El cantor de las luces de Mafasca

Con 98 años, este teldense pasea cada día por Los Llanos y ensaya y actúa con la agrupación Gran Faycán

Sueña con grabar sus propias canciones en un disco

Rafael García Quintana

Rafael García Quintana / Juan Carlos Castro

98 años dan para mucho y Rafael García ha sabido exprimirle el jugo a la vida, tanto que cada día pasea por Los Llanos con el cuerpo erguido y la mente y el corazón llenos de música y recuerdos, y sigue acudiendo fiel a los ensayos y actuaciones de la agrupación folclórica Gran Faycán.

No lo sabe a ciencia cierta, pero cree que es el músico en activo con más edad al menos en Canarias y confiesa que aún tiene un sueño que conseguir: publicar un disco con el centenar de canciones que él mismo ha escrito, entre las que se encuentran temas dedicados a César Manrique, Nanino Díaz Cutillas, Manolo Vieira e, incluso, a las luces de Masfasca, esos destellos que forman parte de las leyendas canarias y que dice que vio con sus propios ojos cuando estuvo destinado en el servicio militar en Fuerteventura.

En la mili

Precisamente, fue en ‘la mili’, pero en Gran Canaria, donde descubrió su pasión por la música. Primero, tocando el cornetín en la banda y luego, definitivamente, escuchando «las parrandas de Julio El Negro, Isabel Espino y su hermano Kiko en el bar de Justo». 

Durante su vida, Rafael García ha tenido el privilegio de ser el primero en varias cosas. Fue el primer canario en cantar en el Teatro Pérez Galdós, con Mary Sánchez y María Mérida. Allí, "con una acústica especial" interpretó Sombras del Nublo y algunas isas, folías y malagueñas. Recuerda cada detalle de ese día con claridad y se emociona aún al señalar que tuvo que volver a salir al escenario porque le pidieron que cantara de nuevo. Fue en 1953.

Se enorgullece de haber aprendido a tocar el timple con Casimiro Camacho, “el timplista que le dio vida a este instrumento y del que aprendieron otros que luego se hicieron famosos”. Con él estuvo en una agrupación folclórica y de ahí pasó a Tamadaba, "con Maestro Juan El Colao", y otras. 

"Sebastián Ramos El Puntero, el padre de Olga Ramos, que fue el único que me ganó cantando y lo digo con orgullo. No he visto nada igual después de él"

Rafael García Quintana

— Folclorista

Recuerda con un poco de rubor la época en la que participaba en concursos musicales en San Telmo, donde casi siempre ganaba. "Una vez, Juan El Chaca, de Guía, dijo que como yo estaba ya no había nada que hacer”, asegura con una media sonrisa que se hace más amplia cuando relata esas noches en el bar de Secundino en Telde, cuando empezaban a tocar y el local se llenaba de tantas personas atraídas por la música que los dueños ni les dejaban pagar la cuenta. 

Tiene miedo de que el folclore canario se desvirtúe y se pierda, y se confiesa defensor del "folclore puro canario", ese que tocó con Néstor Álamo y Antoñita la Cubana. Y por eso quiere que su proyecto de publicar un disco vea la luz. "Así podría enseñar isas, malagueñas y folías a lo antiguo, porque ya no se canta como antes". De la quema salva a Los Corujos de Lanzarote, "los más grandes folcloristas que hay". 

También rescata a "Sebastián Ramos El Puntero, el padre de Olga Ramos, que fue el único que me ganó cantando y lo digo con orgullo. No he visto nada igual después de él". Y a las rondallas de Ingenio y Los Campesinos de Lanzarote, "que son lo más perfecto que hay para mí".

Gruista

Pero como 98 años da para mucho, Rafael García acumula muchísimas anécdotas y vivencias no relacionadas con la música. Después de haber sido chófer durante muchos años y conocido "muchos secretos que aún guardo" y a personas como Andrés El Ratón o Lolita Plumas, fue el primer conductor de una grúa remolque en las islas. "Cuando fui a Tenerife con ella para la ampliación de la refinería los chicharreros no habían visto nunca algo así". Con ella también trabajó en la ampliación del muelle en Las Palmas de Gran Canaria