"Les recomiendo a los amigos y amigas que han venido de Madrid guardar la cuarentena, es muy duro, porque no es fácil". Es el testimonio de Mónica, universitaria grancanaria de 20 años que lleva dos días recluída en su domicilio en la capital tras haber llegado de Madrid. Tomó la decisión ante la insistencia de sus padres al ver como el impacto del coronavirus en la capital hacía saltar todas las alarmas. Siguiendo las recomendaciones sanitarias, y sin síntoma alguno, optó por hacer lo que es normal en estos casos. La estudiante, a la que llamaremos Mónica, reside en un colegio mayor en Madrid, que practicamente quedó vacío desde que se suspendió la actividad académica.

Por delante catorce días que se antojan como una eternidad, pero que afronta con la serenidad que exige este tipo de situaciones. Los padres habilitaron su habitación para que estuviese lo más cómoda posible. "No mantengo contacto con ellos", señala, ya que se comunican vía móvil para cualquier cosa. "Por videoconferencia", apunta.

Su cuarto es su reino, y que no abandona ni para comer, ya que sus padres se encargan de dejarle la comida ante la puerta de la habitación.

Los días los pasa entre los estudios de manera virtual, contactos con amigos y amigas vía mail o Whatsapp, y de vez en cuando "salgo a la azotea a coger un poco de aire", afirma. Y logicamente, la televisión, entre películas y series, hacen que el día a día sea lo más llevadero posible.

En casa con dos hijos

Dácil es otra afectada por la cuarentena por razones bien distintas a las de Mónica. Lleva en casa hace dos días por decisión de la empresa en la que trabaja. "Un compañero estaba afectado [por el virus] y nos han mandado a casa", explicaba ayer. Ya se ha acostumbrado al teletrabajo en horario de mañana.

"Vivo con mi marido y mis dos hijos, de 5 y 7 años, hemos llamado a Sanidad para conocer cómo es el protocolo en estos casos y nos dijeron que si no teníamos síntomas no había que hacernos la prueba, y que si notábamos algo que llamásemos". Ella se ha instalado en uno de los dormitorios de la casa y "como tenemos dos baños uso uno, y de ahí no me muevo", apunta.

Su pareja continúa trabajando sin restricción de movimiento alguno, al menos hasta ayer viernes. Según relata, la familia "ha limpiado el resto de la casa, y yo estoy a los mío, con el trabajo, mis libros, la televisión".

De momento, y tal como recuerda, "no tengo síntomas y como el virus tarda en manifestarse he preferido hacer las cosas así, aunque no vea a los míos". En principio, mantendrá esta cuarentena domiciliaria hasta el día 26 de marzo, y "ya nos dirán si se prolonga".

El tiempo libre lo emplea entre la televisión y la lectura. Tampoco es fácil. "Las tardes se hacen largas, uno siempre quiere quedarse en casa, pero cuando te obligan no es lo mismo", sentencia. Los niños se extrañan de ver a su madre en el cuarto y que no puedan estar con ella. "No entienden cómo mamá está en casa y no puede estar con ellos, y por suerte tengo una persona que cuida a los niños y tienen el tiempo ocupados".