La red de riego de Gran Canaria tendrá el ‘corazón’ en las plantas de Barranco Seco y Arucas-Moya

El documento recoge 134 nuevas medidas y una inversión de 720 millones para mejorar el suministro de agua

La estación depuradora de Barranco Seco y la planta desaladora de Arucas-Moya se convertirán en el corazón del sistema hidráulico que bombeará aguas tratadas a las redes del riego de Gran Canaria para garantizar el mantenimiento de la agricultura en el futuro ante la previsible reducción de las lluvias en la isla por los efectos del cambio climático. 

Esta es una de las principales medidas incluidas en el Plan Hidrológico de Gran Canaria para el periodo 2021-2027, aprobado de forma definitiva el pasado lunes por el Gobierno de Canarias con dos años de retraso sobre la fecha prevista y largos trámites en varias administraciones. 

Las ampliaciones de Barranco Seco y de Arucas-Moya están entre los 134 nuevas propuestas de actuación recogidas el documento elaborado por el Consejo Insular de Aguas de Gran Canaria, un organismo dependiente del Cabildo, que calcula que las inversiones para sacar adelante todas esas medidas superarán los 720 millones de euros.  

Una parte de ese dinero se debe destinar al complejo de Barranco Seco, en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria, en concreto 35,5 millones para la ampliación y mejora de estación depuradora de aguas residuales (EDAR) y 19,1 millones para la planta de tratamiento terciario, además de 5,7 millones para un depósito de riego en El Fondillo y otras partidas de menor cuantía para modernizar las instalaciones. 

Para la segunda fase de la estación desaladora de agua de mar (EDAM) de Arucas-Moya se ha calculado un presupuesto de 20 millones, así como 2,5 millones para nuevas conducciones en los municipio del norte, 1,5 millones para los enlaces con las heredades de aguas, 1,9 millones para la EDAR de Bañaderos y 622.000 para la mejora de la eficiencia energética.   

«En este ciclo de planificación 2021-2027, desde el Consejo Insular de Aguas se mantiene el enfoque continuista sobre la importancia de los recursos no convencionales para la Demarcación Hidrográfica de Gran Canaria, pues es el que nos ha permitido llegar a cubrir más de 85% de la demanda urbana de agua con agua desalada de mar, lo cual supone, primero, una importante garantía, y segundo, poder reducir la presión sobre los recursos convencionales, tan escasos en nuestra isla», declaró ayer Carmelo Santana, director-gerente de esta entidad del Cabildo.

El Plan Hidrológico para el ciclo 2021-2027 mantiene el enfoque que permite cubrir el 85% de la demanda con agua desalada

 No obstante, apuntó Santana, las administraciones públicas deben «seguir desplegando esfuerzos, tanto en el incremento de la capacidad de producción de agua desalada, como, y sobre todo, de agua regenerada, con el objetivo de poner el mayor volumen de agua posible en el mercado para cubrir las necesidades del sector primario». 

«De ahí la firme apuesta en actuaciones como la ampliación de la planta desaladora de Arucas-Moya y la ampliación del Terciario de Barranco Seco, instalaciones gestionadas por el Consejo Insular, y que se pretende se conviertan en el corazón de una red insular de distribución de aguas de riego con capacidad suficiente, en el camino de la soberanía hídrica que se pretende y dentro del modelo de Ecoisla», manifestó.  

Respeto al Plan Hidrológico recién aprobado, explicó que es, «en esencia, el documento el que el Consejo Insular de Aguas, como Organismo de Cuenca de la Demarcación Hidrográfica de Gran Canaria, establece las políticas de gestión en materia hídrica mediante las cuales se pretende la consecución del objetivo fundamental de satisfacer las demandas de agua presentes en ese ámbito, mediante la gestión de los recursos hídricos disponibles, tanto convencionales, como aguas subterráneas y aguas superficiales, como no convencionales, aguas desaladas y regeneradas». 

A grandes rasgos, los cuatro objetivos principales del Plan Hidrológico son preservar el medio ambiente y el buen estado del dominio público hidráulico; satisfacer las demandas de agua teniendo en cuenta el aumento del consumo por el crecimiento de la población agraria e industrial; paliar los efectos de la sequía, que con el cambio climático será cada día más evidentes; y contribuir al equilibrio del desarrollo regional y sectorial. 

Todo ello, insistió Santana, «desde un enfoque múltiple», en el que la racionalización, la protección de la calidad del agua y la sostenibilidad, aparecen también como elementos fundamentales. «Evidentemente, también se ha procedido a un análisis de las masas de agua subterránea de la Demarcación, apartado en el que, para bien o para mal, también existe una cierta continuidad con el ciclo pasado», detalló.  

Según se refleja en la memoria del Plan Hidrológico, y confirmó el director-gerente, todas las masas de agua subterránea se encuentran en buen estado desde el punto de vista cuantitativo, siendo lo más reseñable en este ámbito que se detecta una cierta estabilización de los niveles piezométricos del acuífero insular, «lo cual es un refuerzo a las políticas de promoción de los recursos no convencionales antes citados». 

Aguas costeras

Sin embargo, desde el punto de vista cualitativo, todas las masas de agua costera se encuentran en mal estado, por su alta concentración en nitratos y/o salinidad. «Si bien se trata de un efecto derivado de políticas del siglo pasado, es evidente que se trata de uno de los retos fundamentales para el cuarto ciclo, en el que ya se encuentra trabajando el Organismo», añadió.

Otro de los ejes prioritarios de trabajo, adelantó Santana, será «profundizar en las medidas para hacer frente al cambio climático, que ya estamos sufriendo de forma importante, con la modificación de los regímenes de precipitación en los últimos años». Si bien se tienen registros que acreditan la variación tradicional de las precipitaciones en Gran Canaria, con periodos de más o menos lluvias a lo largo de las décadas con mediciones fiables, «se está empezando a vislumbrar una tendencia a la baja en las precipitaciones anuales, que está suponiendo la aparición de nuevos retos a los que tiene que hacer frente la Demarcación». 

Para ello, comentó Santana, «se han introducido medidas de colaboración público-privada que permitirán llevar a cabo políticas tendentes a aumentar la disponibilidad de recursos hídricos en aquellas zonas en las que hay disponibles recursos no convencionales, sobre todo, medianías y cumbres, con el objetivo de democratizar, aun más, la disponibilidad de agua, con un principio de actuación claro: que todo el mundo que quiera plantar cultivos tenga agua disponible».

Para todo ello, el Plan Hidrológico prevé esas 134 nuevas propuestas de actuación, que sumadas a las pendientes o en ejecución de ciclos anteriores, totalizan 208 medidas, con una inversión estimada superior a los 700 millones de euros. En el mes de marzo, cuando se aprobó el documento en el Pleno del Cabildo, el consejero de Sector Primario, Soberanía y Aguas, Miguel Hidalgo, concretó la cifra en 728 millones. 

Carmelo Santana sostiene que los registros de lluvia ya vislumbran el efecto del cambio climático

Esas actuaciones deben ser financiadas tanto por el Cabildo como por el Gobierno de Canarias, el Estado, los ayuntamientos o las empresas privadas que tienen las concesiones sobre el tratamiento y suministro de aguas.    

Otros datos recogidos en el documento especifican que el 52% del agua que se consume en la demarcación de Gran Canaria proceden de la desalación, por lo que ha descendido hasta el 33% el peso de las aguas subterráneas. El uso principal es el urbano doméstico-turístico, con un porcentaje del 46%, que se atiende en más del 85% con agua desalada. 

En segundo lugar se sitúa el uso agrario, con el 42,4%, que procede en un 65% de aguas subterráneas. El uso de aguas regeneradas en la agricultura ha crecido en os últimos años y ya es posible trasladar las aguas depuradas en Barranco Seco hasta las fincas agrícolas de El Salobre, en la parte alta de Maspalomas. En el año 2022 se utilizaron seis millones de metros cúbicos de agua regenerada para regar cultivos. 

Junto al Plan Hidrológico se aprobó el Plan de Gestión de Riesgos de Inundación, el documento que analiza aquellas zonas de la isla que tendrían problemas en caso de lluvias torrenciales o fuertes subidas del mar. Para este periodo, hasta el año 2027, se han mantenido las seis áreas de riesgo potencial significativo de inundaciones (ARPSI) pluvial-fluvial del ciclo anterior. 

Inundaciones

Se trata de los barrancos de Las Goteras, El Balo, El Polvo, El Veril, Maspalomas y Puerto Rico, que en algunas partes de su cauce pueden sufrir inundaciones que afecten a personas, inmuebles o instalaciones estratégicas. Entre los seis barrancos hay un total de 18 kilómetros lineales con riesgo de inundarse.  

Para determinar la peligrosidad se tuvieron en cuenta la población, las actividades económicas, puntos potenciales de especial importancia (instalaciones fuente de emisiones industriales, EDAR, patrimonio cultural y elementos significativos para protección civil) y el mapa de riesgo en áreas de importancia medioambiental.

A partir de valores ponderados relativos a la peligrosidad y al riesgo de esas seis ARPSI, se establecen cuatro cuadrantes que permiten seleccionar medidas específicas en cada una de esas partes del cauce. 

Las áreas de peligrosidad Significativa-Muy Grave y riesgo Extremo son aquellas que, a pesar de localizarse en zonas cuyas características actuales no son de especial peligrosidad, sí que existe una importante población y/o actividades económicas. En estas áreas, dada normalmente la magnitud de la zona inundable asociada y las pocas probabilidades reales de disminuir la peligrosidad (condicionantes presupuestarios, técnicos, sociales y ambientales), las medidas deben centrarse en la reducción del riesgo a través de los sistemas de alerta, protocolos de comunicaciones, planes de protección civil, concienciación a la población o seguros.

En el segundo cuadrante, el de peligrosidad Extrema y riesgo Extremo, se ubican las ARPSI que poseen valores elevados y serán las prioritarias a la hora de implantar todas las medidas de disminución del riesgo de inundación, en especial las estructurales.

Los barrancos de Maspalomas, Puerto Rico, Las Goteras, El Balo, El Polvo y El Veril se mantienen en riesgo de inundación

El tercero, de peligrosidad y riesgo Significativo-Muy Grave,  incluye aquellas áreas en las que las medidas de prevención, especialmente por ejemplo el urbanismo, deben lograr que no se incremente el riesgo.

Por último, el cuadrante de peligrosidad Extrema y riesgo Significativo-Muy Grave, están las áreas inundables que, a pesar de localizarse en zonas cuyas características actuales no presentan especial riesgo, serán las prioritarias a la hora de implantar todas las medidas de prevención para lograr que, al menos, no se incremente el peligro de inundación.

Además de esos seis barrancos, todos ellos situados en el Este y el Sur de la isla, en el documento se han determinado un total de 36 zonas costeras con riesgos de inundación. En este caso, las ARPSI costeras las ha establecido el Estado a través de los correspondientes ministerios, que tanto en este Plan Hidrológico como en el PIO se negó a ceder al Cabildo la competencia sobre la ordenación del litoral.  

Son las áreas de Playa de Las Canteras, Ciudad del Mar de Las Palmas, San Cristóbal, Complejo de Jinámar, La Garita, Playa de Salinetas, Ojos de Garza, Barrio de Triana, El Burrero, Arinaga, Pozo Izquierdo, Central térmica de Salinetas del Matorral, Playa de Las Castillas, Castillo del Romeral, Aeroclub de Gran Canaria, desde Tarajalillo a Playa del Águila, desde Playa de Las Burras hasta El Veril, Las Palmas de Abajo, Playa Las Meloneras, El Pájaro, Arguineguín, Patalavaca, Playa del Cura, Taurito (Parque Acuático), Playa de Mogán, Playa de La Aldea, Puerto de Las Nieves, Los Dos Roques, Casas del Agujero, San Felipe, El Pagador, San Andrés, El Puertillo de Arucas, Tufia, Balito y Tasarte. 

El Plan de Gestión de Riesgos de Inundación, para las seis áreas pluvial-fluvial y las 38 costeras, incluye un total de 38 medidas hasta el año 2027, por un importe de 7,9 millones de euros.  

«Estamos ante el final de un camino que ha supuesto un enorme esfuerzo, tanto en la elaboración, como de coordinación con el resto de administraciones, como ayuntamientos, otras áreas del Cabildo o el Gobierno de Canarias, por lo que debemos estar contentos por haber llegado hasta aquí», resumió Santana, quien subrayó que, «como se suele decir, la planificación hidrológica es un proceso continuo, pues ya estamos dando inicio al nuevo ciclo de planificación 2027-2033, en el que tendremos que recapitular lecciones aprendidas, corregir los errores que se vayan detectando  -que dada la complejidad y el alcance de los documentos, seguro los habrá- y perfeccionar el procedimiento, tanto en su coordinación con el resto de actores como en la elaboración y tramitación».

Todo ello, concluyó el director-gerente del Consejo Insular de Aguas, «para intentar conseguir que Gran Canaria sea ese territorio que todos queremos, resiliente frente a la adversidad de las sequías e inundaciones, un territorio sostenible, soberano hídricamente, un territorio de Kilómetro Cero».

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