La confirmación el pasado viernes por parte de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias de los dos casos que han dado positivo en coronavirus, una pareja de turistas que sigue en aislamiento con control sanitario en otro alojamiento en Playa Blanca (Yaiza) tras iniciar la cuarentena el miércoles de esta semana en el hotel H10 White Suites de esa localidad turística, a donde llegaron el martes por la noche, ha sido acogida por los residentes de esa población entre la preocupación y una aparente tranquilidad. Sanidad dio a conocer ayer el tercer contagiado en Lanzarote aunque sin precisar más datos.

Un camarero del hotel Sandos Papagayo, que prefiere mantenerse en el anonimato, aseguró anteayer que se siente "muy tranquilo porque este es un lugar seguro, Sanidad está controlando la situación y no debe haber alarma social". En cambio, reconoció tener incertidumbre sobre su futuro laboral ante el recorte de personal anunciado por algunas cadenas hoteleras y aerolíneas y la cancelación de vacaciones por parte de los turistas. "Tengo más miedo a perder mi empleo que al coronavirus", aseguró.

Entre los productos que más solicitan los clientes del supermercado Hiperdino Express situado en la Avenida Papagayo con la calle Janubio, están los jabones especiales para el lavado de manos, aseguró la cajera Estefanía García, quien al igual que sus compañeros realiza su trabajo con guantes y acude a lavarse las manos tras el aviso que de forma periódica se da por la megafonía del establecimiento. "Creo que ha habido demasiado alarma entre la población", indicó.

El jefe de cocina del complejo THB Tropical Island, Pedro Sabariegos, señaló que "en el pueblo se nota una cierta intranquilidad porque todo el mundo lo comenta" y añadió que "aunque es una cosa que irá a más, dependerá de nosotros mismos cumplir las recomendaciones que nos han dado para evitar nuevos casos. Vamos a ver cómo sobrevivimos a esta situación. No podemos vivir en un país con miedo". Hasta hace un par de días, la previsión que tenía en cocina de cara a la semana que viene, era de un 5% menos de menús.

Elsa López, dependienta de la tienda Mint, aseveró que "ya se nota el bajón de clientes en las tiendas, un 50% menos que hasta hace unos días". Ángeles Cantos, que trabaja en Perfumería Sasha, también apreció menos afluencia de publico. No le parece bien que "no hayan puesto en cuarentena el hotel donde se alojaron las dos personas afectadas por el coronavirus, tal y como hicieron con el de Tenerife. Es inevitable que lo hagan", consideró. Asimismo se mostró partidaria de que los negocios, "tal y como ha hecho Madrid estén cerrados desde ya durante quince días y que se abran los imprescindibles para esto no vaya a más".

"La gente no se lo toma en serio"

Aunque los locales comerciales como tiendas, bares, restaurantes y cafeterías estaban abiertos, entre otros tipos de actividades empresariales, frente a las instalaciones municipales como la biblioteca o las canchas deportivas que estaban cerradas de forma temporal para evitar la propagación del Covid-19, en las calles de Playa Blanca había más turistas que residentes. Entre los visitantes que paseaban por la avenida junto a la playa del pueblo estaba la alemana Denisse Hundermark, quien acababa de llegar a la Isla el pasado viernes junto a su pareja y dos hijos de corta edad. Es la quinta vez que visitan la Isla. "Reservamos estas vacaciones el pasado mes de diciembre y no nos informaron de la posibilidad de cancelarlas o cambiarlas por otra fecha hasta hoy, cuando ya estábamos aquí", aseveró. Tienen intención de permanecer catorce días.

Taxistas de Playa Blanca como Guillermo Pomar se muestran preocupados por la cada vez menor llegada de turistas. "La Isla se está vaciando y no vienen más. Lo vamos a notar y mucho. De hecho, ya tenemos la mitad de clientela que el año pasado por estas fechas. La cosa pinta muy mal", lamentó Pomar.

Ana Lizeth hacía la compra con una mascarilla en su rostro en el supermercado Spar de la calle Limones. Madre de un bebé de cinco meses, se quejó de que "la gente no se tome en serio lo que está pasando y se vean a niños en la calle en vez de estar en sus casas".

En la farmacia ubicada en la Avenida de Papagayo esquina calle El Barranco atienden a los clientes a un metro de distancia del mostrador. "Distancia entre nosotros por ti y por mi", se lee en un cartel en español, francés, alemán e inglés. "Alcohol y mascarillas no tenemos desde hace tiempo, a pesar de que hemos pedido más, al igual que los geles", detalló Diego Caraballo. Los termómetros de infrarrojos para tomar la temperatura corporal, sin contacto, también escasean. "El fabricante dijo que hasta julio no habrá más", avisó Diego.