El arte es un lienzo desnudo, una fotografía sin revelar, que nace de la creatividad. Antonio, Rosa, Clara, Carlos, Benito, Marcos, Gladys o Laura, son algunos de los que mostraron ayer a los presentes en una subasta benéfica, que la creación artística no entiende de discapacidades visuales o intelectuales.

"Lo que quería era poder transmitir mediante las imágenes cómo vemos nosotros, y los sentimientos que podemos mostrar a través de ellas". Marta Monroy es clara en sus palabras. Ella es una de las fotógrafas con discapacidad visual que ayer en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) ofreció una de sus creaciones para que fuera subastada. Pero no fue la única que mostró a los presentes que la creación artística no tiene fronteras, más allá de las que les ponemos nosotros mismos.

La subasta fue el broche final del taller Sin límites para la creatividad, organizado por la Obra Social de la Caixa y el departamento de educación del CAAM. Un medio de aprendizaje artístico donde más de una docena de adultos con discapacidades aprendieron, a través de las artes plásticas y la fotografía, una nueva forma de ver su mundo y a saber plasmarlo. "Queríamos que la gente se parase y reflexionara sobre la idea que intentamos transmitir, sobre nuestras experiencias y la discapacidad", explica Marcos Martín, otro de los fotógrafos que participó en el taller.

"Los artistas usaron de manera natural los elementos necesarios para ahondar en la poética de lo que se quiere comunicar con un trabajo", explica Teresa Correa, que junto con José Torres mostraron los entresijos de la imagen en el taller de fotografía a los integrantes de la ONCE que formaron parte de él. Fernando Álamo, encargado de las clases de artes plásticas que impartieron a los miembros de Adepsi y Simproni, junto con Rocío Arvelo, cuenta que "la libertad es una constante en el mundo del arte, algo innato en ellos".

La cuantía de los fondos recaudados estuvo a la altura de la generosidad, los sentimientos y la reflexión que emanaban de las trabajos. En el acto de ayer se subastaron fotografías, pero también se vendieron cuadros, chapas e incluso libretas. Todas obras de arte que desaparecieron rápidamente de sus lugares de exposición. Aún así, lo importante no fue tanto el dinero recaudado en la subasta, sino que todos esos fondos irán destinados a las asociaciones Adepsi, Simproni y a la Fundación Once, para que continúen con su labor.