Fiestas de la patrona de la isla en Teror

La mantilla canaria que hereda Alejandra

La terorense María Delia Hernández trasmite a su nieta de tres años su devoción por la virgen del Pino y contribuye a mantener la tradición de la mantilla canaria

'Petalada' de la Virgen del Pino 2023

LP/DLP

La villa mariana de Teror volvió a transformarse este viernes en el destino final de todos los caminos de Gran Canaria para todas aquellas personas que quisieron acercarse a la basílica de El Pino para honrar a la patrona de la isla en su día grande. Desde bien temprano Teror de llenó de unos peregrinos que tuvieron que aguardar largas colas para hacerse con el preciado bocadillo de chorizo de Teror y el Clipper de fresa.

Apenas tiene tres años, está tranquila y con una gran sonrisa en su rostro encabeza el grupo de mujeres rurales de Teror que cada año abre paso a la virgen del Pino en la procesión de su día grande. A su corta edad, Alejandra forma parte de la nueva cantera de féminas que procesionan ataviadas con la mantilla canaria en una fusión entre el fervor religioso y el deseo por lograr que no se pierda la tradición. Y la impulsora de que Alejandra, la más pequeñita de todas, forme parte de este colectivo de unas 40 mujeres, es su abuela María Delia Hernández, quien después de 20 años como miembro de la Asociación de Mujeres Rurales Nisamar, ha trasmitido su pasión a su nieta en un intento por mantener el relevo generacional. «Yo soy la culpable de que estas niñas estén aquí -en relación también a su nieta Carlota, de diez años- porque esto supone ir dejándoles un legado para el día de mañana y que ellas continúen con la tradición», señaló Hernández, también vestida con una elegante mantilla.

En la imagen, Edisor, Juan, Carlos, Antonio, Ana, Antonio, Karina, Adriana, Wendy, Mar, Carmen y Taliana, un grupo de amigos llegados desde Casa Pastores y Cruce de Arinaga. | andrés cruz

En la imagen, Edisor, Juan, Carlos, Antonio, Ana, Antonio, Karina, Adriana, Wendy, Mar, Carmen y Taliana, un grupo de amigos llegados desde Casa Pastores y Cruce de Arinaga. | andrés cruz / ANDRES CRUZ

Tras una tarde del jueves en la que más de 20.000 personas participaron en la romería-ofrenda a la virgen del Pino, la villa mariana de Teror volvió a recibir este viernes a miles de personas - unas 40.000 solo durante la madrugada, según datos del Ayuntamiento- para celebrar el día grande de la patrona de Gran Canaria. Llegados desde todos los puntos de la isla caminando, en bicicleta, en guagua, coche o patines, la villa se llenó de peregrinos y devotos que no quisieron perder la oportunidad de visitar una año más a la imagen de la virgen y comerse a su llegada el tradicional bocadillo de chorizo de Teror y el Clipper de fresa para reponer fuerzas. «La verdad es que sentarte después de caminar a comerte el bocadillo de chorizo de Teror con queso es como revivir», vociferó de repente Carla Ramírez, una santaluceña que tardó tres horas en llegar andando desde Tamaraceite a Teror. 

Para comerse ese bocadillo tuvieron que esperar Alejandra, su prima Carlota y su abuela María Delia, porque primero les tocó procesionar con la virgen del Pino por las calles del pueblo después de la misa. «Es un orgullo para mi que las niñas participen en la procesión con la mantilla», sostuvo la  abuela, que es además quien plancha estas prendas de sus nietas. «Aunque Carlota ya está empezando a hacerlo, yo la ayudo», apuntó.

La afluencia a la villa ha sido tan elevada este año que en los puestos se registraron largas colas

Y es que planchar estas mantillas para mantenerlas impolutas aguarda un secreto: hay que plancharlas del revés y sacarle los pliegues para que resalten en la mantilla. Así lo explicó Pepita Suárez Nuez, de 58 años, otra de las integrantes de este grupo de mujeres, con el que lleva procesionando unos 15 años. «Empecé por una promesa, porque tengo mucha devoción a la virgen y para luchar para que esta tradición no se pierda», dijo, sosteniéndose la mantilla minutos antes de que la imagen del Pino saliera de la basílica, «porque lo mantenemos por la buena voluntad de las personas y porque las mujeres mayores animan a las medianas, y nosotras a las más jóvenes, pero sí que vemos esta tradición un poco en el aire».

Para mantener viva esta costumbre es necesario, sostuvo Pepita, que la mantilla sea de un color blanco roto - pero negra en Semana Santa-, la blusa blanca y la falda y los zapatos de color negro, nada llamativos. «Es una vestimenta muy discreta, por eso no podemos venir enjoyadas, sino sencillas», añadió.

VÍDEO: Parada militar dentro de los actos del día grande de las Fiestas del Pino 2023

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En una generación intermedia entre Alejandra, Pepita y María Delia está Jéssica Cardero, una terorense de 41 años que se implicó con esta asociación «por devoción a la virgen y por promesa», pero también porque familiares y amigas la animaron a ataviarse con la mantilla canaria.

Primeras veces

Más allá de la participación de cientos de personas en la procesión de El Pino, hasta Teror llegaron otras miles para cumplir con la tradicional caminata. Desde Casa Pastores, en Santa Lucía de Tirajana, y Cruce de Arinaga, en Agüimes, llegó un grupo de amigos conformado por Juan, Edison, Carlos, Antonio, Ana, Karina, Antonio, Adriana, Wendy, Mar, Carmen y Taliana. Para Juan, canario hasta la médula, ayer fue la primera vez que a sus 50 años caminó a Teror. «Nunca lo había hecho porque jamás había hecho una promesa», relató, «ahora tampoco la hecho pero siempre hay una primera vez y vine para acompañarlos». Junto a él subió Adriana Escobar, una colombiana que lleva 23 años en Gran Canaria y 10 de ellos haciendo la caminata a Teror. «La experiencia es muy buena, al principio se hace un poco cuesta arriba pero cuando llegas es como si el cansancio se fuese y te sientes liberada», relató minutos después de comerse el bocadillo. Adriana visita Teror cada año para cumplir promesas, pero este año lo hizo para «agradecer, porque todo lo que le pedí a la virgen el año pasado se cumplió; ahora solo agradezco, no pido más, no quiero ser avariciosa».

Uno de los puestos de venta de productos ubicado en la trasera de la basílica de ElPino registra una gran cola de clientes para comprar el bocadillo de chorizo de Teror.

Uno de los puestos de venta de productos ubicado en la trasera de la basílica de ElPino registra una gran cola de clientes para comprar el bocadillo de chorizo de Teror. / ANDRES CRUZ

En este grupo también estaba Mar, una argentina que lleva 20 años en la isla y que habitualmente sube a Teror andando, pero en esta ocasión tuvo que hacerlo en guagua por tener un problema en un pie. «Desde que vi a la virgen por primera vez me transmitió algo muy lindo y todos los años vengo, caminando o en guagua, pero siempre tenemos que venir a agradecer», señaló. La caminata de este grupo, que salió sobre las 08.00 horas desde Tamaraceite, la encabezó Taliana, una niña de siete años que subió por primera vez andando hasta la villa. «Estoy cansada pero quiero repetir», confesó mientras recuperaba fuerzas disfrutando de un algodón de azúcar.

 A pocos metros de este grupo, y apoyados contra la pared y a la sombra para evitar el calor, María, Javier y Samuel comen un bocadillo de chorizo después de alcanzar la villa. La caminata la hicieron María y Javier, residentes de Las Palmas de Gran Canaria, desde Tamaraceite, desde donde salieron sobre las 09.30 horas de la mañana y tardaron unas dos horas y media en llegar a Teror. Arriba les esperaba Samuel, primo de María, un terorense que se sumó al bocadillo pero que adelantó su subida a El Pino, pues la realizó la semana pasada. «Venimos por tradición todos los años, siempre caminando y siempre en día de El Pino», explicó Javier.

De Italia a Teror

Además de la Plaza del Pino, donde se desarrollaron los actos por el día de la patrona, y en la trasera de la basílica, en la Plaza de Sintes también se registró un importante movimiento de personas. Allí, ya tomando un dulce como postre, estaban las amigas Marian, Antonia y María Luisa. La primera suele ir a El Pino siempre andando, pero este año optó por la guagua para evitar el calor. La segunda volvió ayer a disfrutar de esta festividad después de 30 años sin asistir, pues durante todo ese tiempo ha estado viviendo en Suiza y sus viajes a Gran Canaria no coincidían con los días de El Pino. La última, en cambio, es de origen italiano y a pesar de llevar ya tres años residiendo en la isla ayer fue la primera vez que disfrutaba de esta fiesta pues tampoco le había coincidido. «El bocadillo de chorizo está bueno y el año que viene quiero venir caminando», destacó María Luisa, a quien también le llamó mucho la atención la gran cantidad de personas que como ella visitaron la villa mariana.

A sus 50 años, Juan, un vecino de Casa Pastores, subió ayer a Teror caminando por primera vez

Estas tres amigas fueron muy rápidas, dijeron, en hacerse con el bocadillo y su bebida, pero sin embargo las grandes colas que durante toda la mañana se registraron en prácticamente todos los puestos de venta de productos típicos provocaron que más de uno tuviera que quedarse más tiempo del previsto esperando. «¡Que usted tiene el 30 y yo el 81, madre mía!, se escuchó decir a una mujer en relación el número del turno que ella tenía para comprar pan en uno de los puestos. Se trataba de Valeria, una terorense que junto a Alicia se acercó hasta el centro del pueblo para hacer su compra. A pesar de tener por delante a 50 personas a ellas no les espantaba el número. «Seguro que muchos se acabarán yendo», confió Valeria.

Ambas confesaron que eran familia del personal del puesto de venta, pero asumieron que debían guardar su turno. «La cola hay que hacerla, que nosotras no queremos follones», bromeó Valeria. Alicia, por su parte, explicó que aunque como terorenses participan en las fiestas, ellas optan por disfrutar de su fiesta particular con asaderos familiares en su casa y, desde su balcón, ver a la gente caminando y llegando al pueblo.

De largas filas también supo algo Ramón Julio, propietario del puesto Dulces Típicos de Teror, un puesto que solo entre las 08.00 y las 13.00 horas de este viernes vendió más de 1.500 bocadillos con 200 kilos de chorizo. Ramón ha notado este año mucha más afluencia que el año pasado. «Por la noche normalmente esto afloja sobre las 02.30 horas, pero estuvimos a tope hasta las 04.30 horas de la madrugada y vendimos más de 4.000 bocadillos». Teror y El Pino nunca defraudan, dijo el empresario.

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La romería-ofrenda celebrada el pasado jueves por la tarde anotó la participación de unas 20.000 personas a las que se sumaron otras 40.000 durante la madrugada. A pesar de esta notable afluencia de ciudadanos, los servicios de seguridad y emergencias no registraron incidencias destacadas, ni importantes actuaciones policiales ni sanitarias, según informó este viernes el Ayuntamiento de Teror en un comunicado. Según los datos aportados por el Consistorio, el Puesto de Mando Avanzado registró 93 atenciones sanitarias motivadas por heridas, esguinces, luxaciones, intoxicaciones etílicas o malestar, de las cuales sólo se efectuó una derivación al hospital y el resto fueron atendidas en Teror. Por su parte, informó el Ayuntamiento, los servicios policiales registraron un total de 73 intervenciones de seguridad, principalmente por alteración del orden público o retirada de vehículos de la vía pública, entre otras. No se registraron denuncias ni detenciones. Este año no se ha registrado ningún accidente. Y el Punto Violeta contra la violencia machista no registró ninguna denuncia. El Consistorio destaca que gracias al amplio dispositivo de seguridad y emergencia conformado por unos 500 efectivos y vigilancia con cámaras y dron, los pequeños conflictos se resolvieron muy rápidamente. Por su parte, la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas agradeció a la ciudadanía «el civismo con el que se han desarrollado hasta ahora la fiestas patronales de ElPino» ya que hasta este viernes no se había registrado ningún incidente grave. Por este motivo, la benemérita hace un balance «muy positivo» del despliegue de todas las unidades y especialidades que han estado velando por la seguridad de los peregrinos, como la agrupación de Tráfico, el Seprona, los Agentes de Seguridad Ciudadana, el equipo Pegaso y el equipo aéreo. | R. T. G.

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