El esqueleto hallado por dos senderistas en Gran Canaria sufrió varios traumatismos

Los investigadores exponen que "vivió un episodio de estrés por falta de nutrientes y vitaminas"

El asombroso hallazgo de dos senderistas en Gran Canaria

Agencia ATLAS

 Hace casi dos semanas, los primos Mario Perdomo y Gregorio Arbelo, aficionados a las actividades al aire libre, encontraron un esqueleto humano en una zona de difícil acceso cerca del mar, en Gáldar, Gran Canaria. Mientras se dirigían a nadar hasta una cueva ubicada a unos 300 metros, notaron el esqueleto expuesto al aire libre.

Apodado 'El muchacho', los restos óseos, junto con el equipo de antropología del centro Tibicena encargado de su análisis, pertenecen a un joven de entre 15 y 17 años, según la arqueóloga Verónica Alberto. Los restos de la pelvis indican que el esqueleto no había completado su desarrollo, lo que sugiere que se trataba de un adolescente.

El equipo de investigación ha clasificado y expuesto meticulosamente cada hueso y ahora se centra en descubrir la identidad y las circunstancias del individuo. A través del estudio bioantropológico, han revelado algunas condiciones relacionadas con su estilo de vida y estado de salud. Por ejemplo, las marcas en los dientes indican episodios de malnutrición durante la infancia. Además, se han observado traumatismos en el cráneo y fracturas en la estructura ósea alrededor de los ojos.

La fecha exacta de la muerte aún no se conoce con certeza, pero Verónica y su equipo creen que se trata de un aborigen canario anterior a la conquista. La ubicación del esqueleto cerca del mar y la forma en que fue enterrado sugieren que podría haber más cuerpos en la zona que el tiempo y la acción del mar han hecho desaparecer. Se encontró boca arriba, posiblemente envuelto en un fardo, y aunque solo se recuperó la mitad del cuerpo, se presume que la otra mitad fue arrastrada por el mar, según han contado a Antena 3 Noticias.

Para determinar la fecha con precisión, se realizará una datación por radiocarbono en un laboratorio de Norteamérica, y se espera que los resultados estén disponibles próximamente. A partir de ahí, el análisis continuará para obtener una mejor comprensión de la biografía de este individuo.

Mario Perdomo, uno de los jóvenes que descubrió el esqueleto, mostró un comportamiento responsable al informar del hallazgo a las autoridades y seguir el protocolo adecuado. Destacando la importancia de seguir los procedimientos establecidos, Verónica Alberto enfatizó que al encontrarse con restos arqueológicos, es crucial no tocar nada y notificar a los técnicos y arqueólogos para evitar daños y preservar la información.

Este descubrimiento ha permitido rescatar una parte de la historia que estaba a punto de desaparecer y brinda la oportunidad de reconstruir la vida de esta persona en su contexto histórico. El equipo de investigación espera completar la escena y el escenario de vida de este individuo una vez que se establezca la época a la que pertenece.

Los técnicos de patrimonio del Cabildo y el equipo de arqueólogos de Tibicena estuvieron trabajando a destajo 12 horas seguidas para poder recuperar el esqueleto. Y no fue fácil. Verónica Alberto recuerda que "las condiciones eran tan extremas que en el momento en el que subió la marea sólo estaba libre el enterramiento. Por eso, el equipo que estaba trabajando allí, tuvimos que subirnos a un peñasco y esperar dos horas y media, a que bajara la marea otra vez para poder continuar el trabajo porque realmente eso era lo único que quedaba libre".