El futuro de un pasado que ‘vale’ 11,6 millones

Los cuatro archivos oficiales de fotografía histórica más importantes de Canarias, región de referencia internacional en la protección y gestión de ese tipo de material, atesoran más de 1.665.000 imágenes

El futuro de un pasado que 'vale' 11,6 millones.

El futuro de un pasado que 'vale' 11,6 millones.

Miguel Ayala

Miguel Ayala

Tenerife ‘compra’ Gran Canaria en foto. Con este titular en prensa publicado en 1999 se colocaba la primera piedra de los que, con el paso de los años, se convertirían en los prestigiados archivos de fotografía histórica de Canarias donde actualmente, sólo sumando los documentos que atesoran las cuatro colecciones de gestión pública más importantes del Archipiélago, se conservan más de 1.665.000 imágenes de las Islas realizadas a partir del siglo XIX.

La puesta en venta de la colección del grancanario José Antonio Pérez Cruz en 1999, compuesta por 18.000 fotos, negativos y postales, no terminaba de interesar al Cabildo de Gran Canaria hasta que las autoridades de la institución homóloga en Tenerife hicieron público su deseo de hacerse con ese material. A José Macías, presidente grancanario, le desagradó tanto aquella información que ordenó al por entonces consejero insular de Cultura, Gonzalo Angulo, adquirir los archivos de Pérez Curbelo, por los que se pagaron 25 millones de pesetas –150.000 euros–, un montante al que tras el fallecimiento del coleccionista se sumaron en 2016 casi nueve millones de pesetas más –50.000 euros– por otros 125.000 documentos.

Gabriel Betancor Quintana, técnico de fondos audiovisuales del Cabildo de Gran Canaria en la Fedac, cuenta que «ese fue el germen» de donde aparecerían posteriormente los archivos de fotografía histórica de La Palma y Lanzarote, «los más importantes de las Islas, junto al de Gran Canaria, y los más valorados a nivel internacional».

El especialista diferencia estos tres del fundado después en Tenerife bajo el nombre de Colección del Centro de Fotografía Isla de Tenerife, gestionado actualmente por el TEA (Tenerife Espacio de las Artes), donde se ha apostado por la fotografía artística.

La singularidad de Canarias

El Archipiélago canario y la importancia de su riqueza documental en materia fotográfica radica en la pronta llegada de este nuevo invento a las Islas. En octubre de 1839, apenas tres meses después de la presentación oficial del daguerrotipo en Paris, la fotografía llegaba al puerto de Santa Cruz de Tenerife a bordo de la fragata francesa L’Orientale. Entre la tripulación figuraba el daguerrotipista Louis Compte que, pertrechado con un amplio equipo fotográfico, tras su escala en Canarias introdujo el daguerrotipo en América del sur (Brasil, Uruguay y Chile...).

Nuestro Archipiélago, situado en ese tramo del siglo XIX en el camino de la expansión del imperialismo europeo hacia los mercados africanos, asiáticos y americanos, recibe la fotografía, particularmente en Gran Canaria y Tenerife, donde los miembros más destacados de la aristocracia insular y la colonia británica comienzan a disfrutar del consumo de imágenes que ya se había puesto de moda entre los sectores más acomodados de la sociedad europea.

La gestión en las Islas de la fotografía histórica carece de políticas unitarias pese a su vasto legado y la diseminación de sus materiales por el mundo

Una situación similar se produce en los archipiélagos de Azores, Madeira y Cabo Verde, las regiones europeas de la Macaronesia, que junto a Canarias constituyen el mejor ejemplo de la introducción de la fotografía en España y Portugal. Fruto de ello son las vastas colecciones que actualmente poseen las Islas.

Cuantificar el valor económico de los 1.665.000 archivos fotográficos que instituciones de Gran Canaria, Tenerife, La Palma y Lanzarote acumulan en sus fondos «no es sencillo porque ponerles un precio a esos bienes culturales resulta complicado», dice Betancor Quintana quien, sin embargo, para lograr una estimación real de tasación de dichos bienes históricos echa mano de una regla sencilla. «Actualmente se pagan en el mercado alredededor de cinco euros por una fotografía antigua, y a ese dinero se le añade un 40% más al precio derivados de los gastos de digitalización, documentación y difusión», explica.

Así, los cuatro archivos de fotografía histórica de referencia en Canarias gestionados por instituciones públicas, que en total acumulan más de 1.665.000 documentos, tienen un valor superior a los once millones de euros, con el de la Fedac, en Gran Canaria, a la cabeza, cuyos fondos tendrían un coste superior a los nueve millones de euros; los gestionados por TEA (Tenerife Espacio de las Artes) ascienden a 700.000 euros; los documentos del Archivo General de La Palma ‘valen’ 1.050.000 euros y los más de 115.000 documentos que maneja Memoria de Lanzarote estarían tasados en más de 800.000 euros.

Proyección de futuro

Los ricos archivos de fotografía histórica de Canarias, la mirada en el presente de nuestro pasado, se enfrentan a una nueva época sin que todavía se hayan puesto en marcha una serie de objetivos unitarios por parte de la principal administración regional para poner en valor ese ingente, único y desperdigado legado. El Gobierno canario ha sido incapaz, por desinterés o falta de conocimiento, de activar medidas para potenciar y permitir el acceso a la población de las Islas en un mismo sitio al material que acumulan los diferentes archivos insulares.

Ese parece ser uno de los grandes problemas que afectan a las instituciones públicas, tanto locales como insulares y regionales, pues la carencia de una política centralizada de información sobre sus propias actividades –al menos en lo que se refiere a la fotografía–, hace que en muchas ocasiones se trabaje de una manera descoordinada y que áreas distintas realicen acciones parecidas.

Es importante localizar y adquirir las colecciones fotográficas que de Canarias se comercializan en Reino Unido, Alemania, Cuba o Venezuela

Es importante poner en marcha esa política unitaria, que no significa restar valor o capacidad de ‘mando’ a la gestión de los archivos por parte de las instituciones insulares o locales, porque sólo así se podrá difundir y hasta presumir del material que aglutinan.

Asimismo, investigar y tratar de adquirir las colecciones fotográficas que de Canarias se comercializan por el mundo, especialmente en Reino Unido o Alemania, pero también localizar aquellas que presublimemente existen en países como Venezuela o Cuba, es una asignatura pendiente a la que en algunos casos se le suma la excesiva, casi enfermiza, protección de esas imágenes históricas del Archipiélago por parte de quienes gstionan dichos fondos, que acaban convencidos de ser los únicos propietarios de esos documentos y los tratan con un secretismo excesivo.

Conviene recordar que centralizar la información no es lo mismo que centralizar los materiales, que muchas veces se guardan con ese celo excesivo, como si pertenecieran más a la delegación o al servicio que los genera que a la institución que los acoge y justifica.

Lo que no es de recibo es que el personal de una misma institución pública desconozca lo que se está haciendo en otras áreas de esa institución.

En ese sentido, los Archivos insulares podrían jugar ese papel como centros de información y control de todos estos materiales fotográficos desperdigados en despachos, unidades y delegaciones insulares.

Mientras todo eso se organiza, aunque sea lentamente, las colecciones de fotografia histórica de Canarias continúan creciendo y a través de sus archivos La Palma, Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife siguen acumulando material con el cual las Islas mantienen viva su historia y a través de sus portales difunden el pasado de su Historia.

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