La perra Nika afina su olfato para salvar vidas humanas

La cachorra de labrador se prepara para formar parte de la Unidad Canina de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria

Será la primera en formar parte de la Unidad de Rescate

José A. Neketan

José A. Neketan

Las ganas de juego de la perra Nika con su cuidador evidencian que aún es una cachorra. La cría de raza labrador de solo ocho meses ya ha demostrado que tiene una serie de habilidades que le permitirán formar parte de la Unidad Canina (Ucapol) de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria. Hará, junto a sus nueve compañeros que forman parte de la patrulla, labores de rastreo de sustancias estupefacientes, mayoritariamente. Pero el futuro de Nika en esta unidad va más allá. Se convertirá en la primera perra en formar parte de la Unidad de Rescate en estructuras colapsadas de la Policía Local.

Este tipo de perros es habitual verlos en rescates en zonas que han sufrido un terremoto, deslizamientos de tierras o en edificios que se han derrumbado, reforzando el trabajo de unidades de bomberos, militares o policiales. En las imágenes de televisión o redes sociales los hemos podido ver en acción en zonas como Turquía o Siria u otros países azotados por desastres naturales. 

José Miguel González, oficial responsable de guías caninos dentro del grupo de Intervención y Apoyo de Las Palmas de Gran Canaria y cuidador de Nika, señala que «hay que mirar el futuro» y explica que «estamos en unas Islas volcánicas y además de eso hay en Gran Canaria varias zonas donde existen casas cueva, como San José, la subida de San Antonio o el Risco de San Nicolás, en la capital grancanaria». 

Curso de capacitación

El adiestramiento de perros en la búsqueda y localización de personas en estructuras colapsadas e interior de edificios no es fácil y requiere tiempo de entrenamiento para el animal y también para su guía. Ambos tienen que formar una simbiosis y tener una relación de confianza mutua

Nika está actualmente en ese proceso. Recientemente se ha desplazado con su cuidador al municipio madrileño de Rivas, donde está la Escuela Nacional de Protección Civil, del Ministerio del Interior, para participar en el curso de capacitación para perros de salvamento y rescate. 

La cachorra de labrador ha comenzado su adiestramiento en la Escuela de Protección Civil de Madrid

González comenta que el curso consta de una semana, de lunes a sábado, con un periodo formativo de unas 60 horas lectivas, aproximadamente. En esa formación se abordan temas de etología canina, técnicas de aprendizaje, socialización de los animales y bienestar animal, además de ofrecer un enfoque al aprendizaje para perros de rescate y salvamento, «y se demostró que la perra tenía aptitudes para ello». 

El agente responsable de Nika subraya que aún es una cachorra, «y ahora viene un proceso que va con su madurez. Ella es como si fuera un bebé y vamos a ir aprovechando ese crecimiento natural que tiene hasta que llegue más o menos a adolescente, que será dentro de algo más de un año, y vamos trabajando la fase del adiestramiento en relación con esa especialidad». El siguiente paso, hasta regresar a la Escuela Nacional de Protección Civil, es poner en marcha todo lo aprendido en el curso. «Hay que levantar a la perra, motivarla, realizar ejercicios con la búsqueda de figurantes, que serán las víctimas en el futuro y en la vida real, haciendo que las detecte cuando están sepultadas en las estructuras, y además de eso aprender a socializar y a que se habitúe a distintos ambientes y escenarios». 

«Tienes que crear un fuerte vínculo con el animal y así entra en juego el lenguaje no verbal» explica su guía

Todo ello hará que la perra se acostumbre a subir por escombros y escaleras, a ver trabajar a otros animales en el entorno «para que no despiste de lo que tiene que hacer», explica José Miguel González, quien añade que el perro es «una herramienta de trabajo» con una sensibilidad olfativa 400 veces superior a la del ser humano, «lo que le permite detectar a una persona semisepultada y con vida».

El juego, fundamental

González asegura que la interacción es muy importante para la motivación del animal. La estimulación llega con el juego, la comida y otros aspectos que gratifican al perro a la hora de trabajar con él. «El solo hecho de una acaricia, nada más. Que tú trabajes con un perro y lo acaricies también lo motiva», apunta. El oficial destaca que una de las cualidades que tiene que tener el guía canino es que le gusten los perros. «Tienes que crear un fuerte vínculo con el animal, y así entra en juego el lenguaje no verbal entre ambos. Saber cuándo marca, cómo mueve el cuerpo y los movimientos de la cola. Todo ello es una forma de gesticular contigo». 

José Miguel González quiere volver a Escuela Nacional de Protección Civil para continuar con la formación de Nika. Él le ve madera de rescatadora de vidas. Ella un amigo con el que colaborar.

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