La limpieza a medias de El Fondillo: "Casi ni se nota lo que hicieron"

El Ayuntamiento capitalino poda una sola calle del barrio después de que los vecinos denunciaran la dejadez en redes sociales

La asociación del barrio pide rellenar las grietas para evitar la proliferación de rabo de gato

"Está todo así", señala Daniel Rivero al rabo de gato y las malas hierbas que crecen a sus anchas en los bordillos de las carreteras y aceras. Lo cierto es que no todo El Fondillo se encuentra en la misma situación. Hay una calle que destaca por su despejado camino sin malas hierbas, es un oasis de pulcritud en medio de la "sábana africana" en la que se ha convertido el barrio. En la calle Timagada el servicio de Limpieza del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria efectuó trabajos de poda, después de que la asociación Vecinal y Cultural del Fondillo denunciara por la red social X (antes Twitter) la situación de dejadez de la zona incluyendo un vídeo filmado en esta vía.

"Salí de casa y me encontré con un despliegue terrible con policías para señalizar y personal de limpieza con maquinaria y cuando regresé a casa vi que solo habían podado esta calle, casi ni se nota lo que hicieron", detalla el presidente de la asociación vecinal, Daniel Rivero. Desde el Consistorio capitalino apuntan que "van a continuar en la zona" con trabajos de mantenimiento durante "varios días".

Realmente los vecinos dieron a conocer este problema al Ayuntamiento en enero de este año, sin que hubiera medidas reales hasta el pasado miércoles en Timagada. La asociación informó por escrito sobre el "aparente abandono" del barrio. "En particular por la proliferación de rastrojos, hierbas y arbustos no deseados", expusieron. "Mi opinión es que debería ser un mantenimiento continuo, no ser yo quien lo reclame, tendría que ser obligatorio", lamenta Rivero.

El rabo de gato que prolifera en una de las aceras del barrio.

El rabo de gato que prolifera en una de las aceras del barrio. / José Pérez Curbelo

Una solución definitiva

La limpieza es necesaria, pero los vecinos piden una actuación integral y contundente ante la proliferación del rabo de gato. La asociación pidió una limpieza a fondo, extracción de hierbas no deseadas, limpieza de grietas y relleno con mortero, seguido de un revestimiento con asfalto. "Esta medida mejoraría la estética y ofrecería a una solución a largo plazo, reduciendo la necesidad de intervenciones frecuentes", apuntan.

Algunos vecinos ya han implantado medidas parecidas en las aceras de sus hogares para evitar que las semillas vuelvan a instalarse frente a sus puertas por el agrietado suelo. "Han echado hormigón y piche y no ha vuelto a salir", comenta Rivero. Por ello, estas zonas están libres de malas hierbas, pero aquellas aceras en las que no hay hogares la vegetación se abre paso. "En las zonas donde no vive nadie está claro que los vecinos no lo van a hacer", resalta el presidente vecinal. Desde la asociación entienden que esta medida es más cara que la eliminación puntual, pero opinan que a la larga sería más rentable. "Subrayamos la responsabilidad de la administración en mantener servicios básicos y confiamos en una mejora con planificación y atención constante", resaltaron en el escrito al gobierno municipal.

La basura en uno de los puntos del barrio de El Fondillo.

La basura en uno de los puntos del barrio de El Fondillo. / José Pérez Curbelo

Basuraleza

Rivero recalca que las máquinas de poda es un parche al problema que tienen, ya que terminan por expandir las semillas. Esta planta invasora ha colonizado prácticamente toda la isla de Gran Canaria y amenaza a las especies endémicas. Precisamente por su fácil propagación se recomienda no utilizar herramientas mecánicas como motodesbrozadoras o sopladores para su eliminación. Además, es preciso efectuar limpiezas regulares de los rebrotes.

Más allá del mantenimiento de las aceras, el barrio también lidia con basura que termina por convertir algunos paisajes en auténticas estampas de basuraleza. Una de las principales imágenes al entrar al barrio es un vertido ilegal de basura en la que hay de todo, desde tejas, baldosas, maderas hasta basura orgánica. Rivero ha tenido que colocar en varios descampados distribuidos por el barrio carteles que advierten: 'Esto no es un punto limpio', aunque sirven de poco para ahuyentar a los infractores. "No le echo la culpa al Ayuntamiento sino a la gente que es una irresponsable", asegura.

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