Canarias escapa de la incertidumbre que reta al despliegue de renovables

Mientras en la Península se preguntan si la demanda es suficiente, el ‘mix’ energético del Archipiélago continúa siendo caro y contaminante

Parque eólico situado en el término municipal de Agüimes.

Parque eólico situado en el término municipal de Agüimes. / S. B.

Julio Gutiérrez

Julio Gutiérrez

El lobby energético salió en tromba en el tramo final del mes pasado a advertir de los problemas que genera el ambicioso plan de despliegue que prevé generar el 81% de la energía eléctrica de España a partir de fuentes renovables en 2030. La integración de los megavatios en la red y la falta de demanda por la lenta entrada del vehículo eléctrico son dos de los obstáculos aludidos por los primeros ejecutivos de las multinacionales del sector. En Canarias, sin embargo, el camino por recorrer es mucho más largo, lo que retrasa el momento en que el actual sprint adquirirá la dimensión de problema a atajar.

«El objetivo sigue siendo el de descarbonizar y eso no tiene marcha atrás», subraya el presidente de la Asociación Canaria de Energías Renovables (ACER), Enrique Rodríguez de Azero. No solo porque el Archipiélago haya adquirido el compromiso –mediante la Ley de Cambio Climático– medioambiental de alcanzar las cero emisiones de CO2 en 2040, diez años antes que el conjunto del país, sino porque «es necesario abaratar el mix energético», incide Rodríguez de Azero.

En las Islas es faltan elementos de almacenamiento que permitan aprovechar más la energía limpia

Cada megavatio hora generado con tecnología convencional –calor obtenido quemando petróleo– es mucho más caro que los gestados en los parques eólicos y plantas fotovoltaicas. Ese sobreprecio lo sufragan todos los españoles a través del presupuesto estatal con sus impuestos El propio presidente de ACER describe en cifras el diferente contexto en el que se mueven el sistema eléctrico peninsular y el canario. «Estamos hablando de que en la Península llegan en momentos puntuales a atender el 70% de la demanda con energías de origen renovable», señala. En el Archipiélago, la media no alcanza los dos dígitos.

Los primeros directivos de Endesa, Iberdrola y Naturgy salieron a finales de julio casi al unísono a advertir sobre una posible relajación en la inversión en eólica y fotovoltaica. La amenaza es real, pero su materialización dependerá de si se combate o no a tiempo. 

La lenta implantación del vehículo eléctrico es otro de los problemas

«No son cantidades realistas si tenemos en cuenta las estadísticas históricas, además de las dificultades técnicas en integrar la nueva capacidad en un periodo de tiempo tan pequeño», decía hace escasas semanas el consejero delegado de Endesa, José Bogas, sobre la actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (Pniec). 

El principal síntoma de fatiga del furor renovable es que su ritmo de crecimiento no se acompaña de un aumento proporcional de la demanda eléctrica al no haberse producido un cambio relevante en el uso de los coches de combustión a coches eléctricos o de descarbonización industrial. «No somos Noruega», admite Enrique Rodríguez de Azero, «va lento, pero camina», contrapone.

Demanda y almacenamientos

«Hay que analizar en detalle de qué manera crecerá la demanda y qué medidas podemos implantar para que encaje con la oferta. Sin demanda no se construirán renovables», advertía el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez-Galán. Si no casan, mucha energía de la que generen las nuevas plantas correría el riesgo de quedarse sin comprador y con ese peligro potencial pocos bancos se atreverán a prestar su dinero para financiar la construcción de parques.

Eso en la Península, en Canarias los problemas son otros. «El caballo de batalla son los almacenamientos», afirma el presidente de ACER. En los meses de mayor incidencia de los alisios, «los cortes empiezan a ser muy importantes», continúa. De noche, con la demanda en mínimos, hay que detener los aerogeneradores, porque no hay manera de reservar esa energía para cuando la recuperación de la actividad la requiera.

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