Un paseo a pedales fuera de la cárcel en Las Palmas de Gran Canaria

Internos de Las Palmas I son voluntarios del proyecto Sítycleta sin limites | Los reclusos llevan en bici a personas con movilidad reducida por la capital

Durante dos horas Javier Aguiar, Christian Báez y Santiago Tejera dejaron el centro penitenciario Las Palmas I para pedalear por Las Palmas de Gran Canaria mientras paseaban a Juan Carlos Valencia, una persona con movilidad reducida. El proyecto Sítycleta sin limites, creado por la concejalía de Movilidad y coordinado por la asociación Mejor en bici, propone varias rutas para pasear a personas mayores por la capital. Desde después del verano de 2021 los internos de Salto del Negro también se han convertido en voluntarios

Juan Carlos Valencia sufrió un ictus hace cinco meses y como consecuencia ha perdido la movilidad de un brazo y pierna y solo puede desplazarse en silla de ruedas. Su residencia habitual es ahora la Clínica El Pino, por lo que después de su problema de salud la probabilidad de ver el mundo exterior se ha reducido a casi ninguna. «Si no es por ustedes no salgo nunca», decía Valencia a los voluntarios del proyecto, que en los últimos tres meses lo han paseado para que pueda respirar aire fresco. 

Sus días se resumen a la rutina diaria en la que permanece en el centro de salud donde se somete a rehabilitación y lee para entretenerse. Durante estos días se ha enfrascado en los Episodios nacionales de Benito Pérez Galdós y, de esta forma, viaja sin moverse. Sin embargo, también hace falta cruzar la barrera de la ficción y convivir en la realidad más allá de la imaginación. Por lo que los paseos son una de los pocos momentos en los que puede estar en contacto con la naturaleza, el tránsito de los viandantes y coches y las conversaciones indistintas. Todo aquello que es rutina para la mayoría de personas, pero que se convierte en el momento más placentero para otros. 

«Venimos, pedaleamos, que nos viene bien también para hacer ejercicio, y ya está», resume Javier Aguiar, que lleva seis meses como voluntario. «Es una experiencia lucrativa, haciendo el bien común y viendo las caras que ponen los mayores cuando los llevamos porque cuando vuelven son completamente diferentes, muestran mucha más alegría», recalca.

La ruta, en esta ocasión, comenzó en el centro sociosanitario y se desplazaron a lo largo del paseo marítimo hasta Las Canteras, pasando por Guanarteme y la calle Luis Morote. Valencia es palmense de toda la vida, por lo que volver a reencontrarse con el lado más bonito de la ciudad es un esperado reencuentro. Aunque no pasan desapercibido los cambios y es que Valencia no había visto la peatonalización de Mesa y López y le sorprendió su nuevo aspecto. «He ido para Triana, por el casco viejo de Vegeta y esta es la segunda vez que voy a Las Canteras», recuerda Valencia. «Hacía tiempo que no salía y al ver las cosas nuevas que han hecho me gusta, a mí es que como la ciudad me gusta tanto me va bien», añade.

Los voluntarios son reclusos que su situación les permite salir para participar en este tipo de actividades. El técnico deportivo de Las Palmas I, Cándido González explica que la colaboración entre Sítycleta sin limites y la cárcel surgió en un barco. Desde el centro penitenciario también llevan a cabo proyectos de dinamización con vela latina para los reclusos y en una de estas actividades ambas asociaciones se pusieron en contacto. «Forma parte del día a día, ellos tienen ahora mismo una visión de lo que es la vida fuera que no se corresponde y sobre todo este proyecto de bicicletas les da mucha conciencia de lo que es la vida en sí y saber valorar a veces ciertas cosas», explica los valores que aporta este tipo de iniciativas a los reclusos.

«Es un lujo poder ayudar a estas personas», asegura uno de los voluntarios

Aguiar ya estaba envuelto en varios voluntariados, había formado parte de la cofradía, también formó parte de las carrozas de la víspera a la llegada de los Reyes Magos, por lo que desde que se enteró también se embarcó en el proyecto de Sítycleta sin limites. «Es para matar el tiempo libre que tiene uno desaprovechado, pues así lo aprovechas de alguna manera», explica.

«El deporte forma parte principal de cualquier terapia, de cualquier tratamiento, es lo que nos da muchas veces la satisfacción del día a día, no solo en la forma físicas, sino también la tranquilidad psíquica», detalla González los beneficios de la actividad para los presos en su proceso de reinserción a la sociedad.

Christian Báez es la primera vez que participa en el proyecto, que conoció gracias a sus compañeros. «Es satisfactorio, uno se siente mejor como persona ayudando a la gente que no puede caminar», indica el joven. «El deporte es muy importante para mí, físicamente uno se encuentra mejor, yo creo que todo el mundo debería poner su granito de arena en ayudar a lo demás porque hoy estamos así y mañana no sabemos lo que va a pasar», opina.

Y es que la iniciativa tiene éxito cada vez que salen a la calle. Aguiar asegura que la gente les pregunta mientras están en la ruta cómo apuntarse para convertirse en usuarios, y así vivir la experiencia de experimentar por unas horas la alegría que genera salir de la rutina. En su tercera salida, Santiago Tejera, explica que es «un lujo poder ayudar a estas personas»

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