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Entrevista | Hugh Schofield

"La luz fantástica de la Isla me ha devuelto las ganas de fotografiar"

"Cuando con 25 años empecé en la industria supongo que copiaba lo que veía y luego desarrollé mi visión", afirma el fotógrafo

El fotógrafo Hugh Schofield. TONY HERNÁNDEZ.

A un fotógrafo internacional como usted, ¿qué le mueve a abrir un estudio en Canarias y, más concretamente, en Gran Canaria?

Digamos que yo ya he finalizado mi carrera y tenía ganas de tranquilidad. No miré si en Canarias hay industria de fotos o no, aunque he visto que no hay mucha. El hecho de venir aquí fue también por montar una productora para que acuda gente de fuera a sacar catálogos o editoriales de moda. Yo propondría el servicio de producción, es decir, los permisos o el estudio si se necesita. Pero estando en la Isla con la luz fantástica que tiene me dan ganas de seguir fotografiando. El estudio en mi casa de El Palmar (próximo a Teror) lo he pensado para contar con luz natural y a partir de ahí sacar cosas increíbles. Me traeré todo el equipo de mi estudio de Suiza en septiembre. Últimamente he estado haciendo flores, porque fotografiar a gente es más complicado, hace falta estilismo o maquillaje y seleccionar a las personas. Lo haré en un futuro. Desde que dejé un poco de lado los trabajos de publicidad y editorial (a los que no te llaman si no estás al pie del cañón), y tuve que ocuparme de otros temas, sobre todo de rehabilitar mi casa terrera, he estado realizando trabajos personales que tengo que buscar dónde exhibir.

Su trabajo gira en torno a la industria del lujo, grandes fabricantes y ricos consumidores. ¿Por qué se salva ese sector de todas las crisis?

Porque en el lujo siempre hay dinero. La crisis no afecta a ese sector.

Además de dar imagen a los modelos comerciales que le pagan, parece interesado en desarrollar un estilo artístico de su trabajo?

Lo del estilo artístico se produce siempre y cuando me lo pueda permitir porque cuando tienes a un director de arte detrás o a un cliente que quiere algo has de apagar tu deseo y absorber la publicidad. Cuando cuento con más libertad sí que creo más. Forma parte de mi historial. Con 25 años fue cuando me empecé a meter en la industria. Supongo que copiaba lo que veía y poco a poco comencé a desarrollar mi propia visión. El reto es tener un producto, por ejemplo, ropa o lujo, y que, aunque haya una imagen asentada, exista libertad para ir más allá. Entonces el reto supone cómo ir más allá rápidamente y acortar caminos para alcanzar tu meta que está en tu cabeza. Entre eso y la imagen que se mueve ante ti aparecen dos mundos que hay que intentar alinear, juntar.

Dentro de las artes visuales que hoy mandan en el mundo, ¿cuál es su tendencia: expresionista, surrealista, o simplemente decorativa?

Supongo que expresionista, pero el expresionismo puede abarcar muchas cosas, así que no puedo confirmar una tendencia.

¿Cuáles son sus principales referentes?

Irving Penn, David Bailey, Guy Bourdin, Paolo Roversi o Michel Comte, entre muchos otros.

Cuando analiza un objeto que hay que vender a precios prohibitivos, ¿qué es lo primero que piensa?

No pienso en el precio prohibitivo sino en cómo ensalzar el objeto. Lo primero que miro es para qué propósito se ha producido. Puede ser una joya u otra cosa. Primero me siento, miro el objeto y le doy vueltas con la mano. Lo que me planteo es un punto de vista y después mirar la luz. Busco darle su hegemonía, pero siempre dejando un poco de espacio a la imaginación y permitiendo soñar.

Ropa femenina, joyas, cosméticos o fragancias, ¿tienen vida propia o tan solo la que usted les inventa?

Tienen vida propia porque los ha hecho alguien que les ha dado mucha vida. Lo más bonito cuando trabajas es hacerlo con el diseñador porque así se mantiene un diálogo con el creador que ha invertido su energía en construir algo. El fotógrafo ha de captar lo que quiso decir esta persona y sublimarlo.

¿Por qué les pone a sus fotografías títulos en latín, por placer culturalista, o por elevar la factura?

En algunas fotografías propias que creé me inspiré en la pintura del siglo XVIII en que salen muchas calaveras. Fue un ensayo titulado Vanidades para describir que la vida es vana, que no hay que amasar riquezas, por eso incluyo joyas, y que al final morimos todos. Por eso pongo calaveras y velas apagadas con el humo. Al hacer estas fotos quise incluir textos y qué mejor idioma que el latín para hablar de la vida y la muerte. Tengo otro trabajo de retratos a los que incluí el texto en inglés, un idioma más ligero.

¿Para qué grandes firmas suele trabajar?

Más bien solía trabajar porque en parte me he retirado, ya no estoy en el mercado. He trabajado para Jourdan o Dior entre muchos otros.

¿Ha hecho alguna vez reportajes del mundo real: sucesos, atentados, guerras, fiestas y tipos populares?

No, porque no soy bueno en eso. Siempre llego un cuarto de segundo tarde al sacar la foto. En lo único relacionado donde me he defendido han sido reportajes en Francia e Italia sobre lo mejor de estos países. Fui con una periodista australiana que escribió los textos y yo añadí las imágenes. Soy más bien un fotógrafo de estudio, de calle también si me lo puedo pensar antes. He hecho fotos de moda en la calle, pero para sacar el momento en el instante justo no soy bueno.

¿Con qué productos canarios le gustaría trabajar?

No me importaría sacarle una buena campaña al ron Arehucas y fotografiar a las mujeres canarias. Tiene que haber unas modelos fantásticas porque aunque no se de cuenta, la gente es guapa aquí, también los hombres. He hecho asimismo hoteles y bares. Podría fotografiar los del sur. Falta buena publicidad de los productos canarios.

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