Voleibol

Una leyenda entre bastidores

Marcos Milinkovic, uno de los 25 mejores jugadores del siglo XX, imparte magisterio en las categorías de formación del Hidramar Gran Canaria y en su filial de la Superliga Femenina 2

Marcos Milinkovic celebra un punto de sus jugadoras como entrenador del filial del Olímpico.

Marcos Milinkovic celebra un punto de sus jugadoras como entrenador del filial del Olímpico. / Pau López

Santiago Icígar

Santiago Icígar

Cuentan en el club que al recibir un mail de Marcos Milinkovic interesándose por la posibilidad de incorporarse al cuadro técnico del Hidramar Gran Canaria, en un primer momento creyeron que se trataba de algún tipo de broma. Uno de los opuestos más destacados de todos los tiempos y catalogado como uno de los 25 mejores jugadores de voleibol de la historia en el siglo XX, quería formar parte de la familia del Olímpico. De esa forma tan curiosa llegaba la leyenda argentina a una de las mejores canteras de España.

El enroque entre Marcos Dreyer y Fran Carballo al frente del primer equipo dejaba un vacío en el filial amarillo de la Superliga Femenina 2. Esta circunstancia obligó al experimentado entrenador sudamericano a asumir un doble reto: hacerse cargo de las categorías de formación de la entidad y también del segundo equipo, que compite en el grupo C de la categoría de plata.

Milinkovic reconoce estar «encantado» desde su llegada a la Isla. «Estoy muy motivado de poder estar en un club tan importante como el Olímpico, de poder trabajar en la proyección de algunas jugadoras para que puedan actuar en un futuro en el primer equipo», afirma el técnico albiceleste, que en el pasado dirigió desde el banquillo a la selección de Argentina masculina antes de convertirse en primer técnico del Untref Vóley de su país, al que seguirían el Ajman Sports Club de Emiratos Árabes, el San Pedro de España, el Al Arabi de Kuwaitt y finalmente la selección femenina de su país, con la que conquistó el oro este año en los Juegos Panamericanos.

Apodado en sus tiempos como jugador como el Killer, se sonroja cuando le recuerdan su categoría de leyenda en el voleibol mundial: «Estoy muy contento de haber podido tener una carrera tan importante, tan linda, en la que tuve la posibilidad de jugar en las mejores ligas del mundo, en equipos muy importantes tanto de Europa como de todo el planeta. Ahora me encuentro en una nueva función, trabajando estos dos últimos años con las mujeres, que es un reto para mí después de estar muchos años trabajando con los hombres. Me ayuda a conocer grupos diferentes, encontrar nuevas soluciones y es motivante».

Transmitir su pasión

En 2014, Milinkovic comenzaba su carrera en los banquillos, lo que le permite «mostrar y enseñar los fundamentos en los que yo me sentía fuerte como jugador, que eran sobre todo en el ataque, en el saque y en el bloqueo». «En el caso de las niñas del Olímpico, trato de corregirlas en determinadas cosas, algo que de cierta manera resulta muy lindo; cuando uno va viendo el progreso de las jugadoras y del equipo encuentra una satisfacción interna muy grande», añade.

El entrenador argentino considera igual de complicado regir un vestuario masculino que uno femenino: «A los hombres no por decirles algo con un grito vas a conseguir que reaccionen y que jueguen bien, no siempre es así, porque también tienen sus cosas, como las tienen las niñas, yo llevo poco tiempo con las mujeres y estoy aprendiendo muchas cosas de ellas. Quizás el hombre es algo más simple, porque llega al gimnasio y se olvida de todo lo que tiene fuera, mientras que las mujeres muchas veces traen todas esas cosas aquí y hay que trabajar más en la parte psicológica y emocional que en la técnica, para que puedan rendir de otra manera».

«El camino para mejorar es trabajar, machacar, arriesgar, enojarse y seguir trabajando»

En cuanto a las diferencias en el juego entre ambos sexos, Milinkovic considera que «en los últimos años ha existido una evolución muy grande en el voleibol femenino». «Si uno mira el vóley internacional de selecciones, no hay mucha diferencia con el masculino, hay muchas que sacan en salto y atacan como en el de hombres», apunta el argentino.

«Quizás en el masculino todavía hay más potencia y espectacularidad, pero el femenino se está cambiando la velocidad del juego y se está haciendo muy parecido, muy agresivo, porque cada vez hay más potencia física y lo hace más lindo, a lo que se le suma su defensa que es mucho más grande que la del masculino, lo que permite disfrutar de puntos más largos, con ataques fuertes y mucha defensa», apunta el técnico.

«Como jugador tuve la oportunidad de jugar en las mejores ligas del mundo y en equipos muy importantes»

En cuanto al reto sobrevenido de hacerse cargo del banquillo del primer filial del Olímpico ante el ascenso de Fran Carballo al Hidramar Gran Canaria, reconoce que se encontró «con un grupo para trabajar muy lindo, niñas pequeñas en las que es muy importante la parte técnica, pero hay un grupo formado por siete u ocho jugadoras que tranquilamente en el futuro pueden estar jugando en la Liga Iberdrola o más todavía, así que es motivante y requiere mucho trabajo, porque son pequeñas, tienen también el tema de los estudios que es algo muy importante». «Hay que trabajar, machacar, enojarse para mejorar», señala.

Su gen ganador

Milinkovic reconoce que le gusta jugar para «ganar los partidos». «Me enojo muchas veces con las chiquillas cuando tenemos la chance de ganar un set o un partido y nos limitamos a esperar el error del contrario, porque siempre les pido que arriesguemos, si luego fallamos no importa, pero quiero que seamos nosotras las que ganemos el partido y no estar esperando, es algo que nos está costando, pero lo están entendiendo, muchas de las chicas han crecido mucho en las últimas semanas, así que este descanso les va a venir bien para regresar en enero con las baterías bien recargadas», concluye con pasión la leyenda argentina.

El apoyo de un histórico como Ismael Santana

Marcos Milinkovic cuenta a su lado con un histórico del Olímpico, Ismael Santana, su asistente en el filial amarillo y nexo de unión del argentino con el club y las jugadoras. En 2003, como miembro del staff técnico del primer equipo, el grancanario logró el ascenso a la máxima categoría y participó en la conquista de los dos primeros Campeonatos de España juveniles, en 2006 y 2007, algo que lo convierten en una persona especial para las categorías de formación. Su labor resulta vital a la hora de guiar a uno de los equipos más jóvenes de toda la Superliga Femenina 2. «Trabajar con Isma es bárbaro, desde el primer día en el que me vino a buscar al aeropuerto me di cuenta de que era una persona para bien, de confianza, y cuando me dijeron que iba a ser ayudante mío me puse muy contento, porque para mí la confianza y el respeto son lo primero». «Luego, ambos somos dos personas que saben escuchar al otro, con muchos años de voleibol encima y eso hace que el intercambio de experiencias y de cómo vamos a hacer las cosas es importante», declara el argentino. | S. I.

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