Nereida Rangel: «Las microalgas ‘Trichodesmium’ tienen capacidad para combatir plagas en la agricultura»

La botánica marina Nereida Rangel, licenciada en biología por la ULL, lleva más de una década estudiando el mundo de las microalgas

En esta entrevista analiza y desgrana parte de los entresijos de estos organismos y los usos que pueden llegar a tener

La botánica marina Nereida Rancel en la playa de Las Teresitas.

La botánica marina Nereida Rancel en la playa de Las Teresitas. / Carsten W. Lauritsen

Nereida Rancel Rodríguez es licenciada en Biología por la Universidad de La Laguna (ULL). Cuenta con una tesis sobre la biodiversidad de cianobacterias en la laurisilva canaria. Tras la ‘crisis de las microalgas’ de 2017 ha estudiado los usos que estas podían tener para combatir plagas en la agricultura, aunque afirma que queda mucho por estudiar dentro de la amplia biodiversidad que compone este organismo.

¿Cuánto tiempo lleva estudiando el mundo de las cianobacterias?

En 2010 empecé a trabajar en el Banco Español de Algas (BEA) con Guillermo García Reina, a partir de ahí conocí a mi director de tesis. El doctorado lo hice en la Universidad de Colonia y me especialicé en el estudio de cianobacterias, cómo trabajar con ellas, identificarlas, cómo muestrearlas.

En las últimas semanas han llegado los mayores arribazones al Archipiélago desde la crisis de 2017 y aún así buena parte de la población canaria sigue preguntándose, ¿qué son las microalgas? 

Para mí que soy botánica son algas, pero un biólogo dirá que son bacterias. Antiguamente se las denominaba algas verde azules, porque tienen capacidad fotosintética, por eso la botánica las estudia. El tamaño siempre va a ser diminuto. La importancia que tienen es que son uno de los primeros colonizadores del plantea Tierra que llegaron a hacer la fotosíntesis. Las cianobacterias primitivas son las que ayudaron a hacer la atmósfera oxigénica. Con todo, consideramos microalgas a esas algas con las que necesitamos microscopios, hablamos de milímetros. Luego están las mesoalgas, con un tamaño intermedio que pueden llegar a centímetros. Y ya las macroalgas que son las que conoce todo el mundo.

Llevan entonces entre nosotros desde el inicio de la vida. 

Como concepto de cianobacteria sí. Muy primitivas, claro, esas son los ancestros de las actuales. 

¿Y las microalgas del género Trichodesmium? Esas que han llegado a las costas de las Islas en forma de blooms o arribazones en los últimos años.

Es una cianobacteria que en Canarias ya fue citada hace tiempo. Vive en nuestras aguas de manera común. Lo que pasa es que solo las vemos cuando se dan las condiciones que ella necesita para reproducirse rápido y favorecer su crecimiento y poder formar las manchas tan extensas que pueden llegar a formar.

Las primitivas cianobacterias fueron el primer organismo en colonizar la Tierra y hacer la fotosíntesis»

¿Por qué es ahora cuando las estamos viendo? 

Por lo que he investigado no podría citar ningún bloom anterior al de 2004. Luego ya vinieron en 2011, 2014, 2017. Pero no solo tenemos estas en aguas marinas. También están en el agua dulce, en las hojas de los árboles; en las paredes de los edificios antiguos, si rezuman un poquito de agua siempre tienen un mancha verde oscura. Por eso también se les llamaba las algas verde azules por ese color que las caracteriza, pigmentos que las hacen muy especiales. También tienen su parte roja, que es la ficoeritrina, que es lo que a veces vemos en el agua, puesto que usan los pigmentos como cualquier planta, para realizar su ciclo de vida; en un momento dado lo liberan al mar y se quedan con ese colorcito más amarronado.

Aún así surgieron dudas especialmente durante la ‘crisis de las microalgas’ de 2017. Entre otras, su posible toxicidad.

Este problema lo tienen también en Florida, en la costa opuesta del Atlántico. La Unesco no las considera tóxicas, si no nocivas. Puesto que en esos casos hay tantas que aquellas personas que tengan problemas en la piel pueden tener algún tipo de picazón y dermatitis. Hay otras microalgas que tenemos en Canarias, del grupo Lyngbya por ejemplo, que esas sí que son tóxicas.

¿La población puede estar expuesta a esta también?

No, tampoco quiero crear alarma. Tuvimos un bloom de Lyngbya en Lanzarote y Fuerteventura en 2015; sonó poco, pero se pudo ver la toxicidad. Los microrganismos, para estudiarlos requieres de técnicas visuales precisas y de genética. De hecho, es asombroso la de especies nuevas que puede haber. En mi tesis, de las 110 cianobacterias de la laurisilva que aislé e hice cultivo, 89 eran todas nuevas para la ciencia.

Entrevista a la botánica marina Nereida Rancel.

Entrevista a la botánica marina Nereida Rancel. / Carsten W. Lauritsen

¿Canarias es también en este sentido un punto caliente de biodiversidad? ¿Las Islas son un referente internacional?

Lo son. Aquí vienen científicos alemanes o americanos y salen con nuevas especies para la ciencia descubiertas. Soy la primera sorprendida. Merece la pena investigarlas. Es un campo muy amplio y el BEA hace un trabajo muy bonito en este sentido porque tienen ya los cultivos, con ellos colaboramos mucho.

¿Qué condiciones se tienen que dar para su desarrollo?

En el caso de Trichodesmium, los bloom de este tipo en Canarias se dan este tipo de procesos asociados a las altas temperaturas en el mar y en el aire, a la llegada de los vientos del Sáhara y a los mares en calma. Todos estos factores se han dado estos días. Si te das cuenta, cuando se metieron las mareas vivas las manchas desaparecieron del sur de Tenerife. Esto es en este caso concreto, cada una tiene condiciones diferentes.

¿Se les ha encontrado alguna utilidad?

Tienen un gran potencial. Con esa biomasa han hecho estudios y se están utilizando en todo. En medicamentos, en estética, en nutrición, incluso en construcción, biofuel o en la agricultura. Ahí es donde entra la investigación que estamos haciendo.

Hay microalgas incluso en los edificios antiguos que rezuman gotas de agua por las paredes»

¿Y con Trichodesmium?

En 2017, en el grupo con Marta Sansón, a raíz de los grandes blooms que se produjeron, era tanta la biomasa disponible que una fue al norte y la otra al sur. Aquello era un cultivo genial. La tratamos para que mantuviera todas las condiciones, empezamos a hacer extractos en colaboración con el CSIC, con Mercedes Cueto, y con el equipo de Fitopatología de Cristina Jiménez. En los experimentos que hicimos de germinación nada nos dio tóxico. Lo más interesante que salió de esos extractos fue probar su actividad antifúngica y antibacteriana. El resultado más interesante salió en el primer caso. Los hongos que se estudiaron son de gran interés en Canarias, de plagas que tenemos en la uva o el tomate, como Botrytis o Fusarium.

¿Esto en qué se traduce?

Vimos que tenía una alta actividad antifúngica y ayudaba a combatir las plagas, en experimento de laboratorio. No lo hemos llevado a gran escala. Estamos en ello, seguimos con esa idea de conseguir financiación para terminar el estudio. Estamos contentos por el interés que tiene para mejorar la agricultura en Canarias.

Falta llevar el experimento a gran escala, la idea es lograr financiación para probarlo en cultivos reales»

De algo que no era agradable para la población, por su color, olor y aspecto, ustedes hicieron una oportunidad.

Era un poco aprovechar la situación. Comprobamos que no era tóxica con semillas, vimos que germinaban y no generaban ninguna mutación. Tengo cianobacterias de otros géneros que favorecen el enraizamiento, por ejemplo. Aquí en las Islas queda mucho camino por sacar adelante.

¿Podría aprovecharse la mayor periodicidad de este fenómeno para darle uso?

Si se trata bien la biomasa de esos blooms tiene potencial. Somos muy positivos con los hallazgos encontrados. Cualquier persona que cultive tomates, vid o plátano en Canarias sabe de estos hongos. Y lo que se espera es que la veamos más. Trichodesmium se está viendo afectado por el calentamiento global. Antiguamente la veíamos más espaciada y ahora cada vez que hay un fenómeno de El Niño sabemos que hay un verano cálido y habrá predisposición a haberla, aunque no tendrá por qué.

¿Qué podría significar que vayan a más estos blooms?

Hay lugares como las costas de Florida donde una vez el bloom desaparece las aguas quedan tan nutridas por la biomasa pudriéndose que aparece otro de dinoflagelados; esos sí pueden llegar a ser tóxicos. Habrá que ver qué dice la Unesco sobre este género. De momento en Canarias no hemos tenido este proceso. La temperatura todavía no es óptima, sigue en población contenida. Pero si esto sigue así, igual tendremos este tipo de fenómenos.

Que el mar cada vez esté más caliente hará que cada vez veamos más blooms y habrá que familiarizarse»

Justo las Islas están en récord de temperatura en el mar.

Precisamente, eso hará que cada vez veamos más estos blooms y tendremos que familiarizarnos. Está y nos fastidiará el baño, pero como el mar de fondo, el calor o la calima. No más allá de eso.

¿Habría beneficios para la salud de los seres humanos?

La espirulina. Es una cianobacteria que en los años 60 la OMS nombró alimento mundial para la salud. Con una cucharada tienes tantas proteínas como en un chuletón o tantas vitaminas como en otro tipo de nutrientes. A raíz de ahí hay ONGs que han ido a enseñar cómo cultivar espirulina a bajo costo en países en desarrollo. Nosotros la tenemos en el supermercado incluso.

Pero, ¿y en el caso del género Trichodesmium?

No lo hemos probado, pero no es de los géneros más ricos. Es más difícil de cultivar que la espirulina, que es de agua dulce.

Muchos relacionaron los vertidos de aguas con las microalgas. Algo desmentido.

Esas aguas se vierten al mar todo el rato, si fuera tan importante ese enriquecimiento de los vertidos, si hubiera una relación directa, viviríamos entre Trichodesmium todo el año. 

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