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Pensamiento crítico

Pensamiento crítico

Pensamiento crítico

Juan Ezequiel Morales

Juan Ezequiel Morales

No nos vamos a referir al pensamiento crítico como un constructo filosófico, que se puede enfocar desde varios aspectos. Nos referiremos al puro pensamiento crítico básico, el que va ligado al sentido común, y nos distingue del comportamiento de las ovejas. A principios de 2008 se publicó en español La tiranía de la penitencia, en Ariel, cuyos autores eran Oswaldo Aretaga y el filósofo francés Pascal Bruckner. Eran de las pocas voces, aunque cada vez más, que se atrevían a criticar esa manía religiosa que sobrelleva el mal endémico de la culpabilidad, y que es casi patrimonio exclusivo de la izquierda fracasada, la izquierda que ha perdido su relato moral, y cuyas cabezas están tan vacías que en ellas no encontramos sino la repetición de muchos slogans de los intelectuales del siglo XX, que ni siquiera entienden críticamente, sino que los adoptan de forma cerril. Bruckner subtituló el ensayo sobre la penitencia: Ensayo sobre el masoquismo occidental.

Pascal Bruckner, columnista habitual de Le Nouvel Observateur, que tuvo colaboraciones con Alan Finkielkraut, se fue encauzando por la senda de un «ya está bien» frente a un izquierdismo que se había ya convertido en pose, en teoría mal estudiada defendida por clones pensantes que sólo citan y recitan: «El mundo entero nos odia y nos lo merecemos. Esta es la convicción de la mayoría de los europeos. De hecho, a partir de 1945, nuestro continente sufre los tormentos del arrepentimiento», dice Pascal Bruckner, y sigue: «¿Debemos seguir entonando como una letanía el mea culpa por los errores del pasado? ¿Debemos regodearnos en la pervivencia de la memoria de los desmanes del imperialismo, la colonización, el esclavismo, las guerras, el fascismo, el comunismo? ¿A qué nos conduce esa tiranía de la penitencia? ¿Hubo sólo errores o también aciertos en ese pasado aparentemente infame? ¿Somos los únicos que hemos cometido los pecados por los que seguimos culpabilizándonos?».

Pascual Bruckner analizaba las reacciones de Occidente ante el terrorismo: «La primera reacción es proclamarse culpables: algo tenemos que haber hecho. Luego ya vienen las explicaciones. Que si la miseria de aquellos países, que si los conflictos que se generaron allí, que si la humillación, que si el petróleo ¿Y si la pelota estuviera de su lado y fueran ellos los que no soportan nuestro modo de vida?». Y esto, de hace 15 años, ha empeorado enormemente, al punto en que Europa y Occidente parece Bizancio, discutiendo el sexo de los ángeles y con los enemigos a las puertas de casa.

Pues veamos cómo está lo único que nos podría sacar de esa apatía idiota que entrega las armas al enemigo, el pensamiento crítico. En octubre de 2022 se publicó una encuesta, llevada a cabo por el Instituto IO Investigación (patrocinado por Cervezas 1906), sobre el pensamiento crítico en España. La ficha técnica: realizada entre el 21 y 22 de julio de 2022, con 2023 encuestados, entre 18 y 65 años y en todas las comunidades autónomas españolas, por el método de panel en internet, con una direccionalidad a 10.000 individuos, tasa de respuesta de 20%, y error muestral del 2,2%. Las respuestas mostraron que el 94,41% de los españoles consideran que la sociedad está influenciada mucho o bastante por la forma de ser de la mayoría, el 78,50% defienden sus ideas, pero de forma muy moderada, pues si supone mucho conflicto no les compensa. El 94,02% piensa que la sociedad española está mediatizada por los medios de comunicación, el 88,83% piensa que es la española una sociedad que traga con todo, el 85,37% piensa que es una sociedad que se deja llevar por lo que hace la mayoría, y el 81,51% piensa que al que piensa diferente se le castiga o se le margina, el 77,66% opina que la sociedad española tiene más comportamientos de rebaño que otros países, el 77,85% (principalmente de clase social baja) creen que en tiempos de incertidumbre se busca coincidir con la opinión de la mayoría para más seguridad, y el 89,97% creen que el pensamiento colectivo condiciona el desarrollo del pensamiento individual.

En términos de acción, un 15,08% de los encuestados españoles mencionan que hay algo que no han hecho por miedo al rechazo, y un 81,02% aseguran hacer cosas con las que no están de acuerdo por no ir en contra de la mayoría. Más de la mitad, un 57,39% cree que compensa defender las ideas que no van con las de la mayoría, y un 42,61% reconoce, por el contrario, que le resulta más cómodo ir en línea con la opinión de la mayoría. La tolerancia impera, pues el 86,90% serían capaces de reconocer una buena idea o propuesta de un partido político al que nunca votarían y que es contario a sus ideales, sobre todo entre los mayores de 24 años de edad, pero el 13,10% nunca lo reconocería. El estudio, más amplio, y dirigido por David Martín de la Morena, director del Instituto IO Investigación, termina destacando que el 80% de los españoles «prefiere seguir a la mayoría, aunque no esté de acuerdo, por miedo a ser marginado o llamar la atención». El filósofo José Carlos Ruiz, profesor de la Universidad de Córdoba, que ha colaborado en el análisis de los resultados del estudio comenta que «el entorno puede influenciar mucho, si no tienes criterio dentro de ese entorno. De esta manera si tu círculo tiene mucho poder de influencia sobre ti al final el entorno será quien sitúa los intereses y no tú, y lo hará fuera de tus circunstancias personales».

No vamos, tampoco, a dar por sentado que los españoles son así de ovejunos y el resto del mundo no es rebaño. Probablemente es la naturaleza humana, pero precisamente por ello, por la naturaleza humana, el plato de que los gobernantes, a medida en que aumenta la población, controlarán con más facilidad a los súbditos ovejunos, está servido.