Movilidad

El 3% de los taxis de la ciudad están adaptados para discapacitados

Las personas con movilidad reducida tienen problemas para ser atendidos | El Ayuntamiento capitalino pretende aumentar a un 5% el número de estas licencias

Marc León saca la rampa para el acceso de sillas de ruedas. | | ANDRÉS CRUZ

Marc León saca la rampa para el acceso de sillas de ruedas. | | ANDRÉS CRUZ / Gretel Morales Lavandero

Solo el 2,7% de los taxis de Las Palmas de Gran Canaria están adaptados para personas con movilidad reducida (PMR), esto es 43 licencias de 1.588. Los usuarios de este tipo de vehículos afrontan dificultades para acceder a este servicio público cada vez que tienen que desplazarse. El Ayuntamiento capitalino se ha propuesto aumentar el porcentaje a un 5% de la flota en los próximos cuatro años, como recomienda la Unión Europea para garantizar la accesibilidad de toda la población.

Los taxis adaptados son furgones de nueve plazas que incorporan una rampa para silla de ruedas. Cuando no recogen a personas discapacitadas pueden utilizar los sillones para acoger a grupos que en un taxi normal no cabrían. Un incentivo, que puede convencer a los taxistas para escoger este tipo de vehículos, además de las subvenciones que ofrece el Cabildo de Gran Canaria para la compra o adaptación de los mismos. El concejal de Movilidad del Consistorio, José Eduardo Ramírez informa que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria se sumará al esfuerzo inversor del Gobierno Insular para ofrecer ayudas a los taxistas en la tarea de ofrecer un servicio apto para todas las necesidades.

Marc León no lo tiene tan claro. Hace nueve años compró una licencia para un vehículo de seis plazas y un año después de la compra se actualizó la ordenanza municipal para no permitir los taxis de más de cuatro pasajeros, a no ser que se convirtieran en accesibles. León se decidió y desembolsó 13.000 euros en la adaptación de su vehículo. En su caso no pudo disfrutar de la ayuda institucional porque el coche ya había sido usado como taxi y, por lo tanto, «no entraba en el baremo».

«Una vez dejé de casar a una pareja porque no conseguí un taxi», comenta una usuaria

Las ayudas para la transformación rondan desde los 2.000 hasta los 3.000 euros, por lo que el taxista opina que con «la subvención no adaptas nada porque no solo es poner una rampa tiene que tener unas medidas regidas por la ley de eurotaxi». «Con ese dinero haces poco», añade León.

Aunque el precio depende de la marca del automóvil, en general la inversión inicial es alta, el edil de Movilidad indica que uno accesible puede costar, de media, 4.000 o 5.000 euros más. Después del gasto, León asegura que ha conseguido rentabilizarlo. «Es rentable si tú quieres hacerlo rentable», explica. «Si me tengo que desplazar a la otra punta de la ciudad intento poner el taxímetro en un punto intermedio», detalla. «Hay clientes que se quejan, otros que no y otros que les da completamente igual porque lo que quieren es que le solucionen su problema de movilidad y les da igual que les cobres 15, 20 o 30, ellos lo que necesitan es coger un taxi adaptado para ir aunque sea al Negrín», específica.

Este tipo de vehículos, según León, pueden presentar más averías. «Realmente son coches que no están preparados para taxis porque son furgones de reparto, pero con plazas y la caña que se le da un día a día en un taxi no la aguantan», explica aunque matiza que también depende de la marca. Tener el vehículo durante algunas temporadas del taller ahuyenta a algunos profesionales, que como cuenta León algunos de sus compañeros han dado marcha atrás y han vuelto a utilizar coches no adaptados por los inconvenientes que habían sufrido a nivel mecánico.

Gloria Marrero, pertenece a la Asociación de Enfermedades Neuromusculares de Canarias y suele moverse en taxi. Marrero lamenta que «siempre» tiene problemas para encontrar alguno, como le sucedió la última vez cuando asistió al tanatorio y estuvo esperando una hora y media hasta que la centralita le avisó de que habían encontrado a uno. «Cuando no hay ningún taxi que me pueda recoger tengo que coger la guagua y buscar un sitio donde haya una parada», explica, pero cuando no hay parada cercana o accesible con silla de ruedas es el verdadero handicap. Aunque a ella no le ha sucedido conoce a compañeros que se han quedado «colgados» y han tenido que esperar durante horas porque no han tenido la posibilidad de encontrar una alternativa.

Conseguir o no un taxi ha condicionado, en muchas ocasiones los planes de su vida, desde el trabajo hasta una cita médica. «Una vez dejé de casar a una pareja en las Casas Consistoriales porque no conseguí uno», recuerda.

«Los que están trabajando para las personas con movilidad reducida son gente estupenda, muy responsable y amable y te reservan la hora, pero hay muchos que han conseguido la licencia para trabajar con extranjeros», critica. Marrero cuenta que algunos conductores se ven tentados por la capacidad extra de los coches y van directamente hasta el muelle para recoger cruceristas, ya que es más rentable.

«Hay gente que los ha puesto solo por el tema de las plazas, pasan la inspección del Ayuntamiento con una rampa de quita y pon, pero una vez han pasado el trámite cuando entra a trabajar ese vehículo la rampa se queda en el garaje de casa», confirma León. «Somos unos poquitos los que estamos dispuestos a hacer servicios PMR», añade.

«En el 2015 cuando llegamos habían 11 taxis adaptados», resalta el edil de Movilidad

Gracias al mayor número de plazas, los profesionales pueden abrir el abanico de clientes que pueden llevar, ya sean familias numerosas, servicios de PMR o servicios de alto volumen de equipaje. Es uno de los incentivos para que los taxistas decidan escoger este tipo de vehículos, ya que por otra parte el mantenimiento del vehículo también es más elevado al ser los neumáticos más caros, el cambio de aceite también asciende porque el motor es más grande, pero «todo eso te lo cubre el extra de trabajo que te da el poder atender a más gente», comenta León. «Para muchos eso es una ventaja competitiva, muchos de ellos adquieren este tipo de taxi por motu proprio porque les permite llevar a más gente además de llevar a personas en silla de ruedas», afirma Ramírez.

Una incorporación lenta

No está estipulado un mínimo de taxis accesibles que deben trabajar durante las jornadas, por lo que sobre todo durante los fines de semana o festivos, resulta difícil encontrar alguno. «El peor horario es a partir de las 19:30, a esa hora hay dos o tres trabajando nada más. Luego los fines de semana es un desastre también, el sábado todavía trabaja alguno, pero por la tarde noche y domingo fatal», comenta Marrero. «Tienen unos teléfonos diferentes, que cuando llama el usuario a una de las emisoras puedan hacerse cargo de la persona en silla de ruedas», apunta Ramírez.

«En el 2015 cuando nosotros llegamos habían 11 taxis adaptados, hemos cuadruplicado esa cantidad en los últimos años», comenta el edil de Movilidad. La incorporación de este tipo de taxis ha sido un proceso lento no solo en Gran Canaria sino en todo el Archipiélago. La primera flota de taxis adaptados llegó a Canarias en 2004 y fueron tan solo dos para la capital grancanaria y otros dos para la tinerfeña.

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