Entrevista | Carolina Mejías Pintora, expone en Ámbito Cultural de El Corte Inglés

Carolina Mejías: «La base de mi trabajo es el apoyo de mi familia, mis amigos y galeristas»

Paz, naturaleza, luz, cariño, amor y dedicación. Así llena su obra pictórica Carolina Mejías. Admira todo tipo de arte, Sorolla «que es la luz», o Frida Kahlo. Ella se decanta por huir del sufrimiento y describe en pinturas lo bonito de la vida. Esta artista de Vecindario, que ha expuesto en Mónaco, Alemania o París, ofrece ya ‘El Pincel de las Realidades’ en el Ámbito Cultural de Corte Inglés. La guían sus «ángeles de la Guarda».  

Carolina Mejías, en su exposición en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, ‘El Pincel de las Realidades’.

Carolina Mejías, en su exposición en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés, ‘El Pincel de las Realidades’. / JUAN CARLOS CASTRO

Es usted de Vecindario. Expone su obra ‘El Pincel de las Realidades’ en el Ámbito Cultural de El Corte Inglés. ¿En qué consiste y cómo la definiría?

El Pincel de las Realidades es una colección en la que muestro eso, la realidad con la que nos topamos a diario. El sonido de las hojas de los árboles, cuando llegas a la playa y te sacude ese olor a mar y salitre. El sentir la naturaleza. En esta muestra, que estará hasta el 14 de enero, enseño a través de cuadros hiperrealistas todo lo que siento. Están hechos con mucho amor y trato de darles siempre mucha calidad. En esta ocasión está creada en Gran Canaria, y son olas, mar, árboles o flores. Expongo 11 obras en lienzo y son inéditas. Todas en formato grande. Desde marinas en Las Palmas de Gran Canaria a mis visiones de los árboles en la finca de Osorio. También aparece el cultivo de mi madre y sus flores. Es comunicación con la naturaleza. Además, quiero agradecer a Pablo Savalza, por haberme brindado esta oportunidad para exponer en esta sala.

¿Por qué ese título?

Es un enfoque mágico que he querido transmitir a través del título. Me inspiro en eso, en la brisa, mar, el calor del sol, pétalos de flores. Me gusta transmitir tranquilidad. Quiero que todos y los niños tengan un referente y no vean sufrimiento en mi arte.

¿A qué se refiere?

Adoro el arte de Frida Kahlo, me encanta muchísimo. Una vez, estando en Méjico, fui a una de sus exposiciones en las que veía a una Frida en autoretratos con corsé, en silla de ruedas. Escuché a una señora en la exposición que la admiraba pero no paraba de decir: ¡Ay, pobrecita la señora, ay la pobre. Se lamentaba mucho y sufría viéndola en los autorretratos en los que Frida Kahlo sacaba todo su dolor. A mi me gusta todo el arte y quiero transmitir paz, naturaleza. Sorolla me apasiona también, es el maestro de la luz. Por eso yo en mi arte y en mi vida profundizo en la luz, no en el sufrimiento. Intento transmitir luz y no sufrimiento. En realidad no hay un perfil definido de público para mis trabajos. Hay todo tipo de personas y edades, como los chiquillos, que son la alegría de la huerta.

¿Cuántas exposiciones ha realizado y ha tenido ocasión de que se vea su obra en otros lugares que no sea Canarias?

Con esta son ya 27 las muestras que he realizado por lugares como Mónaco, Luxemburgo, Alemania o, París. Y en España lugares como Marbella y en Canarias, además de Gran Canaria, en teatros como el Víctor Jara, o el Ateneo Municipal de Vecindario, en Las Palmas capital y y también en Tenerife.

¿Cómo ha llegado a exponer en Mónaco, o París?

La verdad es que la base de mi trabajo es el apoyo de mi familia, mis amigos y galeristas como Clodobaldo González, que es un gran pintor y al que le estoy muy agradecida. Fue él quien me presentó al galerista Javier Román, que lanzó mis exposiciones fuera, como en Mónaco. Todos han sido mis ángeles de la guarda. Mi familia cree en mi, mis grupos de amigos igual. Uno solo no llega a ningún lado sin ellos. Yo llevo cinco años y medio como autónoma, y costeo todo mis gastos con lo que vendo. Explico además a mis clientes lo que me cuesta crear una obra, lo que supone el coste de ser autónoma, el material que empleo y sobre todo las horas que le dedico a un trabajo. El precio de mis trabajos va en función del tiempo que empleo. Vivo de ello.

¿Las vende bien?

Sí. Ahora incluso hay lista de espera. Todo mi trabajo es original. No hago réplicas nunca. Me hacen muchos encargos. Retratos y también alguien me sugiere una temática, como una marina, un bosque, lo que quiera, y yo se lo realizo originalmente. Nunca he hecho una copia. Todo lo que pinto es único.

¿Cómo se inició en el mundo de la pintura?

Tuve dos vocaciones de niña. Yo solo tenía 6 años y estaba empeñada en la danza y en pintar. De hecho mi madre, ya con esa edad, me ponía papeles en las paredes para que los pintara. La danza fue otra parte de mi vida. De hecho tuve que decantarme por una de las dos. Estudié las dos. Danza contemporánea y clásica pero con 18 años tuve que decidir si me iba a Madrid a continuar estudios de danza o a Tenerife a licenciarme en Bellas Artes, y elegí la segunda. Fue tras meditarlo. Pensé que la danza tiene una vida corta. Con 26 años más o menos tienes que retirarte y tener como modo de vida dar clases. Pero eso no es lo mío. Yo me veo ejerciendo como pintora y no me veía como docente. Por eso me lancé a la pintura.

¿Cómo se aprende y cómo se llega a estar ahí?

Creo que una de las bases fundamentales es estar siempre junto a tu obra. En cada exposición yo siempre estoy presente. Es muy importante que la persona que vaya a visitar tus cuadros te vea allí y pregunte a la persona que los ha creado. Es algo intrínseco. Ellos preguntan y tú aprendes de cada uno de ellos, de cada persona que pasa. Te comentan que por ejemplo, también les gustan los cuadros grandes en lugar de más pequeños. Eso te abre puentes para conocer a la persona y a crear círculos de amistad.

¿Y ha creado esos círculos?

Sí. Eso me ha llevado a conocer a muchísimas personas, incluso a los que me han ayudado a exponer en el exterior. Por eso yo siempre estoy presente en todas las muestras que hago, aprendo de ellas. Hay muchos niños que acuden y son un escaparate directo con sus preguntas.

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