Denuncia
El belén calcinado de la Sierra de la Culebra
El municipio representa el nacimiento de Jesús en la “pobre realidad” vivida meses después de los incendios de Zamora
I. B.
Las ramas calcinadas del incendio de La Culebra ahora forman parte del belén de Boya, una de las localidades más afectadas por las llamas del primer incendio y que desde entonces mira a su monte que aún permanece devastado.
Un belén que como han contado sus creadores, una familia del municipio: “Quiere expresar tanto el dolor como la esperanza de tantos pueblos que sufrimos los incendios, olvidados por los poderosos. Cada familia está presente aquí. Sobre todo, las familias de quienes entregaron su vida por salvar nuestras casas, por salvarnos a todos”, han transmitido en este homenaje a los cuatro fallecidos durante los incendios forestales.
La pieza arrastra consigo toda la simbología de las llamas, y por ello, las figuras del nacimiento tradicional se han reducido a tres, que son los protagonistas del acontecimiento de hace veinte siglos: el Niño Jesús, María y José. El misterio se ubica en una oquedad de la Sierra de la Culebra, ennegrecida por los incendios.
Para lograrlo, los artífices del belén han machacado hasta hacer polvo las cepas quemadas del monte bajo de los alrededores de Boya. Y lo mismo sucede con la vegetación, que son fundamentalmente pinos, escobas y brezos calcinados.
Pero muchas figuras han quedado reservadas para otras ocasiones: “Este año no ha habido lugar para el buey y la mula. Tampoco para los magos de Oriente y los pastores. Hemos querido representar el Nacimiento de Jesús en nuestra pobre realidad. Él quiso nacer hace más de dos mil años en un lugar olvidado y oprimido. Por eso nos sentimos tan identificados. La Zamora rural de hoy y la Judea de entonces no son muy lejanas”, explican.
En cambio, otros animales sí han tenido presencia en el belén de Boya, como las ovejas, que representan a los pastores que acudieron a adorar al Niño Jesús y también homenajean a los ganaderos zamoranos que lucharon por salvar a sus animales, incluso a costa de perder la vida. El belén también recuerda a la fauna, la gran afectada por los incendios estivales: un lobo, un jabalí y varios ciervos.
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