Los almacenes de lujo londinenses Selfridges han recuperado en tiempo de rebajas la sala del silencio, espacio insonorizado donde aislarse de la vorágine de las compras que la compañía ya usó hace un siglo. La sala acaba de inaugurarse para ofrecer "momentos de paz en un mundo que nos bombardea con información y estímulos", dicen los directivos. El espacio, tenuamente iluminado, tiene como único mobiliario un banco dispuesto alrededor de sus cuatro paredes que permite descansar, sin límite de tiempo.