Santa Catalina me riscó la perra

La caniche gigante Chanel triunfa con su diseño discotequero en el Carnaval Canino

La caniche gigante Chanel engatusó ayer al público que acudió al Parque de Santa Catalina, la mayoría junto a sus mascotas, disfrazadas para la ocasión, para disfrutar y golisnear el Carnaval Canino. A sus seis años de edad, Chanel se alzó, con la fantasía Platinium, con el primer premio de este certamen, un galardón que lleva conquistando en las tres últimas ediciones. El segundo premio se lo llevó Mía, una labradora mestiza de cuatro años, que presentó Liliana Vera con la fantasía ¡Canta, canta, que mi guitarra encanta!, mientras que el tercero lo ganó Teddy, un ejemplar terruno mestizo de tres años, de Ana María Alonso, que también puso ritmo a la soleada jornada del domingo, con la fantasía Traemos ritmo al Carnaval.

La cita canina llenó el Parque de Santa Catalina hasta la bandera, con unas 4.500 personas congregadas para ver el espectáculo. De los 16 aspirantes dos se quedaron fuera del concurso porque no llegaron a tiempo, pero una vez que se desvelaron los nombres de los ganadores, y se hizo entrega de los premios, que consistían en ingentes cantidades de pienso, un total de 100, 75 y 50 kilos que va en función de los tres galardones, se produjo una manifestación de pura raza sobre el escenario. Las mascotas se adueñaron de Studio 54 y de una forma ordenada, sin alaridos, y moviendo las colas, el Carnaval ponía su mejor hocico. 

Chanel se presentó con un mono de lentejuelas en color negro, y rojo, y un penacho de plumas plateado coronado con un antifaz que cargaba sobre los hombros y unos adornos simulando unas teclas de piano sobre las patas. La caniche, de pelaje negro, peinada con dos pequeñas coletillas, ya mostró tablas sobre el escenario cuando saludó y bailó a ritmo de la música de su tocaya la artista cubana, que sonó en el escenario de Studio 54 de la mano de Toni Bob, justo durante su desfile. Le acompañó su propietaria, Felicia Svensson, que diseñó también la pequeña discoteca que llevaba a su lado, justo el motivo de la alegoría de los carnavales de este año de la capital grancanaria. 

«Es una carnavalera de las patas a la cabeza», aseguró Felicia, nada más conocer el veredicto del jurado, que estuvo presidido por Carmelo Herrera. La carroza la hizo hasta cuatro veces, y la idea de hacer que Chanel fuera la perra más discotequera se le ocurrió porque quería enfocarse en Studio 54, por lo que las bolas de espejo, en tonos plata, motivaron que el nombre elegido fuera Platinium. 

 También contó que a la caniche la ha criado desde que era pequeña, y desde que cumplió seis meses comenzó a competir en los certámenes de belleza. «Es una perra tranquila, pero le encanta participar en los concursos, le gusta saltar, bailar y brincar», explicó. Channel ha desfilado por las pasarelas de Gibraltar, Madrid, Bilbao, o Talavera de la Reina donde también ha conquistado al jurado. Y como no ha parado de ganar en el Carnaval de la capital grancanaria en 2021 como el diseño Apocalipsis, y en 2020 como Drag Can La Obsesionada, lo que es indudable es que lleva tiempo ahorrando dinero en comprar piensos. 

También Mía, la labradora mestiza que se alzó con el segundo premio, había participado en este certamen canino en otras ocasiones. En las dos anteriores ediciones lo había hecho con la hija de Liliana Vera, pero fue ayer cuando conquistó un galardón. No lo tuvo fácil la participante porque el traje de rumbera le dio un poco la lata porque la falda se le trabó entre las patas y no podía andar. Pero, el humorista y presentador Baby Solano hizo que el público animara con las palmas, y una vez que Mía logró que el vestido, diseño de Alicia Ortiz y Natalia Santos, le dejara libres las extremidades traseras siguió desfilando tan campante, y como si no hubiera pasado nada.

Fue evidente que para triunfar ayer en Santa Catalina contó mucho la experiencia porque también Teddy, el tercer ganador, un perro mestizo «divertido y sociable» como lo definió su dueña Ana María Alonso, ya había participado en 2020. Desde las siete de la mañana comenzó Ana y su diseñador, Vicente Macías, con los preparativos de los disfraces de rumberos. Entre unos trajes en amarillo y lila, Ana y su pequeño Teddy se movieron a un ritmo sabrosón ante un parque de Santa Catalina que, a pleno sol, sin una nube y una temperatura veranigea pese a estar en febrero, empezaba a animarse más. 

Entre los participantes también causaron sensación con sus disfraces los cocker y yorkshire Byron, Royal y Bob; los mestizos Niña y Serkan; las chihuahua Nala y Kiara; los pequineses Gizmo y Gowin; la chihuahua Lía, el husky siberiano Volk; la pastor alemán Simba; el mezcla de terrier Timari; la pinscher Lola, y Bethoveen, un san bernardo que hizo a los más mayores recordar a la serie de Heidi, con la que muchos descubrieron los dibujos animados en color.  

Sin duda, el concurso canino, que ha cumplido su décimo tercera edición se ha convertido ya en una convocatoria que moviliza cada vez más a los amantes de las mascotas perrunas, porque de momento no caben otras. Familias enteras acudieron ayer hasta Santa Catalina con la excusa de que sus canes se lo pasaran en grande moviendo la colita, pero casi que disfrutaban más ellos de verlos. Fue el caso de Mari Carmen Martín que vistió de rojo a Candela, su yorkshire, mientras que su hija Carolina, que sacó a Bimba y a Lola de un albergue, debutaba en la fiesta con sus dos mestizos, ambas con faldas de tul.

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Entre tantos perros y perras, envueltos en telas, tul, con brillante perfectamente alineados sobre los ojos o encima del hocico, y hasta con diadema, llamó la atención la puesta en escena de Haridian Alonso. Sus pequineses, Gizmo y Gowin, de apenas tres meses, estaban dentro de una máquina de cristal como las llevan dentro juguetes y peluches que se sacan después de introducir unas monedas. Fue el presentador quien se encargó de hacer que ponía unos euros, y tras girar la manivela, salieron los pequineses más contentos que unas pascuas al verse fuera de la especie de jaula en la que estaban. El mensaje que quiso trasladar ayer esta diseñadora es que las mascotas más fieles del universo no son un peluche que se compra, con el que se juega un tiempo  y luego se abandona. Con todo, muchos de los asistentes ayer a Santa Catalina salieron de un albergue.