se venía dudando durante la semana y frenó las embestidas insulares hasta el definitivo 81-71.