Cambio climático

La expansión urbanística que inunda Las Palmas de Gran Canaria

Un estudio explica la correlación entre la urbanización de la capital con las frecuentes inundaciones

Las condiciones climáticas extremas podrían agravar el problema

La expansión urbanística de Las Palmas de Gran Canaria ha provocado en gran medida que las inundaciones sean comunes y, sobre todo, tan destructivas. El rápido crecimiento de la ciudad a partir de los años 60 sin un planeamiento específico para la evacuación de las aguas pluviales provocó que diferentes barrios de la ciudad se convirtieran en focos para las inundaciones. Fue una expansión urbanística que no contó con las particularidades de las lluvias en Canarias, que suelen ser de carácter intenso aunque poco frecuentes. Por su parte, el cambio climático no hará más que acentuar los problemas, ya que las precipitaciones se volverán más intensas mientras que la ciudad todavía no tiene capacidad de respuesta para la problemática.

La investigación del geógrafo Pablo Máyer ‘Desarollo urbano e inundaciones en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria 1869-2000)’ clarifica cómo las inundaciones han respondido ante el crecimiento de la capital. El profesor de la ULPGC ha estudiado los percances meteorológicos desde 1869 hasta 2000. Máyer define el crecimiento de la ciudad como «carente de adecuadas medidas preventivas en lo que concierne a la evacuación de aguas pluviales o a la necesaria protección frente a los desprendimientos y arrastres de materiales sedimentarios».

El experto explica que las previsiones para el cambio climático determinan que las precipitaciones serán cada vez más reducidas, pero, a su vez, más intensas. En este panorama las lluvias provocarán más incidentes de inundaciones y percances relacionados. «En cualquier caso los fenómenos extremos de temperatura y precipitaciones serán cada vez más extremos, por lo que lo previsible es que la situación vaya a peor en ese sentido», asegura Máyer. «Aunque ahora estamos en un período de sequía desde hace bastantes años y las presas están medio vacías no se han producido tampoco grandes lluvias, a excepción de la tormenta Hermine que es verdad que produjo bastantes precipitaciones, aunque no fue como en otras ocasiones de forma torrencial y que genera muchos problemas. Pero es verdad que lo lógico es que cada vez más haya precipitaciones más concentradas en el tiempo», añade.

«El modelo de crecimiento urbanístico en general en Canarias se caracteriza precisamente por ocupar zonas muy próximas a los cauces, y al final los constreñimos a un canal, uno con sus fuentes y accesos que al final muchas veces durante los episodios de lluvia importante se desbordan», explica. Sin embargo, el problema no es exclusivo de la orografía donde se construye, las redes de evacuación de aguas fluviales también juegan un papel fundamental en el problema.

Muchas urbanizaciones antiguas no contaban con una red de evacuación de aguas pluviales, y aquellas que sí lo tenían no se libraban de las inundaciones. «Aunque fueron diseñadas para el agua residual y fluvial en lo que se llamaban redes unitarias de saneamiento quedaban rápidamente colapsadas cuando se incrementaron precisamente las edificabilidades en todas las zonas que construyeron en aquella época», refleja Máyer. «Esas redes unitarias de saneamiento a medida que van creciendo las ciudades y se van incorporando nuevas urbanizaciones al final quedan obsoletas», añade.

Sin embargo, las urbanizaciones modernas también tienen problemas de inundaciones en puntos concretos, ya que la ciudad crece con nuevas urbanizaciones y las áreas se impermeabilizan. Por ello a pesar de que se construyen con una red separativa, en algunos puntos la acumulación de los caudales por las vías de comunicación termina inundando algunos sectores.

Actuaciones por resolver

A pesar de los problemas que generan las intensas lluvias, se han hecho algunas actuaciones para mejorar el estado de la red. «En las últimas décadas, se han hecho obras nuevas para la modificación de determinados tramos de colectores que eran insuficientes para evacuar el agua especialmente en la ciudad baja, y de esa manera intentar evitar las inundaciones», comenta Máyer. Pero aun así queda mucho por hacer destaca el profesor.

Máyer detalla que las soluciones al problema son muchas, como la construcción de un tanque de tormentas, es decir, depósitos que se construyen en las ciudades para aliviar la red de evacuación de fluviales y residuales. Suelen estar colocados estratégicamente para evitar la saturación de las redes y que el agua vaya a ese tanque de tormenta para que después se revierta progresivamente en la red para su tratamiento, ya que sobre todo las primeras lluvias arrastran la suciedad de las calles y barrancos.

«También parques urbanos que funcionan como zonas de inundación en el sentido en que tú tienes un parque que sabes que las zonas próximas se inundan, pues lo que haces es derivar el agua a ese parque de manera que el parque se inundará, pero no va a afectar a ningún sector próximo y se revierte al alcantarillado y se recicla», comenta el geógrafo. «Y también hay soluciones que tienen que ver con favorecer la infiltración del agua en el sustrato urbano como puede ser una acera o una calle se modifica su construcción de tal manera que permite la infiltración del agua, y, por tanto, disminuye la escorrentía», añade.

Víctimas mortales

El período que más crecimiento experimentó la ciudad fue a partir de la segunda mitad de la década de los 60. La expansión se realizó en dos sentidos, el legal con la proliferación de numerosas urbanizaciones y polígonos en la periferia de la plataforma litoral, y por otra parte, una expansión marginal principalmente en los Riscos de aquellos nuevos trabajadores que se desplazaban a la capital para trabajar. En ambos espacios existen grandes dificultades originadas por la lluvia, pero son los vecinos de los Riscos lo que se lleven la peor parte. Siete de las ocho muertes que hubo durante la etapa entre 1950 y 1969 fueron por la caída de muros de contención sobre las viviendas, lo que demuestra las pésimas condiciones de vida.

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