Pelotera en San Bernardo

Las escandaleras a la entrada del garaje indignan al vecindario por las continuas pitadas e insultos

Atascos y pitadas para entrar al aparcamiento de San Bernardo

Teresa García Santana

Las continuas pitadas e insultos en el acceso al parquin de San Bernardo que descargan los que esperan para entrar contra los que se cuelan no dejan vivir al vecindario, que reclama una solución.

«¡Sinvergüenza!, ¡carota!, «¡haz la cola como los demás poca vergüenza!. Estos insultos y otros de mayor calado salpicados con tremendas pitadas son la banda sonora que soportan a diario los vecinos de San Bernardo, una monumental escandalera que desde mitad de diciembre pasado ha subido de tono y se vuelve permanente por la mayor afluencia al aparcamiento debido a las compras navideñas.

Las peloteras las montan los usuarios del aparcamiento de San Bernardo cada vez que alguien se cuela por el carril de la izquierda, por el que supuestamente no se puede acceder al garaje, mientras los demás hacen cola por la derecha.

  Cuando los que se cuelan por la izquierda bloquean el carril de bajada, el concierto de bocinas se extiende a la calla Primero de Mayo y su impacto acústico se acrecienta de manera considerable con las pitadas de las guaguas municipales bloqueadas.

 «Aquí no hay quien viva», resume un portavoz el sentir del vecindario, que se muestra desesperado e impotente ante el concierto de gritos y pitadas que les llueve cada día. 

La culpa de las peloteras que se forman en la calle la tiene la entrada al aparcamiento. De hecho, los vecinos aseguran que muchos de los que se cuelan lo hacen sin saberlo. «Siempre hay algún listillo, pero la mayoría de los que acceden por el carril de la izquierda no se dan cuenta de que la señal les obliga a bajar» hacia Viera y Clavijo.

Y es que para entrar en el garaje, hay que colocarse en el carril de la derecha, el más alejado, y hacer un giro de 180 grados. Cuando hay plazas en el aparcamiento no hay problema porque los vehículos van entrando según llegan. Las discusiones se generan cuando el parquin está lleno y hay que hacer cola y los que esperan se cabrean cuando se cuela algún automovilista por el carril de la izquierda.

«El resto del año empieza la escandalera cuando el parquin se llena, varias veces al día, pero ahora pasa a todas horas, por el aumento de afluencia de gente y, aunque la rotación es muy rápida, se forman colas en el carril de la derecha y de repente baja un coche por el carril de la izquierda, no saben nada y se cuelan. La gente normalmente no sabe que el carril izquierdo es solo de bajada, aunque está señalizado, y se forma la escandalera», explica el portavoz vecinal, que prefiere no dar su nombre.

Pitada

Y es que lo normal cuando se cuela alguno, añade, «es que los cinco que están esperando se cabreen, metan una pitada y se insulten. Alguno incluso se baja del coche y el que se ha metido, como no se puede entrar del todo en el garaje se queda ahí medio empotrado y provoca que la cola llegue a Primero de Mayo. Las guaguas empiezan a tocar la pita y esto se vuelve insoportable y ocurre a diario, a todas horas», se queja.

Los vecinos acusan al concejal de Movilidad José Eduardo Ramírez y a la Policía Local de «no haber hecho nada. Hemos mandado escritos tanto a Movilidad como a la Policía Local, pero aquí no aparece ni Dios».

En los escritos remitidos a ambos departamentos, aseguran, han incluido la alternativa que creen que puede solucionar el problema y que pasa según ellos por «acortar la entrada al parquin para que el que baje por la izquierda no pueda girar de ninguna manera», algo que se puede hacer con unos simples conos.

«Además hay que poner otra señal vertical en la misma entrada del aparcamiento indicando que ese carril es solo de bajada. Ya hay una señal en Primero de Mayo, pero mucha gente ni se da cuenta. Todas estas posibles soluciones las hemos planteado en los escritos que hemos mandado, pero no nos hacen caso».

Durante el año, explica, los vecinos temen que lleguen las cuatro de la tarde, cuando comienza el rebotallo, «pero ahora en Navidad es a todas horas y está el barrio encendido. Esto es una locura. Se colapsa el tráfico y el que viene a comprar y está esperando se coge una calentura y se baja del coche y nosotros aguantando. Los vecinos estamos que nos tiramos de los pelos y a mí me sorprende que el propio ayuntamiento no haya detectado el grave problema que hay».

Añade que los residentes están tan hartos del continuo alboroto que se están planteando emprender movilizaciones. «Yo tengo mi despacho aquí y no se puede ni hablar por teléfono, porque cuando se cuela uno la escandalera es tremenda, porque todos los demás se indignan y el que se cuela cree que la cosa no va con él. Cuando hablo por teléfono, la gente me pregunta que donde estoy por las escandaleras tan grandes que se montan».

Este periódico intentó hablar, sin éxito, con el responsable de Movilidad para conocer si tiene prevista alguna solución al problema.

Suscríbete para seguir leyendo