Arqueología

El doble descubrimiento en Gáldar de un enterramiento con siglos de historia

Un niño alertó a la Guardia Civil en los años 80 de restos de esqueletos en la costa, vinculados a un reciente hallazgo

Uno de los esqueletos hallados en Caleta de Arriba, en Gáldar.

Uno de los esqueletos hallados en Caleta de Arriba, en Gáldar. / Tibicena

Javier Bolaños

Javier Bolaños

¿Pudo haber más personas en el enterramiento descubierto recientemente en un acantilado de la costa de Gáldar, cuyo origen puede remontarse a la época aborigen o durante La Conquista? De momento, el «singular» hallazgo realizado por dos jóvenes ha permitido localizar seis cuerpos de varones, si bien un vecino de Caleta ha apuntado ahora tras conocerse esta noticia de impacto internacional que ya en los años 80, cuando era niño, alertó de la presencia de restos humanos en la zona a la Guardia Civil, que se llevó material para su estudio, aunque en estos momentos se desconoce si se conserva, según la arqueóloga Verónica Alberto, de la empresa Tibicena, encargada por el Cabildo para este tipo de actuaciones de urgencia. Entre las singularidades del hallazgo están las imágenes de cuerpos yacientes entre las rocas, su elevado número y que otros fueron enterrados boca abajo y aparentemente maniatados. El Cabildo espera los resultados de los análisis con carbono-14 para fijar su antigüedad.

«El contexto arqueológico es tan interesante como diferente a lo que estamos acostumbrados a trabajar». Los investigadores destacan la relevancia de este hallazgo, que puede ser único en Canarias. Fue descubierto por los primos Mario Perdomo y Gregorio Arbelo en una zona acantilada de Caleta de Arriba, y permite abrir una nueva puerta para desentrañar la historia de Gran Canaria.

Trabajos en la zona

Trabajos en la zona / Tibicena

La erosión natural dejó al descubierto la cueva de habitación prehispánica, que quedó sepultada por un derrumbe masivo. Los primeros indicios apuntan la posibilidad de que los enterramientos podrían corresponder a un aprovechamiento funerario de este lugar por parte de los antiguos canarios. Verónica Alberto aclara que, de momento, solo se puede hablar de enterramiento, ya que no responde a lo que se podría entender como un cementerio, pero sí cumple con fines funerarios.

El Cabildo espera la prueba del carbono-14 para poder datar este hallazgo singular y único

En cualquier caso, no hay nada con unas características similares en Canarias, sobre todo por el número de esqueletos. Sí hay casos de uno o dos individuos en la Isla, como pudo ocurrir en hallazgos vinculados a la ‘herencia’ del invasor Van der Does (1599). Pero en este caso se han identificado seis cuerpos, que se encontraban en puntos distintos y que, en algunos casos, estaban colocados unos sobre otros, sin ningún cuidado en su disposición. Ese número «es llamativo estadísticamente hablando», como también hay muestras de la aparición de huellas de violencia en muchos de los huesos estudiados.

Tampoco se descarta que hubiera alguno más. No en vano, parece ser que la Guardia Civil se llevó material del lugar en los años 80, después de que fuera advertida por un entonces niño de Caleta de la presencia de huesos en ese lugar. Verónica Alberto señala que se desconoce si se conservan esos restos. Como tampoco se puede despreciar la opción de que alguno o parte fuera arrastrado por el mar, ya que hay cuerpos incompletos.

Las olas del norte

Precisamente las fuertes olas que baten sobre esta costa norteña dificultó los trabajos de extracción, realizados por los investigadores amarrados a las paredes, y que se amoldaron por seguridad a las corrientes durante semanas.

Al menos dos individuos adultos quedaron completamente al descubierto por la acción de las lluvias. Los cuerpos fueron cubiertos por las grandes piedras del propio derrumbe, lo que ocasionó que se fracturasen huesos.

El contexto arqueológico, según Tibicena, es tan interesante como diferente a lo que estamos acostumbrados a trabajar. Se documentaron seis varones, «lo cual ya es llamativo estadísticamente hablando», que además tienen la característica de que están asociados a las muestra de violencia en muchos de los huesos estudiados». También llama la atención la forma, el lugar y el propio procedimiento de deposición, que «nos señalan que estamos ante un enterramiento inusual, con unas connotaciones de rechazo, a modo de ‘castigo’ dentro de los usos y normas funerarias establecidas».

Cuerpos boca abajo y aparentemente maniatados

La intervención arqueológica ha desvelado que pertenecen a hombres adultos y adultos-jóvenes, que no están amortajados y, como principal característica, que algunos de ellos fueron enterrados boca abajo y aparentemente maniatados.

Salvo esos restos humanos localizados durante la intervención, no se han identificado otros materiales que permitan realizar una asignación cronológica-cultural a los enterramientos, aunque «no hay dudas acerca de la singularidad de estos depósitos y de que requieren una investigación de mayor profundidad», según Patrimonio Histórico del Cabildo. Se descartan en principio que el enterramiento esté asociado a la Guerra Civil, ya que las fosas comunes muestran otros rasgos, como orificios de balas o elementos de la vestimenta u objetos personales, aclara Tibicena.

Trabajos en la zona.

Trabajos en la zona. / Tibicena

Los trabajos se desarrollaron en ambos depósitos arqueológicos, si bien se priorizó la recuperación de los enterramientos, ya que ese material es más frágil.

El Cabildo espera recibir antes de un mes los resultados del carbono-14, que permitirán datar la antigüedad de los restos humanos, para continuar con los trabajos que permitan abrir una nueva puerta a la investigación de la antigua población grancanaria.

Patrimonio Histórico resalta, como ha ocurrido en este caso, que la colaboración ciudadana es esencial para llevar a cabo una correcta protección y documentación de hallazgos arqueológicos.

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