Sureste

Un paraíso en el 'infierno' del Sureste

Las altísimas temperaturas en el Sureste lleva a los vecinos a refugiarse en el mar, incluso con sus mascotas, como 'Jako'.

Por la noche no hay respiro, ni con ventiladores.

Sobre las 14.30 horas, 37 grados en las viviendas en Agüimes, Ingenio y Santa Lucía.

El perrito Jako también quiso refrescarse con su dueño, Juan. Es en Pozo Izquierdo.

El perrito Jako también quiso refrescarse con su dueño, Juan. Es en Pozo Izquierdo. / Pepa Pallarés

Las altísimas temperaturas y la calima en el Sureste lleva a los vecinos a refugiarse en el mar, incluso con sus mascotas. Por la noche «no hay respiro, ni con dos ventiladores». Sobre las 14.30 horas de este viernes, 37 grados en las viviendas en los municipios de Agüimes , Ingenio y Santa Lucía. En medianías temían por sus cosechas de las fincas y animales de compañía. «¿Cuándo va a acabar esto?», es la pregunta de todos.

Lo de las olas de calor y la calima son el día a día. Es otoño y algo está cambiando, aunque algunos se empeñen en que el cambio climático no tiene nada que ver.

Este viernes, 10.30 horas, en la playa de El Barranquillo de Pozo Izquierdo, en Santa Lucía, había pocos bañistas. Pero los que estaban, todos en remojo. Entre ellos no faltó Jako, la mascota de Juan, residente en la zona, que no dudó ni un segundo en lanzarse a las aguas de la bahía nada más llegar, eso sí, con su perrito. Chapoteando y nadando, Jako era solo uno de los protagonistas del día en una de las playas del Sureste.

Son los privilegiados que pueden disfrutar del mar, de donde nadie salía para sofocar las inusitadas altísimas temperaturas, que parecen haberle cogido querencia a las islas.

"El mismo fuego que en el infierno"

A escasos kilómetros, en Vecindario o El Doctoral, casco de Agüimes o de Ingenio, morían de calor con temperaturas elevadas que se convierten en inaguantables en sus medianías: Un infierno, el mismo fuego que en el infierno", dijeron algunos.

Yako, con su dueño, tras disfrutar del refrescante baño.

Yako, con su dueño, tras disfrutar del refrescante baño. / Pepa Pallarés

"No es justo que yo me bañe y mi Jako no", decía Juan propietario de su pequeño perrito. Juan aprovechó la poca afluencia de bañistas para que su mascota también disfrutara del baño para solapar algo, al menos en un rato, el fuerte sofoco.

"Aquí se está muy bien", decían por su parte Fernando y Carmen, que llegaban en ese momento a la zona de baño de El Barranquillo y menos tardaron en quitarse en la ropa que en responder:"Esto es un pedacito del paraíso". Fernando dice que antes vivía en Tafira y ahora "me salen hasta sarpullos cuando paso del Aeropuerto grancanario". Está claro que no va a cambiar su actual vivienda. Eso sí, van a la playa solo a primera hora del día para sobrellevar algo estas extremas temperaturas.

Fernando y Carmen, en la playa de El Barranquillo.

Fernando y Carmen, en la playa de El Barranquillo. / Pepa Pallarés

En El Barranquillo, al contrario que en Arinaga, en Agüimes, corría una ligera, muy ligera brisa.

"¿Cuándo va a acabar esto?"

En toda la costa del municipio de Agüimes" no hay ni aire para respirar", decía Antonia, que a primeras horas de la mañana da un paseo por la avenida de la playa. "Más tarde no se puede. O tempranito o por la tarde, tarde. De resto, en casita". Además, resalta que "de noche, ni hablar". Casi al unísono saltaron otros paseantes de la avenida de Arinaga. "Ni con ventiladores se puede dormir".

Que se lo digan a los vecinos que ni siquiera están en medianías. Como María, que vive en el barrio Al Pie de la Cuesta, que recibe esta nomenclatura porque está apostado justo en la carretera que sube del Cruce de Arinaga a Agüimes casco. "¿Esto no se va a acabar nunca? ¿Qué está pasando? Se me mueren ahora mismo mis animalitos, o yo misma. No se aguanta esto, por Dios", dice resignada a medias o mordiéndose la lengua esta vecina que duerme con dos ventiladores a ambos lados de la cama "y ni así", dice. Sus gatos "buscan cualquier recoveco para evitar el calor, pero no lo hay". Mientras se explicaba, pasadas las dos de la tarde, su termómetro marcaba 38 grados.

Los gatos se buscan cualquier rincón buscando refresco. Esta mañana, en una finca cercana a Arinaga.

Los gatos se buscan cualquier rincón buscando refresco. Esta mañana, en una finca cercana a Arinaga. / Pepa Pallarés

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