Barrios

El Fondillo queda enredado entre cables

Los vecinos del barrio capitalino piden que la maraña de cables sea soterrada que afea el paisaje

Los camiones de la basura de grandes dimensiones no pueden pasar al chocar con ellos

Decenas de cables negros ‘adornan’ el barrio de El Fondillo como serpientes en una selva. Sin control y a sus anchas los cables se expanden por el barrio dejando una estampa poco agraciada, que molesta a los residentes. «Esto parece tercer mundista», lamenta Daniel Rivero el presidente de la reciente revitalizada Asociación de Vecinos de El Fondillo. En el barrio los cables de telefonía se han convertido en una maraña que cuelga por todas partes sin control, unos encima de otros y a una altura muy baja, de tal forma que el camión de la basura no ha podido acceder a la calle Calderina, una de las principales del barrio, por lo que un camión más pequeño tiene que efectuar la recogida de desperdicios. 

Es tal el enredo que existe por toda la zona que los vecinos están cansados de intentar buscar soluciones para un problema que lleva años sin resolverse, ya que pasear por el lugar es hacer una ruta por las decenas de cables por todas partes y por las cajas de telefonía que albergan aún más.

Los vecinos no saben a quién acudir para solucionar el problema, el Ayuntamiento les redirige a Telefónica y los vecinos se quejan de que la compañía móvil «nunca pasa por la zona», a pesar de que aseguran que ya han contactado con ellos. Por su parte, Telefónica asegura que no han sido notificados y que sus operarios se desplazarán para solucionar el problema y comprobar si todos los cables son suyos o también de otras compañías.

Una infraestructura olvidada

«Se han olvidado de la infraestructura que tienen», opina el presidente vecinal y señala hacia arriba explicando que en otras partes del distrito no tienen el mismo problema. Los vecinos piden que los cables sean soterrados para poder eliminar la fealdad de las fachadas y facilitar el acceso de los camiones altos. Para que el camión de la basura pudiera acceder sin chocar con los cables, el Ayuntamiento capitalino tuvo que enviar uno más pequeño para efectuar el servicio. 

Rivera explica que cuando comenzaron a cablear en todas las casas los operarios «eran muy cómodos» y evitaban soterrar. Por ello, en cada vivienda los cables salen por las fachadas y se encuentran en las calles. Sin embargo, Rivera puntualiza que incluso en la actualidad, cuando realizan una instalación plantean llevar los cables al exterior. «En mi casa los pusieron y me negué a que fuera en el exterior, fue todo soterrado», comenta Rivera. «Es lo que se debería hacer siempre, a no ser que no haya otra opción», indica. El presidente vecinal señala que hay postes de la luz que ocupan las carreteras, y otros que están inclinados y cediendo por el peso de tantos cables durante años sin ninguna actuación. 

Rivera señala la arqueta de telecomunicaciones que está justo debajo de los cables y comenta la ironía de que el lugar para soterrarlo esté justo debajo de la maraña.

«No entendemos cómo se puede llegar a este punto en el que es más fácil cortar que colocar, esto es imposible de ordenar», publicaron en la cuenta de la asociación de vecinos. Rivera indica que muchos de esos cables ya han quedado en desuso, pero que no han sido eliminados aún, y lo único que hacen es incrementar la maraña de la red. Por ello, los vecinos piden eliminar aquellos que no funcionan y soterrar el resto, ya que explican que hay infraestructuras para ello

La asociación está esperando que el Consistorio les convoque para tener una reunión con la nueva edil del Distrito, Saturnina Santana, para tratar los problemas que afectan el barrio, para así encontrar una solución a los problemas más acuciantes como la limpieza o las conexiones con otros puntos del barrio.

Una nueva carretera

En este sentido, Rivera enumera alguno de los principales problemas de la zona como la ausencia de asfalto de una calle que podría unir la parte baja del barrio con la alta. «Tengo el permiso de los dueños de la carretera para que la asfalten y son solo 300 metros», detalla. Lo que facilitaría la movilidad y evitaría atascos y problemas, ya que la carretera para llegar a la zona alta es estrecha y llena de curvas, por lo que en ocasiones se producen pequeños atascos al no poder transitar dos coches a la misma vez. Rivera envío la documentación al Ayuntamiento para solicitar las obras, pero explica que aún no ha obtenido respuesta. 

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