Entrevista | Cristina Rivero Arencibia Bailarina

Cristina Rivero Arencibia: «En ‘Si duele no es amor’ hay que estar muy fuerte para rendir al 100%»

La bailarina grancanaria Cristina Rivero actúa hoy sabado, a las 20.30 horas, en el Centro Cultural de Maspalomas, con la compañía de danza Rocío Pozo en la obra ‘Si duele no es amor’, que aborda de forma directa la violencia de género. Rivero, que se ha establecido en la capital grancanaria tras diez años viviendo en Madrid, tiene ambiciosos planes para dar mayor visibilidad a la danza flamenca en Canarias. 

La bailarina grancanaria Cristina Rivero en una imagen reciente.

La bailarina grancanaria Cristina Rivero en una imagen reciente. / JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Por qué ha vuelto a establecerse en Las Palmas tras diez años formándose en Madrid?

Me fui a Madrid para cumplir mi sueño de estudiar y bailar flamenco. Pero siempre he sabido que iba a volver a casa. Lo decidí definitivamente durante el año de la pandemia, en la que se nos cerraron más puertas a los bailarines. Yo estudié Trabajo Social antes de irme a Madrid y me llamaron para trabajar en la Asociación de Cáncer de Mama en Las Palmas. A eso se unía que venía aquí para trabajar con la compañía de Rocío Pozo, que me llamaba cada vez que tenía un espectáculo.

¿Cómo fue la experiencia?

Pasé bastantes baches. Estamos en un sector bastante competitivo y para bailar hay que recibir muchas audiciones y muchas negativas. Me fui con 21 años, pero di con gente muy buena en cuanto a profesores y compañeros. En Madrid hay mucho abanico. La Gran Vía te ofrece una gran actividad y el flamenco tiene muchos tablados y mucha vida. Y por eso me daba mucho miedo volver a Canarias porque yo siempre volvía de la mano de un maestro. Pero tras ver el éxito que he tenido durante este primer año me he movido a meterme en estos proyectos.

¿Cómo fueron sus inicios?

Mi madre me apuntó siendo muy pequeña en la escuela de danza Rocío Pozo y a mí me encantaba todo lo que hacía, y cuando cumplí 14 años quise estudiar esto. Era muy disciplinada, pero Canarias es la única comunidad autónoma que no tiene conservatorio de danza y la única forma de hacerlo era a través de la Asociación de Profesores de Danza española y Flamenco en la que me matriculé. Eran siete años y la terminé junto a mi carrera universitaria. Luego decidí que tenía que marcharme a la península ya que con el flamenco sentía una conexión mayor. En estos diez años en Madrid me licencié en flamenco por la cátedra de Flamencología de Jerez y estudié con muchísimos profesores. Mis grandes maestro fueron Eduardo Serrano El Güito y La Truco con la que estuve trabajando también de docente, además de con varios maestros como Mariano Cruceta y José Merino.

¿En qué proyectos está involucrada ahora en Las Palmas?

Mi prima es la actriz Marta Fernández Alemán, y juntas queremos montar nuestra propia compañía. También hay una parte del flamenco, en el sur de la isla, muy ligada para el turismo que no me llena, y donde se podría trabajar. También veo que hay una parte abandonada que son los jóvenes y que me gustaría potenciar. Tras Si duele no es amor, actuaré con el espectáculo Mujer de Rocío Pozo en marzo y en diciembre otra que se llama Luna en Las Palmas.

¿Qué montajes destacaría de su trayectoria como bailarina?

Recuerdo con especial cariño un trabajo con La Truco en el Tablao Flamenco de Madrid Casa Patas que fue mágico. Electrolé con la compañía de Mariano Cruceta, con el que estrenamos en el Teatro Rialto en Gran Vía y posterior gira por España y Portugal, Estonia, y además tuve la oportunidad de compartir escenario con Antonio Canales y Miguel Tellez, entre otros. También mis trabajos en la Compañía Caminantes Danza de José Merino y Pepa Sanz que me enseñaron muchísimo. Fue en mi última etapa en Madrid, ya tenia otra madurez y trabajaba desde otra perspectiva. Hubo un montaje, Miércoles blanco, que lo hicimos para el Festival Canarios de Dentro y Fuera en Tenerife que fue un reto para mi. Y todos los espectáculos que he realizado con la compañía Rocío Pozo, pertenecer a esta compañía tiene para mi un peso emocional importante, pues ella fue mi primera maestra, la que puso la semilla del amor por la danza en mi, y trabajar con ella es como entre muchas otras cosas entender el ciclo de la vida.

Y además en Canarias.

Sí, y eso para mí ya es un plus. Y destacaría la obra Mujer que saca de mi muchas cosas. Fue especial un homenaje que le hicimos a Lola Flores, titulado De Jerez al Queglez.

Y por último, mi colaboración como bailarina en el espectáculo del Amor Brujo que se celebró el pasado 29 de Octubre en el Teatro Pérez Galdós. Pisar ese escenario ya es un premio, pero es que el equipo con el que trabaje fue un lujo, empezando por mis compañeros Amanda de Paula e Iban Álamo. Para mí fue un regalo bailar con la música de la Orquesta Sinfónica del Atlántico, dirigida por la maestra Isabel Coste, y la dirección escénica de Israel Reyes, en un homenaje a Pepe Dámaso.

¿Cuál ha sido el espectáculo más complejo que ha realizado?

Todos los espectáculos por muy sencillo que parezcan, tiene su trabajo, llevan su tiempo y en la danza se pone tanto de uno, es tan intimo y personal, que por muy pequeña o fácil que parezca la pieza, se pone el alma, y eso siempre es complejo.

Pero si tuviera que hablar de alguno en concreto, creo que la pieza Miércoles Blanco coreografiada por Pepa Sanz de la compañía Caminantes Danza fue un montante duro. Habla sobre la opresión de las mujeres en Irán. Para mí fue un auténtico reto. Primero por el trabajo de investigación y la delicadeza y dureza del tema. Después por el alto nivel técnico ya que se alejaba bastante de lo que estaba acostumbrada hacer y fueron muchas horas de ensayo. A nivel corporal, mental, físico y emocional tuve que dar más de lo que creía, pero salió, se consiguió. Ahora mismo estoy viviendo un proceso creativo con Marta Fernández. Juntas estamos creando un nuevo espectáculo que esperamos ansiosas que vea la luz pronto. Se llama Versos y arena y es el gran reto de mi vida: hacer algo desde cero, algo nuestro. Aquí no nos toca interpretar, nos toca crear, y lo estamos haciendo desde algo muy íntimo, muy emocional, muy de verdad. Ojalá y pronto pueda hablar del espectáculo de manera tangible.

¿Qué características tiene el montaje Si duele no es amor?

Es un espectáculo que ya llevaba camino recorrido. En esta ocasión tengo la suerte de ser yo la intérprete que lo baila. Es una obra que habla de la violencia hacia la mujer. Es dura, pues la temática no es nada fácil, pero es muy bonita a la vez. Es con música en directo, voz de Laura Doreste, guitarra de Yuniel Rascón, y Marta Fernández como actriz.

¿Y qué supone esta obra el glob de su trayectoria artística?

Pues alimento para el alma, como todos los trabajos que hago. Subirme al escenario y defender un trabajo, no sólo el mío, sino el de mis compañeros, la directora, o los técnicos, se convierte en un trabajo en equipo, y es una responsabilidad. Cada trabajo es un reto y un regalo. Tengo muy poco tiempo para preparar esta obra. Y es dura porque cada ensayo supone meterte de lleno en el papel, y en este caso hay que estar muy fuerte para rendir al cien por cien.

También representa el montaje Luna en el mes de diciembre, ¿cómo podría describirlo?

Es también de la compañía Rocío Pozo y se representa el 16 de diciembre en Tejeda. Es una oda al emblemático Lorca, el poeta lunático que mataron una noche sin Luna. Es un trabajo de teatro y danza que mostrará la faceta más vulnerable del autor en sus últimas horas de vida.

De su faceta como docente, ¿cuáles han sido las experiencias más gratificantes?

He sido docente de danza española y flamenco. Una de mis mejores experiencias como docente fue en Cerdeña en Italia, a donde me llevo mi queridísima maestra y amiga Marina Claudio. Fue una experiencia que me hizo crecer muchísimo a todos los niveles. Y en el estudio de danza José Merino, donde aprendí lo más bonito de la docencia. Pero ahora he preferido centrarme en mí como artista. Quiero bailar, subirme al escenario y contarle a la gente lo que mi corazón me cuenta a mi. Quiero crear, y soñar. Seguro que más pronto que tarde estoy enseñando y trasmitiendo a mis alumnos el amor que la danza merece.