Las Palmas de Gran Canaria, medio siglo rascando el cielo con sus edificios

La explosión demográfica de los 60 y 70 unida al desarrollismo del tardofranquismo llevó a la capital a crecer con grandes edificios de viviendas en los ejes principales

Panorámica zona Mesa y López y Alcaravaneras.

Panorámica zona Mesa y López y Alcaravaneras. / ANDRES CRUZ

La capital grancanaria sumó entre 1960 y 1980 prácticamente dobló su población. Esta explosión demográfica unida al desarrollismo del tardofranquismo llevaron a querer reflejar el buen momento económico por el que pasaban los Islas y el país y facilitar el alojamiento a los nuevos vecinos. El estilo brutalista de las torres Yaiza -105 y 95 metros de alto- son el máximo exponente de esta época de bonanza que cerró en 1973 con el edificio Talavera, hace ahora medio siglo.

Conocido popularmente como Casa del Coño por las expresiones de asombro que causaba entre los vecinos -y más especialmente entre quienes venían de fuera de la ciudad-, las once plantas del número 361 de la calle León y Castillo quedarían pronto deslumbradas por una serie de torres que crecieron sin prisa pero sin pausa apenas diez años más tarde. Hace medio siglo la explosión demográfica de las Islas, el éxodo rural y el desarrollismo del tardofranquismo llevaron a Las Palmas de Gran Canaria a crecer en altura. El edificio de los taxistas, el del Campo España o las torres Virgen del Pino son solo algunos ejemplos de una tendencia urbanística que marcó una época y que no ha vuelto a repetirse.

A lo largo de los siglos, la ciudad se había caracterizado por edificaciones de baja altura. Salvo las iglesias y algún edificio muy concreto, la mayoría de construcciones apenas superaban las tres plantas hasta el arranque del siglo XX. Durante la primera mitad pocos fueron los inmuebles que sobrepasaron esta marca -principalmente, en arterias como Triana o Bravo Murillo-. Precisamente, la escasez de grandes avenidas y calles anchas en la trama urbana no propiciaron este tipo de edificaciones en altura.

La población de la capital creció en los años 60 un 32,46%, el mayor incremento de su historia

Habría que esperar a la década de 1950 para ver los primeros minirascacielos. La Casa del Coño, frente a la playa de Las Alcaravaneras, comenzó a construirse en 1955; mientras, la Casa del Marino hizo lo propio en 1958. Un año más tarde tocaba el turno de la antigua sede del Banco Exterior, hoy reconvertido en hotel BEX. Este último edificio es particularmente singular, dado que se diseñó para darle un frente realzado a la calle Franchy Roca -entonces General Primo de Rivera- en un intento de imitación del art decó americano de principios de siglo, ya en claro desuso por aquel entonces.

La década siguiente lo cambiaría todo. En 1960, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria contaba con 193.862 vecinos. Diez años más tarde sumó 93.176 habitantes, un 32,46% más, hasta alcanzar los 287.038 palmenses. Se trata del mayor crecimiento demográfico de la capital en toda su historia. En los 70 seguiría la tendencia, aunque no tan acusada. La ciudad sumó 79.416 habitantes (+21,67%) hasta superar los 366.454 empradonados. Es decir, en 1980 tenía tan solo 11.943 residentes menos de los que tenía en el censo publicado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el pasado enero (378.397 vecinos).

Para dar cobijo a esa avalancha de nuevos habitantes se trazaron de la nada grandes avenidas -Mesa y López y Escaleritas- y la ciudad se expandió ganándole terreno al mar con la construcción de la Avenida Marítima. En torno a estos ejes sería donde se desarrollaría ese sky line en altura. «Esta fue una tendencia en toda la geografía española a raíz del boom económico de los 60», apunta el arquitecto José Luis Gago. Este tipo de edificios proliferaron por multitud de ciudades con un estilo que fue bautizado como brutalista, «Las Palmas no iba a ser menos, entonces eran un signo de modernidad, servía para crear iconos por su simbología».

Estilo brutalista

Conocidos popularmente como edificios de los taxistas, las Torres Yaizas y sus 105 y 95 metros de altura son las más altas de la capital grancanaria; y las mayores de todo el Archipiélago tan solo por detrás de las torres de Santa Cruz -120 metros-. Situadas en el tramo final de Mesa y López, llevan allí, en pie, 53 años. El arquitecto José Luis Jiménez Saavedra fue el encargado de diseñar estas dos torres prácticamente gemelas. Con un marcado estilo brutalista propio del desarrollismo de finales de los 60 y comienzos de los 70, se elevan por encima de la avenida de manera icónica.

Torres Yaiza o edificio de los taxistas.

Torres Yaiza o edificio de los taxistas. / ANDRES CRUZ

Gago resalta la belleza de este edificio, «es el más interesante de la zona, con un tratamiento escultórico singular a base de muros ciegos, salientes varios o formas asimétricas». Un inmueble que cuenta con un «hermano pequeño», apunta, en la zona de Buenavista de Escaleritas, el edificio Talavera, y que en este caso sí cumple ahora 50 años.

Con sus 26 plantas, el hotel Don Juan abrió sus puertas en 1970 y sigue siendo el más alto de Canarias

A comienzos de los 70 un edificio de tanta envergadura ya no era un ente aislado en el paisaje de la ciudad. En los 60 comenzaron las obras de los primeros edificios en superar las 15 plantas de altura. De esta primera etapa del desarrollismo, en base a datos del catastro, resaltan el edificio del Banco Santander (1965), diseñado por Secundino Zuazo en el arranque de Bravo Murillo; el edificio Azor (1965), primera torre reseñable de Mesa y López; el Humiaga (1966), en Primero de Mayo; y el número 17 de esta misma avenida, reconocible por su forma en Y. Estos dos últimos conforman el conocido en los Riscos como «muro de la vergüenza» por tapar el frente de San Nicolás. El mismo apelativo que los vecinos de Schamann han dado al edificio España, en la plaza de Don Benito.

Fermín Suárez Valido, autor de la urbanización de casas baratas de Schamann, incluido el edificio España, fue un destacado autor durante el tardofranquismo en la capital. Además de la ya citada Casa del coño, diseñó el otro edificio icónico de la avenida Mesa y López. Con cinco portales, el Amaco (1971) es más conocido por su nombre popular: Madera y Corcho, al ser promovido por la cooperativa del gremio. Por aquel entonces el bulevar entre la plaza de España y la de América todavía no se había construido -apenas era una calzada única de doble sentido- por lo que su altura y la de las vecinas torres Yaiza -de los taxistas- contrastaban con las casas terreras y talleres de Guanarteme.

Vista de Mesa y López en 1970.

Vista de Mesa y López en 1970. / Recuerdos de Gran Canaria

La inauguración del hotel Don Juan en septiembre de 1970, de la mano del ministro de Turismo, Alfredo Sánchez Bella, y con decoración de Galerías Preciados, abrió la nueva década. También con unas líneas propias del brutalismo y el desarrollismo, el actual AC Gran Canaria fue diseñado por Pedro Massieu Verdugo. Con sus 26 plantas y 84 metros de altura es el establecimiento hotelero más alto de Canarias, por encima de la torre Bel Air, en Puerto de la Cruz.

Plan volumétrico

Al año siguiente terminaron los trabajos de uno de los edificios más emblemáticos de la Avenida Marítima: Torre Las Palmas. Con sus 70 metros de alto, se yergue por encima de la playa de Las Alcaravaneras y da nombre a uno de los nudos de carreteras más congestionados de la capital. Se trata también de un diseño de Suárez Valido, aunque en este caso junto a Enrique Spínola.

El edificio Atlántico y las torres Virgen del Pino, en Escaleritas.

El edificio Atlántico y las torres Virgen del Pino, en Escaleritas. / Juan Castro

Torre Las Palmas marcó un hito en la Avenida Marítima. Gago explica que el plan volumétrico de 1965, obra de Guerrero y García, «abrió la puerta a conformar un frente con piezas verticales y otras horizontales en la Avenida». A medida que se ganaba terreno al mar entre Triana y Alcaravaneras, se construyó una línea de torres, aunque finalmente la mayoría apenas superó las 10-12 alturas. Solo destacaron el citado edificio junto a Julio Luengo y, ya más recientemente, el Granca (1980), en la plaza de la Fuente Luminosa.

«Construir torres era un símbolo de modernidad en aquel entonces», apunta Gago, «es una época en la que incluso se hizo un scalextric». A los ejes de la Avenida Marítima y de Mesa y López se le unió la nueva avenida de Escalerita en Ciudad Alta. Una zona de gran expansión «con muchas posibilidades que permitía que se vieran bien los nuevos edificios». Al no haberse urbanizado el barranco de La Ballena permitía que estos destacaran. 

Crisis inflacionistas

El primer inmueble de gran altura en el barrio fue el Buenavista (1968), en la calle Luis Benítez Inglott. Al año siguiente terminaron el Solyvista, en Escaleritas con la avenida de Ansite. Con sus 88 metros de alto es el más alto del distrito de Ciudad Alta. A este le siguieron en 1970 el Atlántico y las torres del Pino, cuyo volumen resaltan especialmente. Ya fuera de estos ejes viarios principales, se hicieron también en este periodo de bonanza económica el edificio Puerto, en Manuel Becerra; y el Central, en Franchy y Roca.

Las crisis inflacionistas de los 70 terminaron por acabar con esta tendencia, que disparaba el precio de las obras. Durante el último boom del ladrillo apenas se levantaron el Woermann y la operación fallida en el Canódromo. Poco más. «Se ha debatido mucho sobre si retomar esta moda, pero es un tipo de arquitectura que conlleva complicaciones, aglutina a demasiada gente con necesidades, tiene costes exagerados», indica Gago, «y el crecimiento de la ciudad se ha resuelto con edificios de seis a ocho alturas». 

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  • 1955

La ‘Casa del Coño’

La ‘Casa del Coño’, frente a las Alcaravaneras fue el primer edificio de la ciudad en superar las 10 plantas.

  • 1965

Santander y Azor

Los 60 arrancaban con dos hitos con más de 15 plantas, el edificio del Santander en Bravo Murillo y el Azor, en Mesa y López.

  • 1969

Buenavista

El Buenavista fue la primera gran torre de Escaleritas, una nueva avenida que servía de eje principal en Ciudad Alta. Le siguieron el Solyvista (el más alto), el Atlántico, el Pegaso y las torres del Pino.

  • 1970

Torres Yaiza

Más conocidas como edificios de los taxistas, las torres Yaiza con 105 y 95 metros respectivamente son los edificios más altos de la ciudad. Sobrepasan ya los 50 años en pie.

  • 1971

Torre Las Palmas

Torre Las Palmas es la única gran torre que sobresale en el frente de, entonces, la recién estrenada Avenida Marítima. Diez años más tarde se le uniría el edificio Granca junto a la Fuente Luminosa.

  • 1973

Talavera

Con un marcado estilo brutalista, la torre Talavera, en Luis Benítez Inglott, Buenavista, cumple ahora 50 años en pie. Según datos del catastro, es la torre más reciente de la etapa del desarrollismo.

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