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Barrios que buscan fondos europeos

La sombra de ‘Pepucho’ en el Lomo Apolinario

La memoria del líder vecinal José Suárez García sigue en el recuerdo de los vecinos del grupo R. Suárez Franchy, 96 viviendas que necesitan con urgencia ser arregladas

La sombra de ‘Pepucho’ Suárez | ANDRÉS CRUZ

La sombra de Pepucho Suárez en el Lomo Apolinario es muy alargada; histórico líder vecinal, fue conocido como el alcalde del barrio. “Desde que se murió aquí no se ha hecho nada, con él se consiguieron muchas cosas”, señala Carmen mientras pasea a su perra Lola por la plaza que lleva el nombre del ex presidente de la Asociación de Vecinos Tabona. “Con él se pintaron los bloques por última vez, mejoraron la plaza, ahora mira, cómo se cae la pintura a trozos y todo es un desastre”, indica ella. Murió en 2014, pero la mayoría de esas actuaciones se hicieron realidad hace ya más de 30 años. El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria ha incluido las 96 viviendas del grupo R. Suárez Franchy y su entorno dentro del plan de intervención que prepara para nueve barrios de la capital con fondos europeos.

La memoria de Pepucho sigue en el recuerdo de los vecinos de R. Suárez Franchy, un grupo de 96 viviendas que necesitan con urgencia reparar sus fachadas. “Los edificios necesitan una buena mano de pintura”, apunta Julia Domínguez mientras conversa con dos de sus vecinas. “Las cornisas se están cayendo todas, en algunas trozos enteros, menos mal que no cogieron a nadie”, insiste. “En aquella pared ya se ven hasta los hierros del hormigonado”, señala Estrella Arbelo al muro de uno de los bloques donde pueden verse las costuras del edificio.

De los 66 millones de euros que Urbanismo prevé invertir en la ciudad con fondos europeos dos estarán destinados a reparar los bloques del Lomo Apolinario, aclara el edil del área, Javier Doreste. Una actuación que incluirá no solo reparar las fachadas y cubiertas de los edificios, si no también regenerar todo el entorno urbano de los mismos.

“El problema es que solo hay dos bloques con comunidad de vecinos”, indica Carmen, “en mi edificio la puerta del zaguán no cierra bien desde hace tiempo”. En otros, precisa, no tienen luz o la puerta directamente dejó de cumplir su función principal hace años. El envejecimiento de la población y la precariedad de los sueldos hacen que quienes viven allí difícilmente puedan hacer frente a estos desperfectos.

Las azoteas no corren mejor suerte, “algunas están hechas polvo”, matizan varias vecinas. En otras, los bidones de agua amenazan con rajar la base que los sostiene, “mi marido tuvo que arreglar la del nuestro el fin de semana”, apunta Julia. Y es que hace unos años, señalan, en otro bloque la loseta cedió y tres mil litros de agua bajaron por las escaleras inundando todo el edificio. Todo un espectáculo que esperan no se repita.

“Aquí somos pobres, si hubiera tenido dinero ya habría pintado; bueno, me habría ido de aquí”, reconoce Conchi Quintana en la ventana de su cocina. “Las casas son muy pequeñas, aquí las familias que tenían hasta 10 chiquillos vivían en malas condiciones”, recalca. Y es que, al igual que en sus gemelos de La Isleta -el grupo Fermín Sanz Orrio-, la vida en estos bloques del Lomo Apolinario se ha desarrollado en apenas 45 metros cuadrados.

En la plaza José Suárez García los problemas también son visibles. Las raíces de los ficus han hecho de las suyas y han levantado el pavimento en varias zonas. “Está todo ondulado”, repiten varias vecinas. En otro, los macetones y parterres, que llevan allí varias décadas -”desde los tiempos de Pepucho”, como indica Carmen- están rajados muchos de ellos o han perdido la decoración.

“Aquí mucho parque, pero las casas son muy pequeñas”, señalan varias vecinas. También hay puntos con problemas de accesibilidad, una materia que el Consistorio espera solventar con este plan de fondos europeos que gestiona el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

La sombra de ‘Pepucho’ Suárez

El barrio y los hábitos de vida han cambiado mucho desde que se construyera. En 1955 era un descampado a las afueras de la capital con apenas unas casas terreras a su alrededor, “allí había un alpendre con vacas”, indica una vecina donde hoy se levanta un edificio de tres plantas.

Precisamente, Pepucho recordaba en la última entrevista que concedió en 2010, año en el que dejó el movimiento vecinal, cómo cuando llegó al Lomo en 1956, cuando solo había cuatro casas y eran “todo barrancos y estanques”. En sus tiempos el barrio ganó el parque infantil, la cancha o el centro cívico; ahora necesita un nuevo revulsivo.

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Viviendas del Grupo R. Suárez Franchy, en Lomo Apolinario Andrés Cruz

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