Más allá de Telde, emerge otra isla. A las ocho de la mañana ya retiraban los operarios municipales las piedrillas, el lodo y la basura que había acumulado Hermine en los arcenes de la Avenida El Marinero con el ahínco de quien entiende que el primer servicio público es cuidar de la seguridad de la ciudadanía. Las noches pasadas por agua dejaron un rastro brumoso el fin de semana en Gran Canaria cuando el lunes dejó paso a cielos despejados y temperaturas altas en el sur. Tanto, que los turistas, como girasoles, buscaban el sol y llegaban hasta la orilla de la playa de Puerto Rico a remojar los pies y zambullirse de cabeza, porque esto, tal y como lo ven ellos, no es nada en comparación con lo que viven durante todo el año en sus países de origen. 

Sin embargo, la realidad es otra para los comerciantes y habitantes que dependen de la operatividad de sus negocios. La zona mantenía las hamacas con la bandera roja izada mientras las mangueras del camión de bomberos abrían escorrentías a su paso en la arena. La calma parecía otra tras acumular más del centenar de litros por metro cuadrado durante el sábado y el domingo, tan diferentes a las escasas decenas de ayer: 29,3 litros por metro cuadrado en Puerto de Mogán y una media de 26,61 litros de las seis estaciones meteorológicas de San Bartolomé de Tirajana. A pesar de ello, el trabajo no ha hecho más que empezar. Los locales de primera línea en Puerto Rico, sumergidos en el agua canela, no podían ofrecer a los viandantes los desayunos y almuerzos que buscaban, sorprendidos de lo que había provocado el ciclón tropical. 

Los comercios, restaurantes, hoteles y apartamentos de Puerto Rico sufren inundaciones

¿Las pérdidas? Solo en ventas unos 3.000 euros al día, señaló uno de los dueños, quien prefirió permanecer en el anonimato, y habría que añadir los mariscos, pescados, carnes y verduras que se pudrirán en las neveras sin luz. La emergencia estaba en volver a conectar el cableado eléctrico, Emalsa se retrasaba y no podían activar las bombas unipersonales de los diferentes sectores donde estaban el restaurante Gran Canaria, el Golden Beach, El Tiburón y Playa Dorada, entre otros. Por tanto, dependían de los bomberos que estaban auxiliándolos. Los camareros, uniformados y preparados, arrimaban el hombro sin bandejas que llevar. Tendían los cojines de las sillas y se calzaban botas de goma altas para echar con cepillo en mano las penas afuera, porque más temprano que tarde esperan estar listos para abrir el miércoles. 

Desprendimientos en Puerto Rico

Desprendimientos en Puerto Rico La Provincia

Turistas indiferentes a las lluvias torrenciales

Al lado de las gafas de sol que se asomaban por las barandillas, estaba el cabo Jorge González del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria controlando el achicamiento de agua del espacio comercial. Ayer eran él y su compañero los que estaban disponibles en el servicio, al contrario que los siete de la noche anterior. Un equipo escaso para la larga lista de incidencias producidas en los municipios a esas horas, salvo que hubiera un triaje de causa mayor que volatilizara todos los demás.

"El problema del sur es que enseguida se inunda todo. Así que, el viernes 23 lo preparamos todo: maquinaria de achique, motores, todo a punto para salir en cuanto pudiéramos, dando prioridad a las zonas turísticas y a los negocios para que abran lo antes posible". Desde el Servicio de Emergencias comunican que la escasez de viento ayudó bastante a la gestión de los conflictos, con cinco incendios y un salvamento incluidos, además de las 60 incidencias técnicas.    

Las personas evacuadas de San Bartolomé, emplazadas en nuevos complejos

"Hace falta muchísima prevención y, sobre todo, más bomberos", indica el integrante. En otras ocasiones ha tenido que enfrentar los temidos virajes de las planchas, las placas solares y las ramas que se embisten por el aire, "ahora solo ha sido un agua de más que ha caído bastante uniforme". Sin perjuicios humanos, el lamento es apretado. Otra cosa es el clamor del techo del Spar de Puerto Rico. Amaneció como una tabla de ajedrez: el negro correspondía a las cuadrículas caídas durante la noche debido al peso del agua.

Diego Pablo Castilla, gerente de la sucursal, lamenta que las obras de impermeabilización no hayan servido de nada. "No pudimos abrir antes del mediodía, y eso que en la tienda de Patalavaca están aún peor", añade. La máquina fregasuelos pasea entre los pasillos detrás de las pisadas de los guiris que siguen con normalidad los hechos que afectan profundamente a los isleños. El acento argentino lo delata, y acostumbrado a los temporales, solo desea que se vaya ese bochorno que asolaba con 26º los parajes comerciales.  

«Mi mujer se despertó porque alguien tocó la puerta», dice tras la caída de la roca

Esta fue la primera estampa que tuvieron Jennifer Ortega y Roberto Rodríguez del suroeste. Paseando, encontraron asombrados el metro de agua acumulada, los árboles caídos, a pesar de que las carreteras ya estaban secas y las terrazas del interior llenas. "No ha sido para tanto", coinciden los vallisoletanos. Están desde el martes previo y, por sorpresa, han ampliado la estancia hasta el viernes próximo al ser, con cierta sonrisa en sus rostros, uno de los 252 vuelos cancelados de estas jornadas dada la masa nubosa con humedad que afectó a los aeropuertos de Canarias. "Disfrutaremos del antes, el ahora y el después, además, como estamos acostumbrados a este tiempo nos fuimos a hacer planes de interior en la bolera y el cine". Opciones que coinciden con las de Michael Denver, que observa una gran roca caída del cielo. 

Un asteroide sin rumbo 

La sonda DART de la NASA impactará a propósito contra un asteroide como defensa planetaria en la madrugada de hoy, sin prever el gran montículo de la Avenida Roque del Este. Denver camina ágil al reencuentro de su familia tras jugar al golf. Cinco semanas en la isla y presume del mal tiempo en Reino Unido, de donde viene, así que decidió permanecer como garbanzo a remojo en la piscina, con o sin la aprobación de Hermine. Mira los escombros y las bandas de seguridad que alertan a los visitantes: la suerte le ha sonreído. El sábado decidió mover el coche para aproximarlo al apartamento suspendido en el risco de Puerto Rico. Por poco, se libró de los destrozos que hay en la carretera y, sobre todo, del pedrusco caído de la montaña que aplastó el coche gris plata. 

Mogán alcanza los 29,3 litros por metro cuadrado después de superar el medio centenar el domingo

El susto fue para la esposa de Dominik Blaszczyk. "Mi mujer se despertó porque alguien tocó la puerta". El visitante: una colisión. A punto estuvo de rodar el montante geomorfo hasta su cocina cuando su pareja y su perro estaban solos en el hogar. Él trabajaba en el hotel colindante y tuvo que dejarlo todo para auxiliarla. Consuela al animal doméstico, luego de haber descartado las recomendaciones de las autoridades que le invitan a alojarse en otra vivienda durante una semana hasta comprobar la consistencia de la edificación y transportar los rastrojos. El dueño del vehículo aplastado no está, tampoco tiene seguro.

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Un problema menor para los vecinos noruegos que aún no han llegado a la temporada de invierno a pasar sus días en Gran Canaria. "A mí, por ejemplo, no me cubre el seguro los daños en mi coche porque dicen que ya estaba notificado la alerta roja, por lo que no debería de haber estado aparcado en zonas peligrosas", sentenció con resignación. Sabe que es imposible que pongan mallas a las alturas de la montaña, "que caigan las piedras pequeñas también provoca peligros", tanto como su último recuerdo de 2014. "Habrá que esperar a que el Ayuntamiento retire los restos". Solo pide que sea pronto.

Los evacuados de Playa del Inglés, reubicados


Dados los informes registrados por la Policía Local y la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil del municipio, Mogán contó ayer con una precipitación acumulada de 29,3 litros por metro cuadrado. Además, hubo 60 incidencias que provocaron, entre otras cuestiones, la caída de un árbol en el parque de Los Laureles o el desbordamiento del barranco colindante con playa del Cura. Por lo demás, la alcaldesa Onalia Bueno celebró que no hubieran sucesos de mayor gravedad, «lo esperable de una lluvia de estas características».

Por su parte, la alcaldía de San Bartolomé de Tirajana informó que tampoco se habían registrado daños graves durante las jornadas. Las estaciones registraron en El Matorral 29,8 litros, 22,4 en Las Tirajanas, 24,2 en Lomo Pedro Alfonso, 24 litros en Cuevas del Pinar y, en Maspalomas, valores entre los 22,7 y 36,6 litros. No obstante, el pabellón municipal de San Fernando, gestionado por Cruz Roja, acogió a un total de 56 personas: cuatro de ellas sin techo, una teleasistencia evacuada por problemas en su vivienda y, finalmente, 51 turistas del complejo Doña Rosa, en Playa del Inglés. La organización de los bungalows señaló que las personas hospedadas estaban reubicadas ayer en otros hoteles, todas ellas en buen estado de salud, después de que se viera afectado el cuadro de luz que dejó sin electricidad a las viviendas. | C. R.