Medio Ambiente

Charranes en expansión

Unas 25 parejas recuperan su hábitat y no dudan en enfrentarse hasta con la Armada

Plataforma para los charranes

La Provincia

Para observar la fauna en su estado puro no es necesario viajar a lugares indómitos. En la bahía de La Luz, por ejemplo, ya hay más charranes que en todo el resto de Gran Canaria. 

Los charranes comunes, unas aves que eran muy abundantes en el toda Canarias y que estuvieron a punto de desaparecer en Gran Canaria por la presión humana, progresan paradójicamente en el sitio más inesperado, en plena bahía de La Luz, entre marineros, barcos, grúas y el ruido de fondo de la ciudad. Unas 25 parejas de esta especie han recuperado su hábitat en el puerto de capital gracias a la instalación de plataformas de anidación en el mar. Crían a sus polluelos a algunos metros de tierra firme, pero a salvo de perros, gatos y ratas, sus principales depredadores. El otro enemigo es el hombre, que con sus edificios y carreteras ha ido reduciendo al mínimo sus espacios naturales, que son los llanos junto a los acantilados.

Por alguna razón, algunas parejas de charranes decidieron permanecer en medio del bullicio portuario y para ello no dudaron en enfrentarse a la propia Armada Española. Sí, esta historia feliz de restauración medioambiental se inició en la Base Naval, donde la tropa militar pasaba sus apuros para ir de un muelle a otro ante los ataques aéreos de estos pequeños pájaros, de un tamaño poco mayor que una paloma y con fama de malas pulgas si alguien se acerca a sus nidos en época de cría.

«No dudan en atacar si perciben peligro y lo hacen como una escuadrilla de aviones de guerra, para ellos no hay enemigo grande», advierte Pascual Calabuig, veterinario del Centro de Fauna Silvestre de Tafira, que ha sufrido en sus carnes los picotazos al intentar contar cuántos huevos hay en cada nido para llevar una estadística.

Calabuig explica que esta idea de las plataformas flotantes la copió de una experiencia con bateas en la bahía de Santander, donde también eran frecuentes los enfrentamientos entre charranes y humanos. «Estos animales -comenta-, necesitan intimidad para procrear y son muy agresivos, pero el problema es que al dedicar todo su tiempo y energías a defender su territorio, acaban por no criar y se extingue la especie».

Un charrán común, este pasado viernes en el muelle Juan Sebastián Elcano del Puerto de Las Palmas .  | | JOSÉ  CARLOS GUERRA

Un charrán común, este pasado viernes en el muelle Juan Sebastián Elcano del Puerto de Las Palmas . | | JOSÉ CARLOS GUERRA / Jesús Montesdeoca

En Gran Canaria, hace una década, se contaban con los dedos de una mano el número de parejas, tres en la bahía de La Luz, una cerca del Dedo de Dios de Agaete y otra en el farallón de Sardina del Norte. Aunque se está recuperando, la especie sigue «muy amenazada» en Canarias.

Los expertos creen que han elegido la bahía capitalina porque el mar está en calma y hay mucho cardumen de bogas o longorones. «Necesitan mucha pesca para alimentar a sus pollos, pero la zona portuaria no es precisamente un sitio tranquilo para criar; al principio se instalaban en cualquier sitio, pero eso generaba un conflicto permanente entre los charranes y las personas que estaban trabajando allí», recuerda el veterinario.

Constatado el problema en la Base Naval, en 2011 se propuso a la Armada colocar una de esas plataformas en un extremo de sus muelles, enfrente de la Casa de Marino y visible desde la avenida marítima, donde cualquiera puede pasar un buen rato observando las maniobras de pesca de la mayor colonia en Canarias de estas curiosas aves.

Experiencia

Aquella primera plataforma flotante «fue un éxito total», según Calabuig, lo que animó al presidente de la Autoridad Portuaria, Luis Ibarra, a repetir la experiencia en otras zonas de los muelles comerciales. Durante la construcción del muelle Juan Sebastián Elcano, los obreros tenían que lidiar a diario con una pareja de charranes que se habían instalado allí. Tenían que ir con cascos y paraguas para defenderse. Dos pequeños pájaros frenando unas obras millonarias.

La ingeniera Toñi Bordón realizó un estudio sobre los lugares más adecuados para colocar esas plataformas flotantes, «aunque con el ruego de que no llenáramos todo el puerto de charranes», rememora Calabuig. Con el apoyo altruista de la empresa Samper, que aportó un remolcador y cuatro buzos, una gran grúa permitió instalar en 2014 una de esas tarimas en el muelle Elcano.

«La Autoridad Portuaria está satisfecha porque la existencia de charranes es una señal inequívoca del buen estado de salud del mar en el interior de la bahía, pues a la mínima que haya grasa o contaminación son los primeros que se van; mientras sigan aquí, quiere decir que la calidad de las aguas es perfecta y eso le da prestigio medioambiental a nuestro puerto», resalta Calabuig.

En el islote de El Cabrón, en la bahía de El Confital, se adecuó otra zona de cría y allí se instaló una pareja, pero la borrasca Celia destruyó el nido y se fue a la Base Naval. Por allí queda ahora un ejemplar en busca de pareja. El veterinario sostiene que los charranes acabarán criando de forma natural en esas plataformas.

«En la del muelle Elcano ya hay nueve parejas y caben otras veinte porque les gusta el hacinamiento, son aves gregarias y en la colonia encuentran seguridad; siempre hay una docena a la expectativa para defender su territorio y si alguien pasa relativamente cerca, una gaviota o una persona, salen todas como sin fuera una patrulla de aviones de caza», subraya Calabuig. La primera pasada es de advertencia, en la segunda suelen defecar sobre el intruso, y en la tercera ya usan su afilado pico. Una cámara de vídeo vigila ahora sus movimientos y permite controlar el número el huevos y pollos sin riesgos. En total, en La Luz hay ahora unas 25 parejas, lo que garantiza la supervivencia.

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