El Cabildo se ha propuesto mínimas los riesgos de la población en las fases más críticas de las nevadas restringiendo al máximo el tránsito en las horas clave, además de extremar las medidas de seguridad para evitar aglomeraciones durante estos episodios.

Así lo exponían ayer en la sede del Cecopin, Centro de Coordinación de Operativa Insular, la consejera de Medio Ambiente del Cabildo, Inés Jiménez, y el jefe de Emergencias de la Corporación, Federico Grillo, en un análisis del operativo que desde el pasado jueves se desplegó en la cumbre grancanaria por este motivo.

Según Jiménez, la propuesta de su consejería es la de ofrecer “una comunicación exhaustiva” a la población de los peligros que encierra el saltarse los dispositivos, tanto para los propios visitantes como para los efectivos que cuidan de la seguridad de todos.

Medio Ambiente se abre a un debate para determinar qué medidas tomar en futuras nevadas

En este aspecto la consejera recordaba que desde el pasado jueves, cuando se emitían las alertas y avisos por mal tiempo, y la posibilidad de recibir precipitaciones en forma de nieve en la parte central de la isla, “se extremaron los cuidados”, para concienciar de los riesgos que representan para unos y otros los fuertes vientos y las precipitaciones intensas.

El fenómeno de la nieve en Canarias, por su relativa rareza y por caer en un espacio muy reducido, siempre ha sido “un gran atractivo para la población”, que en muchas ocasiones no es consciente de que se trasladan a un entorno de alta montaña sin equipamiento adecuado e incluso con niños, lo que obliga a la corporación insular a tomar una serie de decisiones “para que todo se resuelva con normalidad”. No obstante, Inés Jiménez aseguraba que en los últimos años, los ciudadanos “están respondiendo más a las recomendaciones”.

Grillo, por su parte, analizaba ésta última entrega, que comienza el jueves cuando se decreta una aleta temprana tras los avisos de la Agencia Estatal de Meteorología y del Gobierno de Canarias, en los que se establece que la cota de nieve podría bajar hasta los 1.400 metros. “Esto supone”, recalca, “un atractivo importante” para la población, pero “en un espacio muy limitado”, lo que implica “inseguridad, embotellamientos, pérdidas de tracción en los vehículos, con temperaturas muy bajas, acompañadas de granizo”, es decir, “un clima muy malo para muchas horas, lo que genera un problema de inseguridad muy difícil de resolver”, más aún “si lo dejamos al libre albedrío”.

Por este motivo se llegan a cerrar hasta nueve cruces estratégicos que dan acceso a las zonas más altas, y lo hacen “cuando empieza a nevar” y una vez constatado que dentro del perímetro cerrado no se encuentra nadie.

Desde el jueves al domingo se sucedieron hipotermias, caídas y salidas de calzada

Es el momento en el que se produce la nevada cuando, “como ocurre en todas las emergencias, se encuentra la fase crítica, con mucha nieve, con un tiempo muy desapacible en el que procuramos cerrar toda la zona” afectada, “y una vez que pasa esa fase permitimos el acceso rodado para que la gente pueda acceder a los puntos de corte a pie, pero ahí detectamos otro riesgo, desde Los Marteles y Cruz de los Llanos al Pico de Las Nieves, y es que las personas suben con ropa inadecuada. Es típico subir con ropa de algodón, que se moja, y en las bajadas comienzan los casos de hipotermia, en los que tenemos que acompañarlos hasta los vehículos”.

Grillo asevera que tampoco es necesario equiparse con ropa más técnica, pero sí el hacer acopio de abrigos, con prendas térmicas, impermeables o cortavientos, así como de gorros y guantes.

En la que Grillo denomina como “fase de divertimento”, a esas potenciales hipotermias se añaden “los resbalones y las pequeñas caídas” en parte por el particular escenario en el que se precipitan las nevadas, “que en apenas unas horas comienzan a derretirse formando charcos que luego se empiezan a congelar por la tarde, para recibir más nieve y granizo en torno a los cero grados”, de ahí la formación de peligrosas placas de hielo.

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Nieve en Gran Canaria (6/2/2021) La Provincia

Estas heladas han obligado a los servicios de emergencia en la nevada del viernes a reiniciar los cortes de tráfico por la tarde, “ya que aquellos que suben a últimas horas tienen un mayor riesgo de salidas de la vía por hielo, sobre todo en zonas de umbría y a los varios incidentes que hemos tenido estos días por hipotermias o torceduras, se tuvo que atender la salida de la calzada de un vehículo con una pareja y un niño, que tuvieron que ser atendidos por los bomberos, a lo que se añade algún perro perdido o personas cansadas por caminar sin las medidas adecuadas”.

A lo que se suma el bloqueo de coches estacionados en los márgenes que tras el paso del quitanieves quedaban bloqueados, vehículos patinando o el tener que solucionar pequeños atascos, “con decenas de situaciones así, como coches que no volvían a arrancar por quedarse sin baterías, por parte de gente que se queda de noche y que se someten a un entorno de alta montaña en el que luego no pueden salir”, para recalcar que cuando se dan todas estas condiciones meteorológicas se pinta un escenario de “naturaleza en estado salvaje”.

El escenario en su fase más crítica “genera una inseguridad muy difícil de resolver”

Grillo, en resumen, recalca que “las personas tienen derecho a moverse, pero lo que queremos es anular los riesgos. En la fase más tranquila estará garantizado el tráfico, la gente puede subir, pero no lo recomendamos porque no cabe tanto público arriba. Son cuatro o cinco horas para llegar por los atascos, para luego pasar un par de horas allí, y sumar otras cuatro para bajar. Ya no es cómodo, como lo era antiguamente”, de ahí la necesidad, por el largo tiempo que se emplea, en llevar avituallamiento, “porque te puedes atascar”, asegurando que una situación ideal sería aquella en la que se produce la nevada y luego luce el sol con temperaturas más benignas “y con las carreteras limpias”.

Para recalcar la falta de espacio, el jefe de Emergencias contabiliza que en la parte alta no llegarían al millar de coches durante el sábado, pero que son más que suficientes para formar el colapso de la zona. Por todo esto se ofrece a “abrir un debate para este tipo de cosas” y que antes que restringir aún más “prefiero informar a la población, para que sepan lo que deben hacer cuando suban, y estén adecuadamente preparados”.

Por último, Jiménez dio cuenta del amplio operativo destinado a la parte alta de la isla desde el jueves al domingo, jornada en la que se desactivó el dispositivo, y en el que se implicó a la Guardia Civil de Tráfico, policías locales, agentes de Medio Ambiente, equipos Presa, el Consorcio Insular de Emergencia, Protección Civil, Cruz Roja, Obras Públicas del Cabildo, y el grupo Cecopin, “que siguieron un protocolo que ha funcionado estupendamente y lo hace cada vez mejor para que el operativo sea exitoso”.

Las medianías se empapan


A los cientos de litros por metro cuadrados que ya habían recibido las medianías del norte en este invierno se sumaron en los tres días principales de la última borrasca los 90,8 litros por metro cuadrado que se registraron en total en la villa de Teror, a los que seguían, en Gran Canaria, los acumulados de Valleseco, con 73,6 litros por metro cuadrado o los también generosos 71,8 de Cruz de Tejeda. En los próximos días continuarán recibiendo precipitaciones, aunque en mucha menor medida, dado que la Aemet pronostica el predominio de cielos nubosos con posibilidad de lluvias débiles en el norte de las islas de mayor relieve hasta al menos el próximo fin de semana, con unas temperaturas sin cambios o en ligero ascenso. | J. J. J.