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Las tumbas ocultas bajo las calles de Las Palmas de Gran Canaria

En los últimos 40 años han salido a la luz ocho lugares de enterramientos que permanecían sepultados por el paso del tiempo

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Las tumbas ocultas bajo la calle La Provincia

Junio de 1989. Los trabajos para renovar la red de saneamiento en León y Castillo, a la altura del Metropole, quedan paralizados. Bajo tierra, ocultos, los operarios descubren una serie de restos óseos. Así comenzó una excavación arqueológica de urgencia que terminó por desenterrar una quincena de cuerpos que desataron mil y una hipótesis. Monjes mallorquines, enfermos internos de un lazareto o víctimas de la conquista castellana; incluso se barajó que fuera una fosa común de la Guerra Civil.

Los historiadores han estudiado al menos ocho lugares con enterramientos ocultos bajo las calles de Las Palmas de Gran Canaria. Se trata de emplazamientos que han salido a la luz en los últimos 40 años y que en su mayoría volvieron a quedar sepultados. Hasta comienzos del siglo XIX la ciudad carecía de cementerios y a los muertos se les enterraba en las iglesias e inmediaciones. A esto habría que añadirle la mortandad por epidemias o ataques piráticos desde el exterior, factores que obligaban a la sociedad de la época a depositar a los difuntos donde buenamente pudieran.

El catálogo de Patrimonio Arqueológico de Las Palmas de Gran Canaria recoge estos ocho lugares como puntos susceptibles de encontrar restos en caso de volver a realizarse en ese mismo entorno obras o excavaciones. A estos lugares ya identificados habría que añadir la totalidad del subsuelo de los barrios históricos de Triana y Vegueta. El catálogo también resalta la posibilidad de localizar vestigios de la desaparecida necrópolis aborigen que existió bajo las calles de La Isleta hasta que comenzó a urbanizarse a finales del siglo XIX.

La Minilla

En 1983, durante unas obras en los solares contiguos a las baterías de Guanarteme, los trabajadores descubrieron seis cuerpos. Según el catálogo, los restos óseos obtenidos en la excavación no se han datado por falta de estudios sobre este hallazgo. Una de las hipótesis que se baraja es la de posibles víctimas de un ataque pirático. Precisamente, esta loma fue bautizada como La Minilla puesto que desde el siglo XVIII existieron en la zona baterías de artillería que complementaban la defensa del castillo de La Luz y la del reducto de Santa Catalina.

San Agustín

Ese mismo año, 1983, los arqueólogos descubrieron vestigios de la muerte en otro punto de Las Palmas de Gran Canaria. Durante las obras de restauración de la iglesia de San Agustín, en el corazón de Vegueta, los expertos encontraron bajo el suelo una serie de cistas y laudas sepulcrales. Este templo se asienta sobre lo que en el siglo XVI fue una mancebía, es decir, un prostíbulo. Posteriormente, se levantó allí la ermita de la Vera Cruz, cuyos muros iniciales también se descubrieron en la excavación. Finalmente se levantó el edificio actual a modo de anexo del extinto convento homónimo -hoy sede del TSJC-.

Los expertos identificaron al menos 16 lápidas durante su investigación. Según la investigación, estas correspondían a personajes ilustres de la sociedad de la época. Tales como regidores, inquisidores o tenientes de coronel, quienes fallecieron entre 1701 y 1797. Estas no estaban en su emplazamiento original, por lo que fueron removidas en algunas de las sucesivas reformas del templo. Las iglesias, lugares de enterramiento por excelencia antes de la apertura del cementerio de Las Palmas en 1812, son edificios más que susceptibles de guardar tumbas ocultas. De hecho, la reutilización de lápidas en España fue una constante tras la desamortización de 1835, llegaron a subastarse o se usaron como pavimento en las calles. Incluso, cierto coleccionista terminó poniendo varias en el patio de su casa de Vegueta.

Metropole

En 1989 los arqueólogos dieron con uno de los mayores yacimientos con restos humanos encontrados en el subsuelo de Las Palmas de Gran Canaria. Todo comenzó el 13 de junio, tras abrir una zanja para renovar la red de saneamiento de León y Castillo los obreros se encontraron una serie de huesos enterrados entre callaos. Comenzó así una excavación arqueológica improvisada y de emergencia que duró apenas mes y medio. Los cuerpos y restos dispersos que fueron descubriendo, pertenecientes al menos a una quincena de personas, suscitaron revuelo entre la sociedad de la época. Estos se encontraban entre arena y callaos de la extinta playa de Santa Catalina.

En un principio, todo apuntaba a que pudieran ser víctimas de la represión de la Guerra Civil. Incluso, los forenses dictaminaron que cinco de los cadáveres tenían "el tiro de gracia" en el cráneo, por lo que podrían haber sido fusiladas. La gente decidió entonces llevar rosas rojas y claveles para dar un entierro más digno a aquellas personas. Pero, la realidad era algo bien distinta. El Museo Canario, encargado de hacer la excavación, envió a Miami una serie de muestras.

Restos óseos encontrados junto al Metropole en 1989. LP/DLP

Los análisis de Carbono 14 echaron por tierra la teoría de la Guerra Civil. Los huesos databan de 1410, con un margen de error de 70 años. Los arqueólogos plantearon así tres hipótesis para dictaminar el origen de estas sepulturas dentro de ese periodo. Por un lado, podrían ser mallorquines. Según las crónicas, estos fundaron un poblado en las inmediaciones de la ermita de Santa Catalina a finales del siglo XIV. Otra posibilidad sería que fueran víctimas de epidemias durante la conquista; y, por último, existe la posibilidad de que sean enfermos provenientes del lazareto viejo, mandado a construir a finales del siglo XV y cuya ubicación estuvo cerca de la citada iglesia.

San Telmo

Tras años de desidia, en 1992 el Ayuntamiento decidió renovar el quiosco de la música del parque San Telmo. Tras su demolición y apertura de una zanja para hacer la cimentación del nuevo pabellón, los operarios se toparon con una serie de huesos humanos. Entre los restos hallados, destacaban dos cuerpos dispuestos en su posición original, además de la traza de una antigua capilla. La ermita de San Telmo fue destruida por el ataque de Van der Does en 1599, por lo que el templo actual es una reconstrucción de aquel. Además, en la zona existió otra iglesia de reducidas dimensiones dedicada a San Sebastián, por lo que el descubrimiento sería el osario de cualquiera de estas.

San Francisco

Tras la desamortización, el extinto convento de San Francisco, fundado en 1518 y uno de los más ricos de los que albergó la capital, pasó a manos a la Guardia Civil. La Benemérita dejó el cuartel a mediados del siglo XX y el edificio fue derribado en los 60. Cuando el Gobierno canario inició los trabajos del actual Conservatorio de Música se realizó una excavación arqueológica previa, dado que se trataba de un lugar susceptible de encontrar restos del desaparecido edificio.

La excavación sacó a la luz trazados de distintas dependencias del extinto convento, además de varios enterramientos. Por otro lado, el catálogo remarca que en sucesivas remodelaciones de la contigua plaza de Colón -donde está la estatua- se han encontrado esqueletos humanos. Y es que, además del citado monasterio, existió de manera anexa a este el convento femenino de Santa Catalina. En la actualidad, el personal de seguridad del Conservatorio afirma escuchar lamentos y psicofonías por la noche.

Cairasco

La demolición del cine Cairasco -en el cruce de Primero de Mayo con la bajada de San Nicolás- permitió sacar a la luz un viejo osario a comienzos del año 2000. Los restos pertenecían a la desaparecida iglesia de San Justo Pastor, una de las pocas que sobrevivió al ataque del holandés en 1599. El templo, que databa de 1534, fue desacralizado en 1904 y derribado poco después para dar paso a la citada sala de cine. El descubrimiento se produjo cuando la excavadora estaba cabando en la parcela para hacer los cimientos y una serie de plazas de garaje. El revuelo que suscitó llevó incluso a que la Policía Nacional se llevaran parte de los restos óseos. Hoy se levanta en este punto un edificio de viviendas.

La Isleta

Bajo las calles de La Isleta existió hasta finales del siglo XIX una necrópolis aborigen sobre un malpaís de lavas. Por el momento en sucesivas obras se han encontrado hasta en dos ocasiones restos óseos en el barrio portuario, aunque en ninguno de los casos estos pertenecían a los antiguos canarios. A comienzos del año 2000 una excavación para renovar el alcantarillado, esta vez en la calle Rosarito, sacó a a la luz los esqueletos de dos personas. Estos fueron enterrados boca abajo y se presupone que con las manos atadas. Tras múltiples hipótesis, todo apuntaba a que se trataría de dos holandeses que formaban parte de las tropas de Van der Does.

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Excavación con restos humanos en la calle Juan Rejón La Provincia

Habría que esperar 18 años para que La Isleta volviera a vivir algo así. En 2018, en el transcurso de unas obras de Red Eléctrica, los trabajadores se toparon con un cráneo y otros huesos en la zanja abierta en Juan Rejón. Al comienzo de la investigación las miradas las pusieron en el holandés. Finalmente, los arqueólogos dictaminaron que se trataba de una mujer de menos de 20 años, por lo que ampliaron el abanico de posibilidades a una víctima de la epidemia de cólera de 1851 o a una joven aborigen.

Catedral de Santa Ana

Las eternas obras de la catedral de Santa Ana llevan siglos de qué hablar en la capital. En 2001 arrancaron los trabajos para completar la capilla del Sagrario, en el solar al norte de la basílica. En ese momentos los arqueólogos encontraron los restos de una calle y del primer hospital de San Martín, incluido el osario donde se depositaban los cuerpos de los enfermos con menos recursos. Habría que esperar al 2010 para que los expertos volvieran a retomar la investigación, sacando a la luz uno de los yacimientos más importantes de Canarias posteriores a la Conquista.

Los arqueólogos llegaron a destapar e identificar más de 100 cuerpos humanos -total o parcialmente-, aunque podrían ser muchos más. Y es que durante más de 300 años este fue el lugar donde se enterraba los cuerpos de las personas más desfavorecidas de Las Palmas de Gran Canaria, quienes sí se lo permitían eran sepultados dentro de las iglesias. El antiguo hospital de San Martín funcionó desde finales del siglo XV y finales del XVIII, con la construcción de unas nuevas dependencias junto al risco de San Juan. Este es el único punto de enterramientos descubierto en estas décadas que permanece al aire libre, a la espera de nuevas excavaciones arqueológicas.

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