Renovación turística | La situación de los centros comerciales (V)

El Cita de Playa del Inglés desciende de emblema del turismo alemán a reducto hortera

Las alternativas a la decadencia del centro comercial son la reforma integral o la demolición para obtener aprovechamientos alojativos 

Si la función de un centro comercial turístico fuera trasladar al cliente a otro mundo, el Cita de Playa del Inglés lo consigue, pero no a un espacio mágico para las compras, sino a un reducto de lo que supuestamente estaba de moda hace medio siglo. La estética kitsch y hortera impregna las dos plantas altas, mientras que el sótano se asemeja al escenario de una película de terror, con largos pasillos a oscuras, locales cerrados, paredes negras y luces rojas. 

Las opciones de renovación pasan por una reforma total del edificio o por el derribo para darle un uso alojativo-comercial, pero ambas alternativas son complicadas por la gran cantidad de propietarios, que hasta ahora han sido incapaces de proponer un proyecto de modernización real. A lo más que han llegado, en el año 2000, fue a una remodelación temática de la fachada exterior, algo así como una copia de Disney World pero a lo cutre.   

El Cita se edificó en el año 1970 sobre una superficie de 23.000 metros cuadrados, por lo que es el segundo de mayor tamaño en Playa del Inglés tras el Jumbo. La comunidad de propietarios cuenta en la actualidad con 265 socios para 279 negocios, de los que unos 180 permanecen abiertos, según detalla el informe encargado por la Consejería de Turismo del Cabildo para conocer la situación de los centros comerciales de San Bartolomé de Tirajana y sus posibilidades de renovación.  

Históricamente, señala el estudio elaborado por Antonio Garzón, sus negocios están orientados principalmente a la restauración, el ocio nocturno y el comercio, dirigidos desde sus inicios a la clientela alemana, pero con el tiempo «sufrió una importante devaluación y actualmente en cada una de las tres plantas predomina otra actividad». 

La mayor dificultad para la renovación del edificio es poner de acuerdo a los 265 propietarios

Así, la planta alta está formada por bares y restaurantes para un turismo germano y de edad avanzada, regentados también por alemanes. «Es la actividad predominante del centro comercial, con gran afluencia de público repetidor y de largas estancias de varios meses en invierno, los llamados turistas residenciales», relata en informe.  

En la planta baja predominan los comercios, como perfumerías, bazares de textiles de segunda marca o supermercados, aunque también se ubican varios restaurantes, entre ellos establecimientos como el Westfalia, que en su época fue un clásico de los espectáculos travestis.

En el sótano, donde en la década de 1980 tuvo gran éxito la sala de fiestas Bavaria, un popular local de ocio nocturno para alemanes, «se ha ido instalando una amplia oferta de clubs de intercambios de parejas (swingers) y otros locales de ocio nocturno, así como negocios dirigidos al público Lgtbi, al haber algunos conocidos alojamientos gay-only cerca del Cita». Esta oferta Lgtbi, apunta, «se está extendiendo también a la planta alta, por lo que el centro está adquiriendo para este segmento un carácter de punto de encuentro alternativo al Jumbo». 

Decoración en la plaza interior del Cita.

Decoración en la plaza interior del Cita. / José Pérez Curbelo

El Cita, resalta Garzón, nunca fue incluido en un Plan de Modernización y Mejora (PMM), ni se llegó a diseñar un posible proyecto de reforma integral, si bien la empresa pública Gesplan, junto a la redacción de propuestas para varios centros del Sur a partir del año 2000, ofreció hacer un proyecto con nuevos aprovechamientos que contemplaría una edificación mayor, con tres o cuatro plantas hasta llegar a la altura colindante del Hotel Rey Carlos. 

Otra característica del Cita es su mayor estacionalidad, con una marcada reducción de actividad durante los meses de verano. Muchos locales cierran de mayo a septiembre, al perder a su clientela alemana o nórdica de larga estancia del invierno. 

La rehabilitación, sostiene el informe, se puede enfocar de formas muy diferentes, pero «se encuadran básicamente en dos tipos de actuaciones: una reforma manteniendo la estructura, de diferentes grados, y una reforma con demolición y nueva reconstrucción, que ante este alto número de propietarios adquiere un carácter muy complejo».

Si se emprende una renovación por parte de la comunidad, manteniendo la estructura y enfocada a un cambio de fachadas externas e internas, techos y zonas comunes «no precisaría de ningún soporte urbanístico complejo, sino solo de una licencia de obras del Ayuntamiento». Pero también sería la necesaria la conformidad de una mayoría de las tres quintas partes de la comunidad, que «ante el volumen de propietarios podría ser complicado de lograr». 

Aprovechamientos

Más difícil todavía es conseguir la unanimidad de todos los socios para proyectar una reforma integral con demolición, que además precisaría un soporte urbanístico que le dé cobertura y los nuevos aprovechamientos. Al igual que en la Kasbah, solo se ve posible con la entrada de un inversor externo, «pero ni siquiera ello daría garantías de éxito en este caso». Garzón reconoce que «la constelación particular del Cita es, sin lugar a dudas, la más compleja» en el estudio del Cabildo de cara a enfocar una reforma importante de un centro comercial.

Sin embargo, también opina que es el que podría tener el mayor potencial de éxito con una nueva construcción, pues cabría una oferta comercial moderna y nuevos usos. Por su gran tamaño, se le podrían otorgar importantes aprovechamientos dentro de un PMM, con tres o cuatro plantas hasta llegar a la altura del hotel Rey Carlos y dos plantas de sótanos. 

Locales de intercambios sexuales en Interior del centro comercial

Locales de intercambios sexuales en Interior del centro comercial / José Pérez Curbelo

En primera instancia habría que modernizar los conceptos clásicos de gastronomía y comercio. Una rehabilitación estética mejoría su imagen y podría atraer a nuevos inquilinos para los locales cerrados, con una diversificación de la oferta de restaurantes, bares, pubs, cafeterías y tiendas de moda para el turismo alemán. Se modernizaría sin perder la esencia del negocio.  

Los otros conceptos serían un reposicionamiento como lugar obligado de parada hacia la playa; ofrecer servicios a personas mayores; punto de encuentro Lgtbi pero sin interferir en el segmento de familias; swingers en los sótanos; ampliar la estacionalidad al verano; y aumentar los aparcamientos. 

Suscríbete para seguir leyendo