«¡Compre barato señora!»

El mercadillo de Vecindario continúa siendo un lugar de encuentro para muchas personas que llegan buscando ofertas

Tras varias ubicaciones a lo largo de sus más de 40 años ha encontrado en la explanada que antes ocupaba el Mercado de Sabores, junto al Recinto Ferial, su ubicación definitiva

José A. Neketan

José A. Neketan

Hay cosas que no cambian en los mercadillos, como son los reclamos a viva voz que hacen los puesteros para atraer a la variopinta clientela. «Qué vergüenza me da vender tan barato», «compre barato señora, aprovéchelo», «A cinco euros las cholas», «todo en oferta» o «tengo de todo menos dinero» son algunas de las expresiones que se escuchan entre el bullicio de un mercado que parece tener vida propia.

El mercadillo de Vecindario cumple con su cita de los miércoles desde hace más de 40 años. Este mercado ambulante comenzó en los años 80 en la plaza de San Rafael y tras varias ubicaciones por diferentes lugares parece haber encontrado su lugar definitivo en la explanada que antes ocupaba el Mercado de los Sabores, anexo al Recinto Ferial, que recupera las plazas de aparcamientos, ofreciendo mayor comodidad a las personas que lo visitan y restando un problema a las personas que residen en la zona.

Más de un centenar de puestos ofrecen su mercancía al público que se concentra en ese espacio, donde se puede encontrar casi de todo, aunque lo que más abunda son los artículos textiles. Ropa, bolsos, toallas, ropa interior, bisutería, mantas, aparatos electrónicos, zapatos y decoración navideña por las fiestas que vienen, son parte de la oferta que se suele cantar a viva voz. A todo esto también se le suma un espacio dedicado a la venta de verduras y frutas y otros productos agroalimentarios.

MERECADILLO DE LOS MIERCOLES EN  VECINDARIO

MERECADILLO DE LOS MIERCOLES EN VECINDARIO / Carlos Castro

Salvador Fernández y su mujer Alina atienden su puesto de lencería y corsetería. Recorre cada semana cuatro mercadillos, Mogán, Arguineguín, Agüimes y Las Palmas. Lleva 27 años dedicado a la venta ambulante y le viene de familia. «La clientela es buena y tiene ganas de mercadillo y de comprar. Pero la verdad sea dicha, hay muchos centros comerciales y tiendas que venden online, pero el mercadillo es una institución y la gente siempre viene a comprar», dice el empresario, que subraya que todo su sustento y el de su familia y los estudios que han realizado sus dos hijos viene de los mercadillos. «Esto es como tener un negocio en cada municipio en el que trabajas», asegura Salvador. 

Loli Déniz, de Valsequillo, despacha en su puesto cachos de calabaza y otras verduras. Hace cinco mercadillos, los lunes y martes Arguineguín, miércoles Vecindario, jueves Agüimes y sábado San Fernando, «y el domingo voy a coger papas», comenta entre risas. Loli Déniz lleva viniendo al Mercadillo de Vecindario desde hace 37 años. Confiesa que le va bien y que tiene clientela en todos los que va semanalmente, aunque destaca que este es uno de los que más afluencia tiene. «La ropa, los zapatos y tener tantas cosas llama a más gente porque la oferta es muy amplia», añade.

Diferentes nacionalidades

Arturo Montesdeoca se dedica al calzado. En su puesto hay mucha variedad de modelos y tallas. Hace cinco mercadillos en la isla y destaca del de Vecindario «vienen muchas personas de diferentes nacionalidades y hay una buena clientela que viene todas las semanas a ver qué producto podemos traerle para ofrecerlo al mejor precio, y es un mercadillo bastante bueno». Arturo lleva dedicado a la venta ambulante 20 años, tomando el relevo a su padre y a su madre ya jubilados.

El propietario también agradece la predisposición del Ayuntamiento a colaborar y a ayudar a los puesteros para que puedan realizar su trabajo con garantías.

Entre los diferentes puestos también hay muchas personas que aprovechan para visitarlo y pasar el tiempo, mientras pasean entre incontables ofertas por si hay algo que les llame la atención. Soraya, Rosa y Lourdes van de la compra de la fruta y la verdura a los puestos de ropa, como entretenimiento de los miércoles. Recuerdan cómo este mercadillo comenzó en la plaza de San Rafael y ha pasado por lugares como la Karpa, frente al Ayuntamiento, o la zona peatonal de la Avenida de Canarias. «Ya no viene tanta gente como antes, y además antes había más ropa y de más calidad», asegura una de ellas. 

Pino Gutiérrez también pasa a dar una vuelta para mirar, «y si me interesa algo lo compro». 

José Luis, Castor y Antonio, tres jubilados del norte de España, han elegido la isla para vivir su jubilación y aseguran que vienen cada miércoles por el mercadillo «por dar una vuelta y comprar algo de paso. A veces compramos y otras veces no».

130 licencias

Entre el bullicio también tiene un lugar la corneta del heladero, con su furgón puesto estratégicamente en la puerta del recinto ofreciendo lo que aquí se conoce como helado de fiesta. Iván Quintana y su mujer Adriana son la cuarta generación de heladeros de la marca La Viejita de Arguineguín. La pareja alterna el mercadillo de Vecindario con campos de fútbol, fiestas populares y otros mercados ambulantes. Quintana afirma que éste es un mercado «muy bueno y hay bastante gente», y apunta que en un día bueno pueden llegar a vender toda la mercancía, «porque los precios son buenos, la gente los puede comprar y hasta se puede permitir repetir»

El concejal responsable de las áreas de Mercado, Desarrollo Local y Desarrollo Económico, Sergio Vega está en el mercadillo supervisando que todo está correctamente el día de estreno del nuevo espacio. 

Vega destaca los beneficios de la nueva ubicación. «Es un espacio que está mejor acondicionado y nos permite un mejor control de las personas y de los puesteros. Además, mejoramos el hecho de que, al estar por debajo de la explanada del recinto ferial los residuos que genera el mercadillo, sobre todo papeles, plásticos, cartones, no vuelan como cuando hace mucho viento, sino que se acumula en el talud y en el vallado, facilitando así su recogida. A todo ello también mejoramos la seguridad de los peatones y la gente que nos visita».

El edil también destaca que el uso del espacio ganado al Mercado de los Sabores, que estrenó este año las fiestas de San Rafael, soluciona el problema de los aparcamientos para los vecinos que cada miércoles veían cómo tenían que mover sus coches para ubicar el mercado ambulante, y es una comodidad para la gente que viene desde otros municipios.

Vega explica que actualmente el Ayuntamiento tiene 130 licencias otorgadas para esta actividad. 

Los puestos de momento están exentos del pago. «Lo habíamos extendido después del covid porque teníamos esa época de crisis, una situación de paro en Santa Lucía y a nivel nacional la cosa tampoco estaba muy clara, pero ya el año que viene nos centraremos en dar licencias nuevas, renovar otras y empezar a regularizar los pagos», asegura el concejal, quien adelanta que la nueva ordenanza está en desarrollo y su intención para el nuevo año es renovar y ampliar el número de licencias porque este espacio tan amplio nos lo permite». También habla de dar mayor protagonismo al sector agroalimentario aumentando el número de permisos para esta actividad. 

Entre los planes de futuro para este espacio, Sergio Vega anuncia que la intención es que una vez que esté consolidado este espacio y su funcionamiento retome la normalidad «hay que darle forma y podemos promocionarlo en la zona turística como atractivo turístico. No descarto poner alguna guagua y traer turistas del sur aquí y que hagan paseos entre el mercadillo, la zona comercial abierta de la Avenida de Canarias y los centros comerciales para que provocar sinergias entre los diferentes espacios».