El sector turístico canario recibió ayer una de cal y otra de arena del convulso sector de la aviación comercial. La noticia positiva llegó desde Noruega con el anuncio de su Gobierno de que hará lo que esté en su mano para evitar la bancarrota de Norwegian Air Shuttle. Un alivio en medio de la tormenta perfecta que se ha desatado sobre la primera industria del Archipiélago a consecuencia del coronavirus. No en vano, la compañía de bajo coste -la tercera mayor low cost europea- es fundamental para la llegada de viajeros escandinavos a las Islas. Sin embargo, la cara de la moneda tuvo su particular cruz con otro anuncio, en este caso desde Rusia. Aeroflot ha cancelado todos sus vuelos a Alicante, Valencia, Málaga, Palma de Mallorca y también Tenerife, donde cada mes aterriza una media de 6.055 viajeros procedentes de Moscú. Y aunque la cifra resulta pequeña en comparación con las de visitantes procedentes del Reino Unido, Alemania o Francia, el alto poder adquisitivo del turista ruso le da mayor trascendencia.

La primera ministra de Noruega, Erna Solberg, ha adelantado que el Gobierno del país nórdico pondrá en práctica una batería de medidas extraordinarias para ayudar a las empresas más castigadas por el Covid-19, fundamentalmente los hoteles y más aún las aerolíneas, a superar la crisis. El anuncio de Solberg no solo supone un rayo de esperanza para Norwegian, a quienes analistas tan reputados como Petter Nystrom ven sin margen para cumplir sus compromisos financieros en apenas unos meses, sino que de algún modo lo es también para la actividad turística en la Comunidad Autónoma. De hecho, y pese al "repliegue" que la low cost ha tenido que hacer en el Archipiélago forzada por las dificultades que atraviesa desde antes del brote de coronavirus, tal como reconoció este lunes en el Parlamento la propia consejera de Turismo del Gobierno de Canarias, Yaiza Castilla, la compañía aún oferta 700.000 plazas para volar a la región.

Según publicó ayer The New York Times, la intención del Ejecutivo noruego es proporcionar a las empresas del país, y particularmente a las tres aerolíneas más importantes -Norwegian, Wideroe y Scandinavian Airlines System (SAS)-, la liquidez suficiente para poder superar la coyuntura. "Nuestro objetivo es encontrar medidas específicas para garantizar que tengan liquidez para operar", avanzó la primera ministra sin que de momento hayan trascendido más detalles.

Aunque el "repliegue" de Norwegian continuará a corto y probablemente medio plazo -la compañía anunció el martes la cancelación de 3.000 vuelos de aquí al 15 de junio-, la recuperación de su salud financiera es de gran importancia para la economía regional. Sin ir más lejos, y a pesar de haber cerrado los tres últimos ejercicios en números rojos y de haber tenido que recurrir a la ampliación de capital, la aerolínea nórdica tenía programadas 280.000 plazas aéreas para volar al Archipiélago en la próxima temporada de verano, una cifra nada desdeñable.

Chárteres de Tenerife a Moscú

En cuanto a Aeroflot, la compañía aérea de bandera rusa que une Moscú con Tenerife, dejará de operar esta ruta desde mañana y hasta el 30 de abril. No obstante, algunos aviones saldrán hasta el próximo día 20 en vuelos chárter desde el aeropuerto del sur de Tenerife para devolver a los viajeros a Rusia. "Debido al gran número de ciudadanos rusos que se encuentran actualmente en Tenerife, los vuelos continuarán operando en chárter del 13 al 20 de marzo únicamente para devolver a los pasajeros al punto de viaje original", explicó la aerolínea.

Aeroflot trajo el año pasado a Canarias a 72.670 pasajeros, de los cuales 12.958 aterrizaron en los meses de marzo y abril. Si se tiene en cuenta que el turista ruso gasta en su viaje y estancia en el Archipiélago una media de 2.411 euros, según los datos de la empresa pública Promotur Turismo de Canarias, las pérdidas potenciales para el sector superan los 31 millones de euros solo en los dos meses en que Aeroflot dejará de operar en el aeropuerto Reina Sofía y considerando cifras similares a las de 2019.