El director de ópera argentino Tito Capobianco falleció el pasado sábado en Pittsburg, a los 87 años. Fue director general de las Temporadas de Ópera de Las Palmas en sus ediciones novena y décima (1975 y 1976), recordadas por los aficionados como excepcionales. El bienio Capobianco es permanente referencia de la lírica de la ciudad por haber traído al Teatro Pérez Galdós producciones musicales y escénicas a la altura de las mejores del mundo en aquellos años.

De su mano debutaron en esta ciudad divos internacionales de la categoría de Birgit Nilsson, Joan Sutherland, Huguette Tourangeau, Marisa Galvani, Richard Cassilly, Louis Quilico, Ingvar Wixell, Samuel Ramey y muchos otros, cabeceras de cartel en las primeras casas de opera.

Magníficos escenarios a cargo de famosos especialistas, diseñadores de vestuario, directores orquestales de primer nivel, orquesta y coro traídos de la Universidad de Michigan, daban a las escenografías por él creadas y dirigidas un rango memorable.

Sus producciones del 'Macbeth' y el 'Otello' de Verdi, Don Giovanni de Mozart, las de las reinas inglesas de Donizetti y todas en general permanecen en la operofilia grancanaria como auténticas cumbres de los 51 años de historia escritos por Amigos Canarios de la Opera. El coste de aquellas experiencias abrió un déficit cubierto por Alejandro del Castillo, presidente de ACO, pero hizo imposible su continuidad.

Capobianco debutó en La Plata y el Colón de Buenos Aires antes de radicarse en Estados Unidos desde su debut en el Metroplitan de Nueva York en 1964. Fue director general de la Opera de Cincinatti hasta 1975, de la de San Diego de 1976 a 1983 y de la de Pittsburg de 1983 a 2000. Con frecuencia dirigó producciones concretas en Madrid y otras capitales europeas, pero su huella española es la de Las Palmas de Gran Canaria, donde se le recuerda con admiración y cariño, a él y a su esposa, Elena, que le acompañó en la ciudad los dos años dedicados al Teatro Pérez Galdós.