Obituario

Fallece el economista José Manuel Rodríguez Moral, Fainos, a los 72 años

Fue asesor del Colegio de Abogados de Las Palmas en materia contable y tenía una asesoría en la calle Perojo | Colaboró con LA PROVINCIA en múltiples ocasiones

Fallece el economista José Manuel Rodríguez Moral, Fainos.

Fallece el economista José Manuel Rodríguez Moral, Fainos.

El economista de origen asturiano José Manuel Rodríguez Moral falleció este sábado en una clínica de Las Palmas de Gran Canaria a los 72 años. Tras cinco días ingresado, una enfermedad se lo llevó de manera fulminante, dejando tras de sí un hondo recuerdo en muchas personas que le conocieron en su faceta tanto profesional como personal, ya fuera en la capital grancanaria como en los otros lugares del planeta en los que residió en alguna ocasión. Colaborador habitual del periódico LA PROVINCIA, tenía una asesoría en la calle Perojo en la que nunca faltaron los clientes

Uno de ellos fue el Ilustre Colegio Oficial de Abogados de Las Palmas. Su decano, Rafael Massieu, recordó este sábado que Rodríguez Moral, conocido cariñosamente como Fainos, fue una persona «muy afable» con la que mantuvieron una estrecha relación que se alargó durante décadas. «Yo soy decano desde hace seis años, pero él ya estaba aquí desde mucho tiempo antes, estando yo en la junta de Gobierno», destacó el letrado, quien comentó que, justo la semana que viene, iban a presentar las últimas cuentas que confeccionó el economista. 

Rafael Massieu sostuvo que en el Colegio de abogados «siempre» han mantenido una «excelente relación» con el fallecido, porque era una «persona risueña, dicharachera» pero también un «magnífico profesional», que hacía parecer todo mucho más sencillo y que trataba de ayudar en lo que podía a los demás. De hecho, hace unas semanas ambos se reunieron para analizar las cuentas del organismo antes de su presentación. «Tenía muchas inquietudes, llegó a escribir varios libros», señaló.

La última de esas obras fue Verdades mentirosas, que presentó en el Club LA PROVINCIA en 2017, con la presentación del periodista, y subdirector de este periódico, Fernando Canellada. El libro hacía un repaso a algunas de las soluciones e ideas que el economista fue vertiendo en sus artículos como colaborador del diario para combatir la crisis económica y atajar los desafíos económicos que el planeta tiene por delante.

Su formación

Nacido el 11 de septiembre de 1950 en Gijón, el joven Rodríguez Moral cursó sus estudios desde el parvulario hasta el preuniversitario con los hermanos claretianos del Colegio Corazón de María de la ciudad asturiana. Después se pasó a los jesuitas para cursar la carrera de Economía en la Universidad de Deusto, en el País Vasco, junto a otros ilustres nombres del mundo económico del país. En sus aulas se formaron el presidente de la patronal española, Antonio Garamendi, el que fuera presidente de Banesto -uno de los más jóvenes de España en presidir una entidad bancaria- Mario Conde, o el político y exministro socialista Joaquín Almunia. Estos dos últimos, coetáneos del asturiano.

Fue una persona liberal e independiente, de padre asturiano pero madre catalana. Un carácter forjado en sus experiencias vitales en su Asturias natal, en Galicia, País Vasco, Cataluña o Londres, antes de recalar en Las Palmas de Gran Canaria hace ya más de dos décadas, donde pudo cumplir alguno de sus objetivos laborales y personales al amparo del Roque Nublo y junto a Las Canteras. Antes de ello, estuvo cerca de tres lustros trabajando en Barcelona

Empezó en el mundo industrial

Tras salir de la Universidad vasca, empezó su trayectoria en el mundo industrial, que dejó de lado para pasarse a la banca. Allí se curtió a las órdenes de Isidro Fainé en Bankunión -quien fuera después presidente de CaixaBank-. A diferencia otros líderes bancarios de su generación, algunos de los cuales estudiaron con él en Deusto, cambió de cordada y tomó otros caminos que le trajeron hasta la capital. 

Además de en su profesión, Rodríguez Moral también fue un asiduo en las tertulias periodísticas de Radio Las Palmas o de la emisora del periodista Francisco Chavanel. Sus opiniones, certeras e inteligentes, fueron para mucha gente una importante fuente de conocimiento.

Prólogo

Este es el texto a modo de prólogo que el periodista Fernando Canellada le escribió en su libro Verdades mentirosas, que se publicó en 2017:

Es para mi un honor introducir al lector en este libro de José Manuel Rodríguez Moral, un gijonés de mundo que se suma con todo el merecimiento a la serie ilustre de economistas escritores. Alumno de los claretianos en su infancia y adolescencia gijonesas se formó con los jesuitas en la prestigiosa Universidad Comercial de Deusto, donde se forjó la élite de la banca y de la industria de la última mitad del siglo XX en España. Eso deja huella y marca de por vida.

A José Manuel Rodríguez Moral debo uno de los más certeros diagnósticos que me ha servido para entender y situarme en el actual contexto socioeconómico. “La crisis va a durar hasta que nos acostumbremos a vivir con ella”, dejó caer con su franca naturalidad en un almuerzo en el restaurante … de la calle de Viera y Clavijo. Ninguna calle mejor para constituir una cofradía con el nombre de ese santo laico gijonés, Gaspar Melchor de Jovellanos, coetáneo y a buen seguro amigo del ilustrado arcediano de Fuerteventura.

Con el carácter independiente y liberal del asturiano, José Manuel Rodríguez Moral es fiel a sus raíces gijonesas y catalanas que se ensamblan con la llegada del ferroviario Eusebio Moral a la estación del norte de Gijón. José Manuel Rodríguez Moral, que ya ha mamado de ocho ciudades de lo que denominamos España, no solo destaca por el universalismo de su mirada sino también por su condición de gijonés esencial.

Es asturiano, hijo de la región que en opinión de Salvador de Madariaga es la más inteligente de España, la más razonable y la más clarividente. Es un grandísimo asturiano, canario de adopción y un español ejemplar. Me veo obligado, por tanto, a dejar constancia que al ritmo que avanza el siglo XXI, hemos apreciado que quedan muchas cosas por hacer y seguimos buscando soluciones e ideas. Aquí se agavillan algunas de las más originales, a fuer de sencillas, para salir de la crisis y atajar los desafíos económicos.

Ofrece nuestro economista escritor  una visión panorámica y crítica de la sociedad de nuestro tiempo. Pasa de lo particular a lo general sirviéndose del detalle y de la anécdota vivida, conocida o experimentada. Hombre sincero y honrado a carta cabal. Es también, hay que subrayarlo, una buenísima persona.

A diferencia de los tratados de economía, con fama de difíciles y oscuros, los relatos de José Manuel Rodríguez Moral son digeribles, fáciles y más de uno se termina con una sonrisa en el rostro. Estos textos que bien podríamos llamar ensayos con humor ofrecen gran interés para el lector de hoy.

La voz de “Fainos”, como cariñosamente le llaman sus más cercanos, no es la única que se alza contra la tiranía de los bancos, los abusos de la ingeniería financiera, pero es una de las más autorizadas.

Autor lleno de ideas y con profundidad más allá de la anécdota, es un observador perspicaz, inteligente correcto y objetivo, muy capaz. Buen conocedor de las ciencias de la economía, de las finanzas y del parqué.

De todos mis encuentros con José Manuel Rodríguez Moral guardo buen recuerdo y ahora podré conservar el mejor soporte de sus artículos.

José Manuel Rodríguez Moral es uno de esos casos excepcionales, dotad de una formación económica y profesional manifiesta en el riguroso y al tiempo asequible juego de su mente. Como intelectual expresa sus criterios, con las condiciones del clásico, sencillez, claridad y concisión. De la lectura de sus comentarios se percibe un soterrado espíritu crítico, socarrón pero tierno, hirsuto pero sentimental e irónicamente tolerante, como el maestro de periodistas Juan Ramón Pérez Las Clotas describía a los nacidos en la villa de Jovellanos.

Esfuerzo en la mejor tradición jovellanista, como buen gijonés, de dejar testimonio de sus opiniones. Jovellanos se acercó a las ciencias sociales y sobre todo a una ciencia nueva en su época llamada economía

Fainos como Jovellanos cree que la principal fuente de prosperidad pública se debe basar en la instrucción, motor de progreso

Y hace suyo el consejo del prócer gijonés que exhortó a sus convecinos a salir de su ensimismamiento y mirar al mundo “porque ya no es posible recluirse en los estrechos límites del pueblo, del valle o de la región, y solo pueden ser libres los pueblos que saben mirar al mundo y se hacen así sabios y prósperos”. José Manuel Rodríguez Moral así lo ha hecho. 

Una vez reunidos y ordenados en este libro, los textos ofrecen un atrayente recorrido por los principales problemas de la crisis nacional desde una óptica de humor y realismo riguroso.

Si se me permite, por último, expresar un juicio personal sobre los textos incluidos en este libro, debo…

De mi reconocimiento sincero como lector

Y de mi enorme gratitud por permitirme colaborar en esta obra suya con mi firma.

He sido hombre de improvisación, por razones profesionales, de salto de unos asuntos a otros, de un ambiente a otro. Entre las pejigueras que me ha causado esta debilidad ha sido verme en compromisos como el del amigo Rodríguez Moral que me ha sometido Nicolás Cruz.

Quienes lean estas páginas descubrirán un singular talento, una natural capacidad creadora pese a que su actividad profesional con la economía puede oscurecer, y en algún momento anular, su personalidad literaria.

La lectura de los artículos de Fainos es atractiva, sugerente y muy útil. Pese a su apariencia benigna este libro es una bomba, como se dijo de aquel de “La cultura de la satisfacción” de Galbraith.

Es mi mejor deseo que ha elaborado con amor e inteligencia el editor y promotor permanezcan en el tiempo como un testimonio de la obra de un economista singularísimo; de un gijonés entrañado en Las Palmas de Gran Canaria.

No me resta más que animar al lector a adentrarse en estas páginas. Este economista no es de difícil lectura. Todo lo contrario. Leerlo, querido lector, creo que será una buena inversión.