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Urbanismo negocia con dos propietarios la compra de ocho charcas en San Lorenzo

Los técnicos municipales llevan desde hace un año valorando las ofertas presentadas | El conjunto permanece degradado y seco

Vista de una de las charcas con los patos en el borde de la carretera por la falta de agua.

Urbanismo negocia la compra de hasta ocho charcas en la vega de San Lorenzo. El concejal del área, Javier Doreste, apunta que llevan más de un año en conversaciones con dos propietarios y que por el momento no han llegado a un acuerdo. Se tratarían del empresario Felipe Guerra, quien ha ofertado tres estanques de barro y con quien más tiempo llevan en conversaciones; y un segundo titular con cinco maretas. El objetivo será recuperar el entorno y hacer un parque agroambiental.

La Plataforma Salvar las Charcas de San Lorenzo denunció hace apenas dos semanas el «lamentable» estado en el que se encuentra este enclave etnográfico que forma parte del Paisaje Protegido de Pino Santo. El conjunto de maretas o estanques de barro permanece prácticamente seco y muy degradado; apenas una de las charcas pegadas a la carretera GC-308 mantiene una fina lámina en mitad de un suelo cuarteado. Pese a esto, el lugar constituye un importante humedal habitado por unas 40 especies de aves.

De estas ocho charcas, el Ayuntamiento comenzó a negociar primero con el empresario Felipe Guerra, propietario también de la presa de Tamaraceite. Se trata de un proceso que comenzó hace un año. De hecho, ya había presentado una oferta con anterioridad y el problema surgió al valorar los técnicos el terreno como espacio protegido y no incluir los derechos del agua de los estanques. «Eso es suelo rústico, en su vida será urbanizable; entonces, el precio no es el que se pagaría en San Lorenzo casco», matiza Doreste.

Doreste señala que existen más dueños con charcas, pero «no han hecho ninguna oferta»

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Por otro lado, Urbanismo recibió una segunda oferta por parte de otro propietario. «Le dijimos que tenía que hacer el formulario, el Ayuntamiento no compra según lo que digas, entre otras cosas hay que hacer una valoración de los terrenos», apunta el edil; aún así, afirma que los técnicos ven «con buenos ojos» las propuestas que están sobre la mesa.

Y es que el Consistorio lanzó a finales de 2020 una convocatoria para adquirir suelo rústico con valor medioambiental. La idea era poder comprar así terrenos en las charcas de San Lorenzo y en el entorno del barranco Guiniguada. En este tipo de ofertas los técnicos municipales deben valorar la calidad paisajística, etnográfica y ecológica del entorno o su capacidad para la reforestación.

El Ayuntamiento capitalino aprobó de manera unánime en septiembre de 2020 una moción de CC-UxGC que instaba al tripartito a comprar las charcas de San Lorenzo con el propósito de recuperar este espacio y garantizar que siga siendo el hogar de unas 40 especies de aves. Dos años después las conversaciones iniciadas con los distintos propietarios no han llegado a buen puerto. «No cejamos en el empeño», apunta ahora Doreste al respecto.

Según el edil de Urbanismo además de estos dos propietarios, existen más en la vega con varias charcas barranco arriba, «se han formado en comunidad, se les contactó pero no han hecho ninguna oferta». No obstante, recalca que con la adquisición de estas ocho maretas tendrían para hacer un proyecto inicial de parque agroambiental, tal y como tiene previsto el Consistorio desde hace tiempo, aunque posteriormente este podría ser ampliable en caso de comprar más terreno.

De todas estas charcas, la única que habitualmente tiene agua todo el año es una de las del empresario hidráulico Felipe Guerra. Ya en el verano de 2020 estuvo a punto de secarse. Los ecologistas actuaron en aquella ocasión de urgencia y echaron unos 50.000 litros de agua mediante tres cubas; días después el propietario hizo un nuevo llenado a petición del área de Urbanismo.

La Plataforma Salvar las Charcas indica que algunas aves se han ido a la presa de Tamaraceite

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En este momento la citada charca vuelve a estar en una situación crítica, con apenas una lámina de agua de reducidas dimensiones y rodeada de un suelo resquebrajado al faltarle un aporte hídrico necesario. Esto ha hecho que algunas de las aves que habitualmente vivían en esta zona hayan preferido trasladarse a la presa de Tamaraceite, que también es propiedad de Felipe Guerra, tal y como han constatando desde la Plataforma de Salvar las Charcas. Otras han optado por cobijarse bajo los coches aparcados en los bordes de la carretera que va a San Lorenzo casco, donde los vecinos les han puesto agua y comida.

El Cabildo anunció a comienzos de este año que acometerían en la zona una serie de pequeñas actuaciones, entre las que destacaban la limpieza de las acequias y senderos. Sin embargo, desde la Plataforma indican que las cantoneras y demás están «repletas de basura». Por otro lado, la corporación insular encargará un estudio al Instituto Tecnológico de Canarias (ITC) para medir la situación en el que se encuentra el enclave.

Las maretas se construyeron a partir del siglo XVII y el abandono progresivo del campo ha hecho que el estado de estas infraestructuras hidráulicas sea cada vez peor. El conjunto etnográfico incluye además una serie de acequias y cantoneras. Este espacio moldeado por el ser humano ha permitido crear un humedal reconocido por la organización SEO BirdLife, lugar de cría de especies como el tarro canelo o la focha común.

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