Entrevista | Kasha Jacqueline Nabagesera Activista LGTBI ugandesa y fundadora de la ONG ‘Freedom and Roam’

Kasha Jacqueline Nabagesera: «El colectivo no fue perseguido en África hasta la llegada de los colonos británicos»

Kasha Jacqueline Nabagesera nació en 1980 en Uganda. Fundó un grupo de defensa de los derechos de las personas LGTB, que es además el único grupo lésbico del país. Ha recibido varios premios que reconocen su labor y su lucha por los derechos humanos.

La activista LGTBIQ+ ugandesa, Kasha Jacqueline Nabagesera. | | LP / DLP

La activista LGTBIQ+ ugandesa, Kasha Jacqueline Nabagesera. | | LP / DLP / Carlos S. Beltrán

El pasado 3 de marzo Uganda aprobó la polémica propuesta de ley contra el colectivo LGTBIQ+ tras las peticiones del presidente del país, Yoweri Museveni, que había devuelto la medida al Parlamento para su revisión. Tras una votación unánime, a los pocos días el presidente sancionó la norma. Esta penaliza los «actos y la promoción» de las actividades consideradas como homosexuales y no la orientación en sí, algo que sí planteó en un primero momento el mandatario. El cambio respondió a la oleada de críticas internacionales. Aun así, el castigo de homosexualidad agravada mantiene la posible pena de muerte. Y se impondrán penas de hasta 20 años de prisión por «promocionar la homosexualidad». La ley persigue a periodistas, artistas, cineastas y empresas a las que considera que responsabiliza de fomentar la homosexualidad.

¿Cuál es la situación actual, a grandes rasgos, de la comunidad LGTBIQ+ en el continente africano?

El panorama cambia en función del país y su legislación. A grandes rasgos en la actualidad hay 36 países africanos que criminalizan la homosexualidad con sentencias de prisión que pueden ir desde los catorce años hasta la pena de muerte en algunos países.

¿Y como está en Uganda, su país de origen?

En Uganda se acaban de revisar las leyes que hay contra el colectivo han sido aprobadas por el Parlamento y por el presidente. Es uno de los países con la legislación más dura contra el colectivo. Se ha endurecido la legislación para incluir la pena de muerte en algunos casos, como las relaciones homosexuales con menores de edad. También se han agravado en lo relacionado con las personas seropositivas o con alguna discapacidad. La nueva legislación incluye a lo que consideran delincuentes en serie y también a las parejas homosexuales que lleven mucho tiempo juntos. Es un ataque completo a todo el colectivo.

¿Esta demonización hacia el colectivo LGTBIQ+ ha sido siempre así?

No. Esta situación hunde sus raíces en el proceso de colonización que sufrió el continente africano. Este rechazo, que ahora se desarrolla a través de las leyes, llegó por los colonialistas que trajeron la cristiandad y el concepto de pecado y culpa en especial a Uganda, aunque también ocurrió lo mismo en otros países del continente. De ahí surgen las primeras leyes que criminalizaban a la comunidad LGTBIQ+ y que las persigue. Antes de que colonizaran la actual Uganda no existían leyes contra el colectivo ni ese rechazo que ahora existe.

¿Cuándo comenzó ese odio y ataque al colectivo?

No fuimos perseguidos hasta que los colonos británicos llegaron en 1886 y lo hicieron ilegal. Por este motivo, los homosexuales continúan siendo perseguidos y humillados. Ahora han llegado nuevos colonos de los Estados Unidos; los evangelistas estadounidenses. Han estado viniendo a Uganda desde comienzos de los 2000 y han introducido toda su homofobia en la política y religión ugandesa. Ahora, casi todos nuestros líderes atacan a la comunidad LGBTIQ+ con impunidad. Con la tecnología actual circula mucha información falsa que se difunde en los medios sociales en las comunidades en Uganda. Si intentamos mandar un mensaje el mismo es considerado pornográfico o promotor de la homosexualidad.

¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrentan?

El mayor desafío es no disponer de plataformas para crear conciencia. Los medios de comunicación están censurados para informar sobre cuestiones LGBTIQ+ sin prejuicios. La información es muy tendenciosa y es una de las mayores incitadoras de odio hacia la comunidad y eso termina teniendo consecuencias. Sin estas plataformas es difícil transmitir nuestro mensaje a la gente con la que vivimos, ofrecer información sobre salud a la gente y hacer saber al gobierno que nosotros también tenemos que ser incluidos en las políticas nacionales. Incluso quienes quieren ofrecernos plataformas a menudo temen ser considerados promotores de la homosexualidad con el riesgo que conlleva con la actual legislación. Así que es realmente un gran desafío.

¿Qué opción le quedan a los miembros del colectivo ante esta persecución en su país? ¿Tienen la opción de emigrar?

No hay muchas opciones la verdad. La mayoría querrían abandonar el país para poder ser libres y no estar perseguidos. Ir a un país donde se pudiesen sentir seguros, que fuese un refugio para ellos, pero no es nada fácil. Otros han arriesgado sus vidas y han optado por cruzar la frontera con Kenia hacia el campamento de Kakuma, que tampoco es más seguro para ellos, pero es lo único que les ha permitido escapar de la persecución de sus propios familiares y amigos en Uganda que han amenazado sus vidas.

¿Cómo se puede combatir este odio creciente y alentado desde las instituciones?

Una de las maneras más efectivas de hacer frente a todo este odio desencadenado hacia el colectivo es denunciando y levantando la voz en contra de las injusticias que se comenten a diario contra el colectivo, muchas de ellas promovidas por el gobierno a través de la legislación. También se puede frenar creando concienciación en la población a través de campañas de sensibilización, en las redes sociales con otros movimientos y responsabilizando a nuestro gobierno en los foros internacionales. No podemos mantenernos callados hay que ser claros y exponer a nivel internacional las graves violaciones de derechos humanos que se comenten

¿Cómo pueden ayudar a la comunidad LGTBIQ+ ugandesa desde Europa?

Se puede desplegando medidas e iniciativas comunitario desde varios frentes. Por un lado con apoyo técnico, por otro con ayuda financiera para poder desarrollar campañas de sensibilización en el país y de denuncia de los actos del gobierno y también desde un punto de moral, sin ser cómplices de lo que está pasando allí.

En los últimos tiempos las leyes contra el colectivo LGTBIQ+ se están extendiendo por el planeta. Países como Hungría, Rusia o algunos estados de EE UU cuenta con ellas, ¿A qué cree que se debe?

Creo que la razón de que estas leyes estén llegando a otros países puede estar en la pobreza y las promesas de los extremistas de desarrollar proyectos para los pobres en estos países si se adhieren a sus creencias religiosas, por muy extremistas que estas puedan ser.

Usted es fundadora y directora ejecutiva de la organización Freedom and Roam Uganda, un grupo de defensa de los derechos LGBT, el único grupo lésbico del país. ¿Cuáles son sus principales preocupaciones en relación al colectivo?

Mis mayores preocupaciones son básicamente dos. La seguridad y la protección de mi comunidad.

Visto el panorama de creciente odio en Uganda hacia el colectivo, y que es algo recurrente en varios países africanos, ¿Cuál es su mayor preocupación?

Mi principal temor siempre ha sido perder a demasiados miembros de mi comunidad en el camino hacia la libertad. Ya he perdido bastantes y espero que no sean más, pero el camino es difícil.

¿Tiene esperanza de que el futuro sea mejor?

Sin duda sí tengo esperanzas de que el futuro sea mejor. Creo que tendremos un futuro esperanzador. Eso es lo que me motiva cada mañana cuando me despierto. Es lo que me da aliento para seguir luchando. Tengo esperanzas de que ese futuro llegará y será mejor de lo que tenemos ahora.

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