Entrevista | Sol Fortea Sevilla Directora del departamento de Psicología, Sociología y Trabajo Social de la ULPGC

Sol Fortea Sevilla: «Hay que investigar para lograr diferenciar el TEA masculino del femenino»

La doctora en Psicología Sol Fortea Sevilla participa en las jornadas ‘Trastorno del espectro autista nivel 1 –TEA–, aproximación al diagnóstico en el género femenino desde un enfoque holístico’

La doctora en Psicología Sol Fortea Sevilla, este viernes, en el Museo Elder.

La doctora en Psicología Sol Fortea Sevilla, este viernes, en el Museo Elder. / J. Pérez Curbelo

Según las estadísticas, más del 80% de las personas que tienen autismo son varones. ¿A qué se debe este importante sesgo de género?

En primer lugar, hay que tener en cuenta que todos los instrumentos de evaluación de los trastornos del espectro autista -TEA- están enfocados en las características propias de los varones. En realidad, se han diagnosticado más casos en hombres porque son más visibles. Y es que las mujeres tienden a desarrollar más estrategias de camuflaje desde la infancia, por lo que hay síntomas del autismo que están mucho más atenuados en ellas. Un ejemplo lo ponen las deficiencias en la comunicación social. Esto en las mujeres no está tan marcado, ya que son mucho más sociales que los hombres. Quizá tenga que ver la diferencia de género. Cuando los niños son pequeños, realizan más actividades psicomotoras a la hora de jugar, mientras que las niñas, históricamente, juegan más con muñecas. Esto es una diferencia de género que existe en la ontogénesis del ser humano y que influye a la hora de detectar el trastorno en la infancia. 

¿Ha aumentado la prevalencia del autismo?

La prevalencia es mayor ahora. Sin embargo, no creo que esto se deba a que haya más personas con autismo en el mundo, sino a que hemos afinado mucho más el diagnóstico. De hecho, en la actualidad, estamos detectando más casos en mujeres que antes. Por suerte, hemos ampliado el espectro y ya diagnosticamos a muchas personas que llevan una vida muy normalizada y funcional. Estos perfiles, hace unos años no eran diagnosticados. 

¿Qué rasgos son los que diferencian a las mujeres con TEA de los varones?

Básicamente, ellas son mucho más sociables y tienen menos problemas de comportamiento porque son menos inflexibles. Además, se adaptan mejor a las situaciones y practican más el masking –camuflaje– porque tienen más capacidad para imitar.    

«Las mujeres tienden a desarrollar más estrategias de camuflaje desde la infancia»

¿Cuáles son los principales obstáculos con los que deben lidiar a día de hoy estas mujeres?

Sabemos que estas técnicas de camuflaje que a menudo emplean las mujeres, a la larga generan mucha ansiedad. Por otro lado, hay que decir que sufren una doble discriminación en la sociedad, pues no solo influye el simple hecho de ser mujer, también el diagnóstico. Otro de los conflictos es que aquellas a las que se les detecta el TEA en la edad adulta suelen tener diagnósticos previos de trastornos de la conducta alimentaria, trastorno límite de la personalidad o de ansiedad social. Esto nos preocupa, ya que todos estos problemas son consecuencia del TEA, pero no constituyen el origen del conflicto. 

¿Qué acciones se deben llevar a cabo para favorecer la integración del colectivo?

Lo más importante es visibilizar actividades como las que estamos desarrollando en el marco de estas jornadas organizadas por Aspercan. Hay movimientos a nivel nacional e internacional de mujeres TEA que están ayudando a conseguir este objetivo, pero como profesionales necesitamos investigar muchísimo más sobre las características y la sintomatología propia femenina. A medida que vayamos obteniendo datos, podremos diseñar herramientas que tengan en cuenta el TEA en femenino. En este sentido, hay que decir que la difusión juega un papel fundamental en todos los ámbitos. Desde la ULPGC, tenemos que investigar para lograr diferenciar el TEA masculino del femenino e incorporar toda la sintomatología en los instrumentos de evaluación. Estos, en realidad son muy buenos, pero el problema es que están sesgados y muchas mujeres dan falsos negativos. 

«Hemos ampliado el espectro y estamos diagnosticando a personas que llevan una vida normalizada»

¿Qué aspectos destacaría de la charla que ha impartido?

Durante mi intervención, me he centrado en analizar el motivo por el cuál hemos llegado a una ratio que indica que hay una mujer con autismo por cada cuatro hombres, en abordar los procesos diagnósticos y en explicar por qué se produce el infradiagnóstico entre las mujeres, si bien aquí entran en juego dos teorías: el sesgo masculino y el camuflaje. La parte final, la he dedicado a hablar de las consecuencias que está teniendo todo esto en las mujeres con TEA y a hacer un repaso de las organizaciones que están trabajando para visibilizar el autismo en femenino.  

¿Qué balance realiza de la celebración de estas jornadas?

Este tipo de iniciativas son muy importantes porque llegan a la sociedad. La prevalencia del autismo es muy alta, ya que hay una persona por cada 100 y ninguna familia está libre de poder detectar un caso. Por tanto, es muy importante que el colectivo cuente con apoyos para que pueda desenvolverse como cualquier otro ciudadano de pleno derecho.

Suscríbete para seguir leyendo