PATRIMONIO

Los técnicos avanzan para desatascar la restauración de la ermita del Pueblo Canario

La Comisión Insular de Patrimonio analiza este mes el último proyecto para rehabilitar el inmueble. El Cabildo paralizó la obra en 2019 por el desacuerdo con la cubierta

Ermita del Pueblo  Canario

Ermita del Pueblo Canario / Juan Castro

Teresa García Santana

Los técnicos de Patrimonio del Cabildo de Gran Canaria analizan en estos momentos el último proyecto de rehabilitación de la ermita del Pueblo Canario presentado por el Ayuntamiento de la capital grancanaria, que será sometido a la aprobación de la Comisión Insular de Patrimonio, donde se espera que se desbloquee la actuación.

La restauración de la ermita de Santa Catalina está atascada desde hace más de tres años, después de que el Cabildo ordenara la paralización de los trabajos el 3 de abril de 2019, por la forma en que se estaba llevando a cabo la reforma de la cubierta.

Las diferencias irreconciliables entre los técnicos de ambas instituciones y el empeño del Ayuntamiento por seguir adelante con un proyecto que incumplía las directrices de la Comisión Insular de Patrimonio ha traído como consecuencia que los trabajos sigan aún empantanados.

Diferencias entre el Ayuntamiento y el Cabildo retrasan la reanudación de la intervención

El Ayuntamiento recurrió la paralización de las obras en los tribunales y no se decidió a cambiar el proyecto de rehabilitación hasta que el juez desestimó el contencioso interpuesto por la Concejalía de Urbanismo, que dirige el concejal Javier Doreste, y le dio la razón al Cabildo de Gran Canaria.

El Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 3 dictó una sentencia el 21 de septiembre de 2020, en la que respaldaba la intervención de los técnicos insulares, una resolución que devino firme porque el Ayuntamiento no la recurrió.

Casi un año antes de que los tribunales se pronunciaran, Doreste aseguraba en octubre de 2019 que las discrepancias entre ambas administraciones en torno a la cubierta se habían resuelto y que los técnicos estaban elaborando un nuevo proyecto.

Lo cierto es que dos años más tarde, Doreste afirmó en una comparecencia en el pleno el pasado 25 de mayo de 2021 que se estaba «ultimando el proyecto de rehabilitación integral de la ermita y del ámbito de la plaza de Las Palmas, situado en su delantera, estando prevista su culminación en junio» de dicho año. El proyecto finalmente se entregó en el primer trimestre de 2022.

La discusión por la permanencia de la cubierta, que el Cabildo siempre exigió, no ha sido la única diferencia, aunque sí la más grave.

Los técnicos insulares exigen mantener los techos, mientras que los municipales lo ven imposible

Mientras los técnicos del Ayuntamiento consideraban que no había forma de salvar la cubierta, dañada por las humedades y la carcoma, los técnicos insulares exigieron su protección. La conservación de los frescos de Jesús Arencibia también fueron objeto de varias advertencias por parte de los expertos, pero finalmente se llegó a un acuerdo sobre su conservación.

Y es que técnicos y operarios se encontraron cuando fueron a comenzar la rehabilitación con un edificio devastado por las humedades, la carcoma y los hongos, consecuencia del abandono que sufrió el inmueble, al igual que todo el conjunto arquitectónico del Pueblo Canario durante los últimos 60 años, pese a tratarse de un Bien de Interés Cultural (BIC), con la categoría de monumento. El estado de la ermita era sensiblemente peor porque su antigüedad es anterior al Pueblo Canario, que comenzó a levantarse en 1938, bajo la dirección de Miguel Martín-Fernández de la Torre, siguiendo el diseño de su hermano Néstor.

El Ayuntamiento adjudicó la rehabilitación en diciembre de 2018 por 341.330 euros, trabajos se paralizaron pocos meses después. La primera fase de la obra consistía en la impermeabilización de los techos y la eliminación de las humedades.

Especial preocupación generó la conservación de los frescos del pintor Jesús Arencibia. Un informe emitido por el servicio de Cultura y Patrimonio del Cabildo el 28 de febrero de 2018 destacaba la «excelente adhesión a los muros» de los lienzos, pese al «envejecimiento de los materiales con el paso del tiempo, demostrando una vez más la calidad técnica y la preocupación del artista para conseguir la perdurabilidad de su obra».

«El alto índice de humedad relativa dentro de la sala», añade, «se debe a condensaciones, filtraciones en la techumbre, pero también por capilaridad que va ascendiendo hacia los murales», lo que «se evidencia en las manchas blanquecinas de grandes dimensiones localizadas en todo el zócalo de mármol así como en el suelo; siendo esta una de las causas de degradación de los murales que habría que resolver». En relación con su conservación los técnicos plantearon la necesidad de «crear una pequeña cámara entre las pinturas y el revestimiento aislante» para evitar los «roces y abrasiones ocasionados por los materiales» y para que «circule el aire en su interior». Este periódico intentó hablar, sin éxito, con el edil Doreste, para conocer la solución que se ha dado a la cubierta y cuando se licitará la obra.

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