'Momo', un tesoro llamado tiempo

El Guiniguada acoge este fin de semana una versión teatral de la novela de Michael Ende que, hace ya cincuenta años, avisó del peligro de la esclavitud al trabajo o la tecnología

Un momento de la representación con María Quintana (Momo) y José Antonio González (Beppo)

Un momento de la representación con María Quintana (Momo) y José Antonio González (Beppo) / Juan Antonio Rico

No existe mejor obra que ‘Momo’ para reflexionar sobre el momento acelerado en el que vivimos, como terapia filosófica hacia la esclavitud tecnológica que sufre medio planeta en el que hay tiempo para todo menos para lo importante. El teatro Guiniguada acoge una versión teatral de la obra de Michael Ende que la compañía grancanaria Rocío Pozo escenifica este fin de semana y que, seguro, será toda una sorpresa. 

«No tengo tiempo para ir al teatro, no tengo tiempo para ver a mis hijos, no tengo tiempo para quedar con mi amigos, no tengo tiempo...» Esta es la frase que más veces repiten los seres humanos a lo largo del día. Una frase que demuestra la poca importancia que ese animal racional llamado Hombre le da a lo único que realmente tiene valor en la vida. Y una manera de reflexionar sobre ese tesoro incalculable y del cual no somos conscientes de su valor es acudiendo a la inmortal novela de Michael Ende Momo que la compañía grancanaria Rocío Pozo lleva este viernes y sábado, a las 19.00 horas, al escenario del teatro Guiniguada, dentro de la programación del 27ª Festival de Teatro, Música y Danza, Temudas. Su cuarto montaje infantil tras Mary Pompas, Mute, y Soy volcán, salitre y lava.

«Momo es una idea que tenía en la cabeza y que comparo con El principito, que tiene mucho mensaje y trata un tema tan contemporáneo como el tiempo», señala su productor Adelardo Dorado desde el principio. «Un montaje que llega a niños y padres. No queríamos el típico rollo infantil. Hay un piano en directo y cuenta con varias intervenciones musicales que tienen mucho sentido». Precisamente, una parte de la música la ha hecho un chico de doce años llamado Marcos Díaz, pero también hay baile, marionetas, juegos de sombra, efectos de sonido, reciclaje u hologramas en el montaje. La obra está protagonizada por María Quintana (Momo) y José Antonio González (el barrendero Beppo) y cuenta con la presencia del pianista Oliver Curbelo. Su directora, Emma Álvarez, subraya que «la idea ha partido de Ade y yo le he acompañado en el proceso de ensayo». En su opinión, «hemos conseguido mantener el espíritu de la obra: ese conflicto entre el mundo de Momo y sus amigos, en el anfiteatro, y esos antagonista que son las personas grises, ya que Michael Ende nos acompañara en detalles de escena». Hay rap, nana y voces en off de actores como Ifraín Martín o Abubukaka.

El móvil

«La obra habla de dejar el móvil y darnos cuenta de quién tenemos al lado: nuestro hijo, nuestra madre o nuestro amigo, y dedicarle tiempo a esas personas», afirma Dorado. «La gran virtud de Momo es que sabe escuchar, a pesar de su edad incierta y de que tampoco se sabe claramente cuál es su género. Pero cuya esencia es ayudar. Es una obra escrita hace cincuenta años y trata un tema con el que estamos conviviendo», asegura. 

Momo lucha con su diversión contra es fuerza oscura, «y detrás está qué personaje tú decides que eres, cómo tú mismo te puedes permitir irte a un lado o al otro, tú mismo puedes elegir decir en un almuerzo familiar ‘pues dejo el móvil y estoy atento a lo que está pasando’ y es esa lucha interna la que uno debe de tener. Es que volvamos a jugar con la cosas, a que no te lo den todo hecho».

Dorado lo resumen todo de forma muy sencilla. «La esencia de la obra es una crítica a la vorágine en la que vivimos actualmente en la cual estamos siempre cambiando tiempo por dinero». Los personajes grises tiene un banco para gestionar el tiempo ajeno. Visitan al peluquero del barrio que es superfeliz con su vida y sus clientes, y le comen la cabeza diciéndole que el tiempo es necesario y hay que acumularlo. «Y que a los clientes en vez de diez minutos tiene que atenderlos en cinco, a su madre meterla en una residencia, dejar de ver a su novia, o deja de ir al cine, para tener más tiempo para ti, pero, al final ¿para qué?» La obra reflexiona sobre que nos están comiendo el coco para acumular el tiempo para nada, cuando el tiempo lo necesitas para ti. Y esa es la sociedad en la que vivimos, acumulamos para nada porque al final no tenemos tiempo para leer un libro o para ir a la playa. Y qué necesidad tenemos de meternos en esa rueda que nos lleva realmente al origen de todo» porque incluso nos cuenta parar de esa vorágine cuando llega el fin de semana ya que en el fondo es una crítica al capitalismo. Emma Álvarez añade que lo principal es Momo y su universo, «que es a lo que hay que darle valor, porque lo que nos intoxica lo tenemos claro, pero qué necesitamos para combatirlo: volver a jugar, a vernos, meditar, pintar. Es una niña que es recibida muy bien por el barrio porque ayuda a que los demás superen sus problemas hasta que llegan estos acumuladores de tiempo que lo van envenenando todo. Pero esta niña, cuya vida significa fluir tranquilamente, tiene la solución, que es lo más difícil de todo».