Los trabajadores de la enseñanza son el colectivo profesional que más satisfecho se ha sentido con su trabajo durante la crisis sanitaria del coronavirus, sin embargo, admiten encontrarse más estresados y quemados laboralmente que los sanitarios o los trabajadores sociales. Esta es una de las conclusiones del Estudio comparado sobre la satisfacción y la fatiga por compasión en distintos colectivos profesionales durante el Covid-19, realizado por el catedrático de Escuela Universitaria José Antonio Younis, profesor del Departamento de Psicología, Sociología y Trabajo Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, y que se enmarca dentro de una amplia investigación en marcha titulada Psicología social del coronavirus.

El doctor José Antonio Younis analiza en esta ocasión los niveles de fatiga física y emocional que han experimentado durante la pandemia las personas cuyo rol profesional es cuidar o tratar habitualmente con personas en proceso de cambio y crecimiento, personas enfermas o en situación de necesidad. Los datos son el resultado de una encuesta online realizada a 500 trabajadores, tanto de Canarias (267) como del territorio peninsular (233).

"Se trata de profesiones que intervienen sobre distintos ámbitos de necesidades de las personas que viven dificultades por el impacto de sucesos vitales de distinta naturaleza", indicó el profesor de la ULPGC, en referencia a los profesionales de la medicina, el trabajo social, la enfermería y la educación -especialmente primaria y secundaria-. "Son colectivos que están teniendo un papel relevante en la gestión médica, psicológica y social y educativa de esta pandemia del Covid-19".

Para valorar la fatiga y el estrés de estos profesionales, el investigador aplicó la escala sobre la calidad de vida profesional de Stamm, que mide tres aspecto: la satisfacción de la compasión; el queme o estrés en el trabajo (Burnout); y la fatiga por compasión. Los resultados indican que estas tres dimensiones se dan de forma desigual en cada uno de los colectivos estudiados y según diversas situaciones.

En lo que respecta a la satisfacción por compasión -"el placer de hacer bien tu trabajo, de ayudar a los demás, a contribuir el bienestar de los demás"-, en general, los profesionales que trabajan en contextos sanitarios están satisfechos de su trabajo, destacando un mayor nivel de satisfacción entre los canarios que entre los de La Península.

En esta dimensión, los educadores están más satisfechos con su labor -"les gusta su público"- que los sanitarios y los trabajadores sociales, que están menos satisfechos por sus condiciones, siendo los sanitarios los que están ligeramente menos satisfechos. Por género, las mujeres están más insatisfechas de su trabajo y se sienten más estresadas que los hombres. "Una vez más, es un reflejo de las exigencias hacia las mujeres en profesiones que tienen que conciliar familia y trabajo", apuntó el investigador.

En segundo lugar se analizó el denominado síndrome de Burnout o "quemado", que se asocia con sentimientos de desesperación y dificultades para afrontar el trabajo o para efectuarlo de forma efectiva.

Síndrome de Burnout

En general, el grado de "queme laboral" es bajo, aunque hay diferencias por rango de edad y por profesiones. En este sentido, Younis destaca que son los trabajadores más jóvenes "los que se queman más rápidamente" que los de mayor edad, los cuales aguantan más el impacto del estrés o queme laboral.

"Curiosamente, y como si de una paradoja se tratara, los educadores se sienten tan quemados como los sanitarios, incluso más. Si antes vimos que son los más satisfechos por la labor que realizan, sin embargo se sienten más estresados y quemados que los otros colectivos". Una situación que puede deberse, según el profesor Younis, al cambio repentino de los métodos de enseñanza y a que "los recursos disponibles en ese momento no estaban tan a mano, igual que la formación para manejarlos, que cogió a todos desprevenidos, teniendo que sacar fuerzas de flaqueza y hacer de psicólogos con sus alumnos y con los padres y madres".

Por último, analizó la fatiga por compasión, un parámetro relacionado con la exposición a los traumas vividos o sufridos por otras personas. Los resultados indican que todos los colectivos se sienten interpelados y desbordados por el sufrimiento de los demás, y llegan a la fatiga emocional por esta sobreexposición al dolor ajeno.

Si bien las puntuaciones son altas en todos los profesionales encuestados -"lo que significa que lo pasan mal por los que están pasándolo mal"-, sin embargo comparativamente, unos colectivos están más fatigados que otros. Es el caso de los que trabajan en laboratorios y radiodiagnóstico, que son los trabajadores que declaran más fatiga por compasión en estas circunstancias de alarma sanitaria, "tal vez por el peligro de contaminación infecciosa o por la vivencia continua de casos de enfermos que diagnostican antes que los médicos".

José Antonio Younis concluye que los educadores y los sanitarios, por este orden, andan a la zaga, muy cercanos en valoración de fatiga, aunque insiste en que "todos los colectivos tienen un alto grado de fatiga por compasión".