Crónica

Las arenas en las playas canarias

Las Canteras y Maspalomas son ejemplos de playas inestables

Es preciso actuar de manera rápida si queremos evitar situaciones desequilibrantes que las hagan peligrar

Terreno ocupado por arenas volanderas con setos de tarajales. |

Terreno ocupado por arenas volanderas con setos de tarajales. | / José María Hernández de León

José María Hernández de León

Si nos preguntaran cuál es el producto que más se extrae de nuestro planeta pensaríamos que es el petróleo pues no, el elemento más demandado es la arena.

El crecimiento económico mundial con un mercado altamente globalizado, exige mejoras continuas de las comunicaciones. Ese condicionante lleva consigo la construcción y mantenimiento de todas las infraestructuras de transporte, ya sean carreteras y autopista como puertos y aeropuertos. En paralelo, el crecimiento de la población humana y las corrientes migratorias, tienden a desplazarse hacia territorios con mayor concentración ciudadana.

Ambas circunstancias, el transporte y la ampliación de las ciudades, convierten al hormigón en uno de los bienes más demandados. Para hacer hormigón se necesita arena. También la arena es necesaria para fabricar multitud de productos como el cemento, el vidrio y hasta los chips de silicio que forman parte de nuestros teléfonos móviles.

Casi la mitad de la población mundial, 3.000 millones de personas, vive junto a los ríos. La extracción de las arenas fluviales en zonas superpobladas, China, India, Camboya, Bangladesh … ha dañado el entorno originando complicaciones medioambientales en múltiples servicios públicos afectando la extracción de agua para consumo humano, dañando la cimentación de los pilares de los puentes, socavando la base de los puertos fluviales y en general afectando las infraestructuras instaladas en las riberas de los ríos.

La mejor arena útil para la industria es la que se encuentra en las riberas de los ríos. Afortunadamente, las playas aportan muy poco al total planetario. Podría pensarse en las arenas de los desiertos, que están en aumento, para resolver esa sobredemanda, pero sus características no son adecuadas pues son finas y globosas y no hacen rentable su molienda.

La arena es un bien natural, pero a la naturaleza le cuesta horrores fabricarla; una playa es el producto de siglos y milenios de la erosión paciente y tozuda que las olas infringen a las rocas, minerales y conchas y restos calcáreos de algas y moluscos a la que hay que sumar los sedimentos que aportan los barrancos. Si se extrae una poca de vez en cuando, el dios Neptuno repondrá sin quejarse la arena sustraída. Pero sin la velocidad de extracción aumenta, se convierte en una práctica insostenible pues el volumen total de arena que tiene una playa es prácticamente fijo en la mayoría de ellas.

En estos casos estamos en presencia de las llamadas playas estables. En este tipo de playas, en los periodos de temporales, normalmente en invierno, el oleaje arrastra la arena hacia la zona sumergida, la deposita allí y luego en periodo de calma la va subiendo y alimentando la zona de playa seca que vuelve a recuperar su forma de nuevo. Este fenómeno de trasiego de arena de la parte seca al fondo y luego a la inversa, del fondo hacia la superficie, se repite anualmente en todas las playas que consideramos estables. Es un sistema cerrado y no hay ni pérdidas ni aportaciones exteriores de arena.

El desarrollo transversal de una playa mantiene un perfil de equilibrio que se asemeja a una parábola. El extremo sumergido de ese perfil, o sea su frontera inferior, se conoce como línea de cierre que es donde podemos considerar que se acaba la playa. Se llama así a la profundidad que, a partir de ella hacia el fondo, las olas no tienen energía suficiente para subir hacia tierra las arenas que en los temporales han llevado más debajo de esa línea de cierre. ¿Qué significa esto? Pues que la playa estará continuamente perdiendo sedimento. También puede ocurrir que el oleaje aporte más arena a la orilla que la necesite la playa en estado de equilibrio. Estamos, en estos casos, en presencia de una playa inestable que significa que no mantiene el mismo volumen de arena año tras año. En Canarias, este tipo de playas, afortunadamente no proliferan. Sorprende que las playas más populares y frecuentadas de Gran Canaria, la playa de Las Canteras y las de Maspalomas y Playa del Inglés son claros ejemplos de playas inestables cuyas arenas no están compensadas a lo largo del año.

En el plano, barrancos de Tamaraceite y La Ballena que llegaban a la costa por la playa 
de Las Canteras.  | | LP/DLP

En el plano, barrancos de Tamaraceite y La Ballena que llegaban a la costa por la playa de Las Canteras. | | LP/DLP / José María Hernández de León

La playa de Las Canteras es una playa inestable por ser excedentaria de arena. La razón es que el oleaje aporta más cantidad de arena en periodos de calma que la que se lleva en caso de mal tiempo y temporales. Los datos de las campañas batimétricas llevada a cabo en la playa de Las Canteras desde el año 1975, así como las fotografías aéreas disponibles desde el año 1940, muestran que la tasa de crecimiento de la playa se ha mantenido sensiblemente constante en las últimas décadas. La tasa anual de acumulación estimada de arenas asciende a unos 2.600 metro cúbicos ¿Qué efecto produce esa nueva arena? Pues se origina un avance de la playa seca hacia el mar del orden de 0.65 a 0.80 metros cada año.

La acumulación de arena no es uniforme a lo largo de la playa; prácticamente el 99% de la arena se acumula en el frente de playa del Arco Norte, entre la Puntilla y la Playa Chica siendo más llamativa en la zona comprendida entre el hotel Reina Isabel y el hotel Cristina.

De los 2.600 metros cúblicos acumulados anualmente se estima que el 10% se deposita en la playa seca y el resto, unos 2.300 en el frente de la playa sumergida originando el avance de la línea de costa que hemos citado. El origen de ese desequilibrio es humano. Hasta principios del siglo XX, los vientos predominantes, nuestros familiares alisios, de componente norte, trasladaban esa arena sobrante que el oleaje llevaba a la zona seca de la playa hacia los terrenos del interior de la Isla, la extendían por todo el territorio creándose, entre otros, el paraje de Los Arenales entre la antigua ciudad y el Puerto de Las Isletas, aún en proyecto.

Como se observa en el plano (en la imagen) datado en 1879, cuando la playa aún permanecía virgen y libre de edificaciones, los vientos predominantes, señalados con flechas rojas, extendían la arena llegándose a formar dunas como las que se aprecian en el recuadro y que llegaban hasta el litoral de la playa de Las Alcaravaneras. En el plano también se observan los barrancos de Tamaraceite y La Ballena que llegaban a la costa por la playa de Las Canteras y aportaban un gran volumen de sedimentos. En la foto de abajo se observa todo ese terreno ocupado por esas arenas volanderas. Como elementos naturales que frenaran su avance se plantaban setos de tarajales que suponían y otros árboles resistentes a la sequedad de la zona.

Pero la construcción de edificaciones en altura junto a la orilla de la playa produjo una verdadera pantalla física, a modo de gran muralla, que impedía a los vientos ese movimiento natural de la arena tierra adentro, acumulándose en consecuencia a pie de playa. Hasta periodos recientes, ese sobrante de arena ha sido utilizado de forma artificial para alimentar otras playas como fue la aportación de arena a la cercana playa urbana de Las Alcaravaneras y también la que se llevó al sur de la Isla, vertiéndola en los diques de escollera que se construyeron en la costa del Veril entre las playas de San Agustín y Playa del Inglés.

En cambio, en el Sur de la Isla, el sistema Playa de Maspalomas-Playa del Inglés es otro claro ejemplo claro de playa inestable. Hace 200- 250 años hubo una llegada masiva de arena a la zona de Maspalomas, de al menos 20 millones de metros cúbicos de sedimento que dieron origen al sistema de dunas de Maspalomas y las dos grandes playas de Maspalomas y El Inglés. Fue una aportación puntual y luego cesó (no es descabellado suponer que el causante fue un gran tsunami el que aportó toda esa arena). Después de esa gran incorporación de sedimento a ese conjunto de las dos playas y las dunas tierra adentro, se inició una evolución de todo el sistema, pasando de un estado excedentario de arenas a otro deficitario que se ha agudizado en los últimos 50 años. La causa de ese desequilibrio es la siguiente:

En el extremo donde se unen la Playa de Maspalomas y la Playa del Inglés, donde la costa cambia de alineación, se encuentra la Punta de la Bajeta. Es una zona donde existen grandes fondos que impiden que la playa cuente con su límite inferior, la línea de cierre, necesaria para retener el sedimento que lleva a esa zona las corrientes de litoral, generándose por tanto una continua pérdida de arena hacia grandes profundidades. Esta situación permanece hasta hoy.

Las pérdidas anuales estimadas de arena por la Bajeta son del orden de unos 44.000 metros cúbicos. Para mantener el balance sedimentario del sistema de dunas global de Maspalomas, debería reponerse ese volumen de arena que el oleaje es incapaz de subir a la playa seca.

Ante esos dos casos de playas inestables, Las Canteras y Maspalomas, es preciso actuar de manera rápida si queremos evitar esas situaciones desequilibrantes que hacen peligrar la propia existencia de las playas. Las administraciones competentes con la colaboración de la Universidad de Las Palmas y demás prestigiosos expertos en dinámica litoral deberían coordinarse para poner en marcha obras de emergencia que hagan frente a esa situación.

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