Entrevista | Massimo Bianco Heladero

"Paseando pensé que faltaba un puesto de helados naturales en Las Canteras"

El heladero es la cuarta generación de una familia italiana ligada a este imprescindible postre veraniego

Massiamo Bianco en su heladería Pliza 21 en Las Canteras.

Massiamo Bianco en su heladería Pliza 21 en Las Canteras. / José Pérez Curbelo

En el paseo de Las Canteras el dueño de la heladería Pliza 21 Massimo Bianco explica cómo dio forma al local que lleva nueve años refrescando los veranos de los paseantes. El italiano explica que es la cuarta generación de heladeros en su familia. Sus helados están hechos con productos naturales.

¿Cuándo inauguró la heladería?

Aquí llevamos ya nueve años en Las Canteras. Nosotros somos la cuarta generación de heladeros en Italia, mi madre procede de la zona del Trentino, que es una región de heladeros en el norte de Italia, cerca de Austria. Durante una época se dedicaban a la heladería, pero bueno, como en invierno bajaban las temperaturas se trabajaba solo la temporada de verano. Empezaban en marzo y terminaba en octubre y se volvían para casa. Es un tema de tradiciones culturales de heladeros.

Veo que tiene la foto de su padre en la pared...

Sí, es mi padre que estaba malito y falleció hace dos meses y como vino aquí, y claro, él vino aquí conmigo para estar acá y Las Canteras le dio vida. Todo el mundo lo conocía, y hace dos meses murió. Ellos me quisieron hacer el altar y me pidieron una foto y una gorra. Era uno más del grupo, así que se quedó aquí.

¿Y cuando vivió en Italia también regentó una heladería?

Sí, sí, mi familia la tenía. Yo al principio no, pero bueno, yo llevo aquí 27 años, al final, soy italiano, pero también más canario que el gofio. Allá toda mi familia todavía tiene heladerías en Milán, Florencia, en Trieste, cerca de Torino.

¿La profesión es diferente en su país natal?

La suerte que tienen ellos es que trabajan ocho meses y descansan cuatro. Nosotros aquí trabajamos todo el año no cerramos nunca, ni aquí ni en Cairasco. Estamos los 365 días al año abiertos por el tema de que aquí más o menos siempre hay turismo. El turista que viene no tiene la culpa si es el lunes, martes, miércoles o jueves, entonces hay días de descanso, pero bueno, tomamos la decisión de ampliar nuestro personal y no cerrar nunca.

"Llevamos 80 años haciendo helados de esta forma, con fruta fresca y azúcar, no hemos cambiado"

¿Y por qué decidió venir a Gran Canaria?

Por un tema de amor, me enamoré de una canaria, vine por ella y aquí estoy.

¿Y ya tenía la idea de montar la heladería?

Al principio, la primera vez que vine aquí me quedé en el hotel NH, ahí al fondo de La Puntilla, abrí la ventana por la mañana y yo, ¡uau! qué bonito todo esto. En aquella época todavía no había nada, entonces paseando siempre pensaba que aquí faltaba un puesto de helados como lo hacemos nosotros, naturales y con receta propia artesanal al cien por cien. Que es un poquito lo que nos diferencia en todos lados. Todavía utilizamos materia prima, nos tiramos de sobres o químicos, lo hacemos con bases naturales.

¿Solo utilizan productos naturales?

Sí, frutas naturales, agua y azúcar, siempre decimos que si las frutas son buenas poco más hace falta. Por el tema de las frutas, por ejemplo, hace años vino una embajadora una página vegana internacional y nos dieron cinco estrellas porque decían que no era normal encontrar en una heladería con tantos sabores veganos a diario.

¿Han incorporado nuevos helados veganos o ya los ofrecían?

Llevamos 80 años haciendo helados de fruta de esta forma, fruta fresca, azúcar, y no hemos cambiado, después de años. Seguimos haciéndolo de la misma forma porque diferente no sé hacerlo. La única diferencia es que pusimos el redondel verde para diferenciar lo que son veganos nada más. Y seguimos haciéndolo así y efectivamente vemos que cada año este público vegano crece entre un 15% y 20%. Un poquito por la moda, un poquito por decisiones, un poquito porque hay mucha gente también que o tiene alergias o son intolerantes, tanto lactosa, huevos o varias cosas. Entonces, esto es un producto que funciona mucho y cada vez más. Y aparte que no diferencia, porque aparte que son buenos, son frescos y se nota que son naturales. Todo el mundo dice que parece comerse la fruta directamente por el helado.

¿La receta es de su familia o típica de la región italiana en la que nació?

No, de la familia, de la familia. Además, somos muy celosos por el tema de la receta porque es lo que diferencia una heladería y la otra.

¿Nota la diferencia de ventas entre verano e invierno?

Sí, es verdad que con el clima que tenemos aquí y que hace más calor se nota un poquito más la venta. Afortunadamente, estamos en una isla que con 25 o 24 grados de temperatura media vendemos todo el año. También depende mucho de los clientes, tenemos clientes tanto canarios como extranjeros y claro depende mucho. Nosotros en la temporada de los cruceros vemos que hay una crecida de venta, por ejemplo.

¿Cuál es el sabor más vendido?

Siempre lo mismo, el chocolate, el turrón, la parte de crema, la vainilla, el pistacho, ahora mismo la también manga porque son productos que ahora son de temporada, y la gente sabe que aquí cuando empieza la fruta de temporada a venderse, ya nosotros vamos produciendo. De hecho, siempre digo que cuando la ves en los supermercados nosotros ya estamos empezando a producir los helados.

Se podría decir que de la huerta al helado...

Buscar las frutas ya es difícil porque estamos en una isla y algunas veces hay, otras no hay, a veces es cara. Entonces hay que ir a buscarlas en varios sitios, buscar melón en un sitio, la sandía en otro, el coco en otro lado. Por ejemplo, la manga es de un amigo mío en Mogán que tiene una finca ecológica.

¿Hay algunos que no han funcionado?

Estos son como jugadores de fútbol quien juega bien sigue en la vitrina, sino juega en el banquillo. Uno que hicimos que era de violeta, por ejemplo, porque un amigo mío decía que en Madrid estaba en todos los restaurantes, entonces me trajo la violeta y lo hice. La gente venía aquí y le gustaba, pero al final, no encaja como en Madrid. Aquí la gente es diferente hemos hecho alguna vez helado de cerveza para picar la curiosidad de la gente, nosotros al ser una receta nuestra, artesana, no tenemos límite, podemos hacerlo de cualquier cosa.

Hay que tener un poco de todo...

Nosotros ya tenemos 36 sabores todos los días, más algunos que tenemos reservado detrás estamos dando una rotación de casi 40 o 45 sabores diarios, tanto en esta como en la de Cairasco.

Los helados están frío, pero en el proceso para cocinarlos se pasa mucho calor, ¿no?

Nosotros trabajamos con frío, es decir, con neveras, congeladores, y todas estas máquinas para producir frío que al final calientan. Y aunque pongas el aire acondicionado, son muchas máquinas a la vez, en un espacio tan reducido, que al final del día, cuando son muchas personas trabajando, se nota. Cuando estás sentados aquí frente al mar no pasa nada, pero cuando estamos ahí atrás trabajando, intentamos ponernos bermudas para estar más fresquitos y más cómodos, que es la parte más importante.

¿Y usted se imaginaría un verano sin helado?

No, no, imposible. Desde que era chiquitito, había helado los veranos.

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