Cabildo | Siete décadas de un emblema grancanario

Las 70 velas del Jardín Botánico Viera y Clavijo

El recinto comenzó a andar en diciembre de 1952, fiel a la idea del científico sueco Eric Sventenius

Alex Bramwell, hijo de David Bramwell, en un momento de la inauguración del espacio dedicado en el Jardín Botánico Viera y Clavijo al prestigioso científico y segundo director del recinto, ayer.

Alex Bramwell, hijo de David Bramwell, en un momento de la inauguración del espacio dedicado en el Jardín Botánico Viera y Clavijo al prestigioso científico y segundo director del recinto, ayer. / David Defour

Juanjo Jiménez

Juanjo Jiménez

El Jardín Botánico Viera y Clavijo celebró este lunes el 70 aniversario de la puesta en marcha de sus instalaciones, con la presencia del presidente del Cabildo, Antonio Morales, la consejera de Medio Ambiente, Inés Jiménez, y su director, Juli Caujapé, quienes desgranaron la trayectoria -y futuro-, del recinto ideado en 1952 por el eminente botánico Eric Sventenius.

El 10 de octubre de 1910 nacía en el pequeño pueblo de Skirö, hoy de unos 70 habitantes, el botánico sueco Eric Ragnor Svensson Sventenius, el mismo científico que 42 años después, y a 4.048 kilómetros de su lugar de nacimiento, creara el Jardín Botánico Viera y Clavijo.

Llegado a Canarias tras vivir en Cataluña, donde también dejó una imborrable huella, pergeñó la idea en la vecina isla de Tenerife de crear un espacio en el que se representara la inabarcable biodiversidad de las islas, de la que en su estancia en el archipiélago indexó decenas de especies retomando investigaciones olvidadas y emprendiendo otras nuevas desde el Jardín de Aclimatación de la Orotava.

Su proyecto tropezó en Tenerife, y fue el entonces presidente del Cabildo, Matías Vega, el que aceptó el envite, con una visión de futuro que hoy, cuando cumple 70 años de su puesta en marcha, hunde sus raíces en la sociedad canaria y las expande como uno de los grandes centros de investigación de la flora macaronésica.

«Sventenius fue un visionario que se adelantó 30 años a la ciencia de la biología de la conservación»

Antonio Morales

— Presidente del Cabildo

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, la consejera insular de Medio Ambiente, Inés Jiménez, y el director del Viera y Clavijo, Juli Caujapé, celebraron ayer en el recinto una efemérides que también fue homenaje a las personalidades más relevantes que han aupado la idea de Sventenius a la excelencia científica, como lo fue, entre otros, su segundo director, David Bramwell, fallecido el pasado 20 de enero.

Morales, en la plazoleta de Los Nenúfares, presidida por una estatua sedente del fundador del jardín, calificaba a Sventenius ante los familiares y los trabajadores del centro, como «un visionario que se adelantó casi 30 años a la ciencia de la biología de la conservación y que supo entender a la perfección la importancia de la biodiversidad de Gran Canaria”» sin olvidarse de un David Bramwel al que responsabilizó de su creciente importancia en el ámbito científico y de consolidarlo como «una referencia indiscutible en el estudio de la biodiversidad de las islas».

«Canarias es uno de los territorios que más sufre los efectos del cambio climático»

Antonio Morales

Toda esa generación de conocimiento tiene, en estos momentos, más relevancia que nunca, según el titular de la corporación insular, cuando el mundo vive en pleno proceso de cambio climático.

Un tiempo de inflexión «que afecta de manera muy específica a Canarias, uno de los territorios que está sufriendo con mayor intensidad sus efectos», según expresó, y que tiene en las investigaciones del recinto una de las principales herramientas para combatirlo desde el conocimiento.

El hijo de David Bramwell asevera que el recinto de Tafira tiene un futuro «cada vez más relevante»

De ahí su defensa del concepto eco-isla, acuñado por su grupo de gobierno en 2015, «un modelo autocentrado, ecológicamente sostenible y socialmente justo», que se apoya precisamente en los científicos e investigadores de la consejería insular de Medio Ambiente para progresar en sus objetivos y legar a las futuras generaciones, como defendía David Bramwell, «el derecho moral de heredar y vivir entre la maravillosa diversidad del planeta».

Profundo calado

En su turno de palabra, Juli Caujapé se remontó al inicio del proyecto y al papel que jugó el Cabildo de Gran Canaria en asumir el reto del científico sueco, para resaltar «que supo entender el profundo calado del proyecto de Sventenius», así como la colaboración que presta el actual grupo de gobierno insular de forma transversal para ir dotando al recinto de nuevas infraestructuras, así como sistemas encaminados al ahorro energético y de agua, «planificando y desarrollando numerosas obras estratégicas, que el Jardín necesitaba imperiosamente».

“El jardín Viera y Clavijo es uno de los principales aliados al concepto de eco-isla”

Antonio Morales

Esto sin olvidar su papel principal, el de hacer ciencia con el apoyo y el contacto fluido con las más importantes instituciones del país, como el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y las dos universidades canarias, y el Instituto Tecnológico de Canarias entre otras muchas entidades. A ello sumó un largo listado de personas vinculadas al centro, como trabajadores y científicos que durante estos 70 años han posicionado al centro como vector de ciencia.

Tras los discursos en la plaza de Los Nenúfares la comitiva se desplazaba a un rincón en homenaje a David Bramwell, que ostentaba alguna de las especies procedentes de su jardín particular. Su hijo, Alex Bramwell aceptaba el reconocimiento con un discurso en el que subrayaba el futuro «cada vez más relevante» del Viera y Clavijo.

Alex afirma que «el pasado no es un lugar sagrado donde todo era mejor. Es fácil mirar hacia atrás y recordar solo las dunas doradas, pero cada era tiene sus propios desafíos», para aseverar que «mi padre era científico y la ciencia no se preocupa por la nostalgia. Es algo que tiene en común con la jardinería. Cuando una planta muere deja un gran hueco pero también crea el espacio para que los brotes verdes ocupen su lugar».

El acto finalizaba en la laurisilva que asoca a la tumba del científico, entre el murmullo de las fayas y laureles

El acto contó con una intervención de Águedo Marrero, titular del Departamento de Sistemática Vegetal del Jardín Botánico, que versaba sobre la figura de Bramwell para rematar el cumpleaños en la laurisilva que asoca la tumba de Sventenius, un lugar de paz en el que se vivió un intenso minuto de silencio arropado por el agradecido murmullo de las fayas y laureles.