La Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria ha puesto en marcha un plan de coordinación entre las unidades del cuerpo, un proyecto que según fuentes de la Jefatura se ha convertido en una "obsesión". Se trata de que empiecen a fijarse objetivos comunes entre los distintos grupos de trabajo policiales y que se hagan evaluaciones en común de las intervenciones. Tradicionalmente, los propios agentes han criticado a concejales y responsables de la plantilla por permitir que las secciones se conviertan en reinos de taifa y actúen por su cuenta.

Ahora mismo, explicaron ayer a este periódico fuentes cercanas a la Jefatura, "la nueva dinámica de trabajo que se quiere imprimir de puertas para dentro en [la sede de la Policía Local de] Miller Bajo, sobre todo tras el aterrizaje del concejal [Ángel Sabroso] en las propias dependencias, se basa en determinar objetivos comunes para toda la plantilla y que la información fluya por todos los grupos de trabajo, sin ningún tipo de cortapisas".

El programa de coordinación consiste en reuniones constantes de los responsables de las unidades, de forma que para actuaciones concretas se doten de los servicios necesarios. Por ejemplo, este verano se han realizado actuaciones conjuntas en varios puntos de la ciudad contra el botellón y un dispositivo en San Francisco contra varias personas que crean problemas de convivencia en el barrio.

Justo ahora, con el comienzo del curso escolar y el incremento del tráfico en la ciudad, se hará una actuación conjunta, a partir del día 16, de la Policía de Barrio, la unidad de Tráfico, el servicio de Atención a la Mujer y el Menor (Seamm), Atestados, el grupo especial GOIA y las unidades de Distrito, que se han repartido los puntos más conflictivos y las entradas y salidas de los colegios.