Microalgas | Beatriz Fernández Oceanógrafa

Beatriz Fernández: «Tendremos que convivir con las microalgas, el agua cada vez está más caliente»

La oceanógrafa Beatriz Fernández destaca que las cianobacterias no suponen un riesgo para la salud de las personas y que debemos "familiarizarnos" con estas

Beatriz Fernández Gómez, investigadora Oceanografía Biológica en el Instituto de Oceanografía y Cambio Global (ULPGC)

LP/DLP

Beatriz Fernández, doctora en oceanografía, forma parte del grupo de Oceanografía Biológica del Instituto de Oceanografía y Cambio Global de laULPGC. El equipo al que pertenece lleva diez años estudiando las cianobacterias, fenómeno que esta semana ha irrumpido en la playa de Las Canteras y, posteriormente en otros puntos del Archipiélago. En esta entrevista analiza algunas de las dudas que se han abierto sobre estas. 

A comienzos de semana empezó un episodio de cianobacterias [microalgas] en la playa de Las Canteras y después han aparecido también en la costa de Granadilla de Abona y Arico, en Tenerife.

Por todas las Islas, me han reportado también de La Gomera y en El Hierro seguramente también habrá.

Existen numerosas dudas sobre este fenómeno. Incluso, hay quien lo confunde o asocia con los vertidos de aguas residuales. ¿Qué son realmente las microalgas o cianobacterias?

No dejan de ser bacterias que hacen la fotosíntesis. No son perjudiciales para nada para el ser humano. Esto a diferencia del E. colli, que es una bacteria que está en el agua y que si la tragamos nos enfermamos, porque se trata de una enterobacteria que sí es perjudicial para nosotros. Las cianobacterias en nuestro organismo no tienen ningún tipo de efecto. Ecológicamente son muy importantes, hacen la fotosíntesis como hace cualquier planta. Las microalgas que estamos viendo, que es un término que los científicos no utilizamos, son en su mayoría del género Trichodesmium, estas tienden a juntarse en colonias que forman las manchas que podemos ver sobre el mar. Pero en realidad son organismos que, por separados, como mínimo tendrías que utilizar una lupa.

¿Por qué se recomienda entonces evitar el baño?

Estas bacterias están siempre en zonas de aguas tropicales y subtropicales, por lo que habitualmente están siempre en las Islas. Lo que ocurre es que son concentraciones tan pequeñas que no las apreciamos. Esta bacteria empieza a reproducirse de una forma acelerada a partir de los 23-24 grados y como ahora la temperatura del mar está por encima de lo normal hay condiciones que favorecen su crecimiento. Por eso ahora, que somos capaces de visualizarla, es cuando las autoridades se están preocupando. Eso sí, lo que se dice tóxicas, no se ha visto ningún estudio contundente que diga que lo son. Debemos tener precaución y no bañarnos cerca de este afloramiento. Es verdad que cuando están muriendo sí que liberan nutrientes, materia orgánica, pigmentos y toxinas en baja cantidad. Pero estos blooms no tienen nada que ver con lo que se ve en el Pacífico tropical.

¿Qué efectos pueden provocar en una persona?

En algunas personas que tengan cierta sensibilidad en la piel o propensión a tener alergias en la piel pueden causarles alguna roncha. Pero no tanto como para una hospitalización, como sí puede ocurrir con el E. colli. Con estas bacterias no hay evidencia que pueda pasar algo grave y menos con concentraciones bajas como las que estamos viendo. A crustáceos y organismos pequeños les podría afectar, pero a nosotros no. Al final las toxinas que liberan se diluyen mucho, tendrían que ser en cantidades masivas para ver efectos negativos. La recomendación sería evitar bañarse dentro de la mancha. Abogaría a la calma. Esta es una bacteria que está creciendo más porque la temperatura del mar está más elevada por el cambio climático y probablemente vamos a verlas más. Cuanto más empecemos a conocerlas y a quitar el miedo para nuestra salud, mejor. Basta con evitar las manchas e irse a zonas donde no haya; y si entras en contacto con ellas debemos echarnos agua dulce y lavarnos.

Beatriz Fernández, oceanógrafa.

Beatriz Fernández, oceanógrafa. / LP/DLP

Estamos a principios de agosto, el mar va a seguir calentándose. ¿Veremos más episodios de microalgas?

Se supone que los meses de septiembre y octubre es cuando el agua está más caliente en Canarias y es cuando el viento está más en calma. La tendencia apunta que en estos meses se juntan dos condiciones que favorecen el crecimiento de las cianobacterias. El óptimo para su desarrollo sería de 26 o 27 grados. Hay probabilidad de, igual no de ver concentraciones mayores, pero sí de seguir viéndolas. A partir de noviembre veremos, sin estos factores climáticos, cómo empiezan a romperse estas colonias. A no ser que cambie radicalmente el tiempo, hasta inicios de octubre podría haber.

¿Vienen para quedarse?

Si los años siguen así de cálidos, que ya no es algo de Canarias porque todo el océano superficial del Planeta se está calentando, tendremos que empezar a familiarizarnos. Porque es probable que los años venideros seguiremos viendo estas cianobacterias. Unos años más, otros menos, dependiendo de las condiciones y factores, pero seguirán ahí.

¿Por qué no se han manifestado desde la conocida como crisis de la microalgas de 2017?

Se han visto en este tiempo, pero no a este nivel. Lo que es poco probable es verlas en el norte, porque allí el viento azota más y la temperatura del mar suele estar algo más baja. En la zona de Puerto Rico a Mogán nosotros [el equipo de investigación] las vemos casi todos los veranos, también en el mar de las Calmas, en El Hierro. Además, las que llegan a la costa tampoco aparecen en la orilla, tienden a formarse a una o dos millas de la costa y luego se ven arrastradas por las corrientes. Normalmente están en todas las Islas y todo el año, pero no se han dado las condiciones para que podamos verlas en estos lugares.

¿Esto es consecuencia del cambio climático?

Según los modelos, vamos a tener que convivir con ellas porque el agua está cada vez más caliente. Es una tendencia, el agua superficial del océano se está calentando bastante y eso es fruto del cambio climático, algo que irá a más si no cambiamos nuestros patrones de emisiones a la atmósfera.

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